Vie 25.11.2005

SOCIEDAD • SUBNOTA

Hablan militantes de tres organizaciones sociales

Sistema violento
En Tucumán, más de 60 mujeres de la organización Crecer Juntos trabajan a diario como madres cuidadoras. Veinte de ellas abrieron sus casas para trabajar con 600 chicos del noroeste de la provincia, en una de las zonas más pobres. Para hacer frente a la violencia, “la receta –dice Leonor Cruz, su presidenta– es aprender a compartir lo que nos pasa, porque la construcción de una sociedad diferente pasa por estar juntas, confiar en el otro, sabiendo que lo que les pasa a otros es similar a lo que nos pasa”.
La receta “fue encontrarnos con la vecina, con nuestras madres, hermanas, la gente del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo (dentro de la cual se enmarca la organización), contando nuestras experiencias”. Los casos de violencia son de todo tipo: “El hombre que golpea a la mujer, la mujer que golpea a los hijos. Tenemos claro que es violento el sistema en que vivimos, es violenta la sociedad”, describe Leonor.
La violencia se da en todos los sectores sociales, “sólo que es más visible en un barrio pobre porque en las clases altas se tiene dinero para acudir a un psicólogo”. Lo importante, resalta Leonor, es “saber que somos importantes, que los lugares que ocupamos son importantes. Terminar con eso de que si no sos mamá no sos mujer, o que la mamá es la que lava, plancha, porque ésas también son formas de violencia”.
“También es violento lo que el Gobierno hace, porque desde hace más de un año no financia el alimento de 300 chicos que están en la organización. Eso es más violento que cualquier golpe, son cicatrices que no borra nadie.”

Contra el miedo
La Fundación Propuesta trabaja en el sur del Gran Buenos Aires desde 1989: brinda asesoramiento y patrocinio legal y atención psicológica. Desde allí se evidencia que los tipos de violencia hacia la mujer pueden ser física, psíquica, emocional y económica. “La primera es la más visible, las otras son menos visibles y están más naturalizadas”, recalcó Marisa Pignolo, secretaria de la ONG. “Cuando hay violencia física seguro hubo otras anteriormente”, agregó. Violencia económica, por ejemplo, es cuando el hombre dice “te dejo 10 pesos y arreglate, y uno le tiene que dar de comer a sus hijos y eso no alcanza. El que maneja el dinero maneja el poder”.
Hay dos enemigos importantes: el miedo y la desinformación. Por ejemplo, “la pareja le dice que le va a sacar los pibes, y al no saber piensan que puede ser así, al no saber no tienen poder”, señaló.
La violencia se da en todos los sectores sociales, económicos y culturales, y “es difícil obtener estadísticas porque hay millones de casos que no se denuncian”. Muchos de estos hombres violentos se caracterizan por “tener doble personalidad, muy violentos en el ámbito privado y muy divinos en el ámbito público”.
En la fundación, “lo primero que recomendamos a las mujeres que se acercan es que cuenten lo que les pasa, que no se aíslen, que hablen a las amigas, cuñadas, vecinos, que pidan ayuda, que no tengan miedo, que la ley las ampara, que se preserven físicamente, que si se tienen que encontrar con la pareja, lo hagan en un espacio público”.

Lucha campesina
Deolinda, del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase), prefiere no dar su apellido. Dice que la violencia contra la mujer es “parte de la violencia que está en el sistema, hacia el pueblo que está en un estado desesperante”. Y relata que en su movimiento “ha habido compañeras violentadas, que al conocer sus derechos han dado un giro, se han constituido en sujetos frente a aquellos a los que observaban como autoridad: el marido, el médico, el policía”.
Desde ayer, en Santiago del Estero, un grupo del Mocase realiza el Quinto Campamento Latinoamericano de Jóvenes Campesinos, que se extiende hasta el 30 y al que asisten jóvenes de organizaciones de toda América. Como tema prioritario, en el encuentro se efectuarán talleres de género y sexualidad para analizar las causas de la violencia y saber qué se hace al respecto, “cómo nos paramos como jóvenes frente a esto, cómo lo ve el otro, para no reproducir esas situaciones”, cuenta Deolinda. “Allí vamos a hacer una representación de acontecimientos referidos a este tema”, relata. “Y con los integrantes de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) lanzamos nuestra campaña continental contra la violencia”, agrega.
En el campo, las mujeres cumplen un rol fundamental en la conservación de las semillas, en la agricultura, y “a veces ese rol no es valorado como tal, pero despacito, calladamente, lo sostenemos”, afirma Deolinda.
El Mocase, conformado por más de 8 mil familias, está organizado por secretarías y la Comisión de Género “es transversal a todas ellas”, enfatizó la dirigente.

Nota madre

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