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“La seguridad es variable de ajuste”
Los dos accidentes aéreos consecutivos abrieron un abanico de hipótesis sobre los hechos, además de la curiosa coincidencia de que ambos ocurrieron en pleno vuelo (el riesgo crítico es en el despegue y el aterrizaje). Una de esas hipótesis vincula las caídas de los aviones con la falta de controles en seguridad. Una de las empresas, West Caribbean, según aseguran medios venezolanos, pasa por serios apremios económicos y ya había sufrido la caída de otro avión hace unos meses. Si se trata de desperfectos técnicos, aseguran los expertos, lo más probable es que la empresa haya ahorrado allí donde no se puede ahorrar: en la seguridad.
En el caso del MD-82 venezolano, según la información de la torre de control de Maracaibo, se recibieron dos llamados del piloto, en los que informaba de problemas en un motor primero y en el otro después. “Si hubo problemas en los dos motores –confió a Página/12 un experto–, en el 99,9 por ciento de los casos tiene origen en el combustible. Puede que hayan usado combustible adulterado, sucio, que se hubiera congelado, lo que quiere decir que tenía agua, o que simplemente no hubieran puesto la cantidad necesaria. Sin entrar en qué pasó con el combustible, la supervisión correcta hubiera solucionado el problema. En Grecia, el problema fue de despresurización. ¿Qué pasó que nadie se dio cuenta? Una correcta supervisión hubiera detectado la falla antes del vuelo.”
En ambos casos, los expertos coinciden en que la falta de supervisión es uno de los resultados de las dificultades por las que pasan las empresas chicas para lograr competir con escaso personal capacitado y una flota pequeña, y poner el precio de sus pasajes en un nivel competitivo frente a otras empresas. “La variable de ajuste –explican–, siempre, es la seguridad.”
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