A Roberto Di Feo, el encargado de Casa Sierra para acondicionar el cuerpo de MM, lo que más le llamó la atención fue que Guillermo Bártoli no le permitiera acondicionarlo. También la mancha de sangre que observó al levantar el cuerpo para colocarlo en el ataúd, que llegaba desde la nuca hasta la espalda. Su ayudante, Yolanda Carranza, vio la mancha pero en la almohada donde apoyaba la cabeza de MM. A ambos les resultó muy raro que no les permitieran preparar el cadáver en la planta baja y que estuvieran dispuestos a bajar el ataúd cargado por el balcón. Ambos destacaron que el rostro de MM había sido hipermaquillado por la familia.

Di Feo aseguró que Bártoli no se despegó del lugar pese a que él lo recomendaba para que los familiares no se impresionaran en el momento de colocar el cadáver en el ataúd. “Creí que me estaban vigilando para que no me robara las joyas de oro que tenía puestas la fallecida”, dijo, desmoronando la idea del robo. “Y ahí vino la gran sorpresa, me quedé asombrado. Retiro la almohada y me encuentro sangre coagulada de la mitad de la cabeza para abajo y hasta la espalda”, afirmó Di Feo. El testigo dijo que quiso ir a buscar unos guantes para tomar a la mujer de la cabeza, y Bártoli le preguntó en mal tono: “¿Vamos a perder mucho tiempo más?”. Entonces, según el testigo, tomó a la mujer con un toallón y cuando la colocó dentro del cajón notó “algo raro”. “El tema no me gustó, me llamó la atención el movimiento dentro de la cabeza, como si tuviera líquido. En 20 años de ambulanciero fue la primera vez que me pasó”, remarcó.

Por otro lado, María Inés Bermúdez, de la Red Solidaria de Pilar, dijo que MM tenía la frente cubierta con un peinado, y Patricia Reyes, de Missing Children, confirmó que le llamó la atención que en el velorio nadie pudiera decir cómo había muerto MM.