SOCIEDAD • SUBNOTA
› Por Emilio de Benito *
En línea recta, entre España y Vietnam hay unos 13.200 kilómetros. Mucha distancia para un virus diminuto que ha tenido que hacer infinidad de trasbordos para recorrerla. Las autopistas que ha utilizado son las mismas que siguen las aves acuáticas en sus migraciones. Del sureste asiático al norte de China y a Siberia; de ahí, a la zona del Mar Negro y al Cuerno de Africa. Luego, hasta la costa oeste del continente, y, otra vez al norte hasta llegar a Europa. El camino ha tenido desvíos. Este invierno empezaron a aparecer aves enfermas en Europa. En contra de lo esperado, llegaban desde el norte. Los expertos lo explicaron por las bajas temperaturas, que habrían empujado a los pájaros hacia el sur. Pero el virus también encontró atajos. Los estudios de los genes de las variantes que han llegado a Nigeria muestran que al menos ha habido tres oleadas. Se cree que al menos en un caso el H5N1 viajó a bordo de camiones frigoríficos con carne de ave congelada. El virus se destruye con el calor –por eso la gripe aparece en invierno–, pero aguanta muy bien las bajas temperaturas. Si muta, el virus estará preparado para usar medios de comunicación más rápidos: los mismos aviones que los enfermos.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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