SOCIEDAD • SUBNOTA › INVESTIGAN SI TENIA UN MANTENIMIENTO ADECUADO
Trece tripulantes del rompehielos “Almirante Irízar” que declararon ayer en el Juzgado Federal de Rawson, aseguraron que no fue un error humano sino una falla mecánica lo que causó el incendio del buque. El juez también deberá investigar si al buque se le realizaron tareas de mantenimiento en tiempo y forma. La nave sigue fondeada en alta mar a la espera de ser remolcada, y recién anoche llegaron al lugar un destructor y dos corbetas de la Armada, con personal que abordó la nave para hacer el primer reconocimiento de los daños producidos. El comandante del rompehielos, Guillermo Tarapow, pudo al fin abandonar la nave para comer un plato caliente y darse un baño después de una odisea que para él duró 48 horas.
Los marinos –todos militares– declararon en el marco de la causa abierta en el juzgado a cargo de Ricardo Sastre, que investiga eventuales responsabilidades por el incendio que destruyó parcialmente el “Almirante Irízar” y obligó a su tripulación a evacuarse en alta mar, frente a las costas de Puerto Madryn, en Chubut. El fuego se inició en los generadores de electricidad, ubicados en la sala de máquinas del buque.
Según informaron voceros judiciales, de las declaraciones no se deduce que el fuego se haya originado por un error humano, sino que “fallaron las condiciones físicas para poder navegar”. Relataron también que al escucharse la alarma en el barco “se inició enseguida el plan de salvataje”.
Los trece tripulantes que declararon esta mañana en el juzgado fueron acompañados por el contraalmirante Guillermo Estévez, comandante del Area Naval Austral. Los declarantes fueron divididos en dos grupos: uno integrado por personal técnico del área en el que se inició el fuego y otro por personal de mantenimiento del barco.
Fuentes de la Armada en Puerto Madryn afirmaron que una de las causas que se barajan como hipótesis del comienzo del incendio es una sobrecarga en el sistema de tensión, que habría generado chispas que incendiaron material inflamable que había en la sala de máquinas.
El “Almirante Irízar”, que presta servicios de reabastecimiento a las bases argentinas en la Antártida y transporta expediciones científicas a esa zona desde 1978, sustenta gran parte del Programa Nacional Antártico. El barco está fondeado a más de 100 millas del Golfo Nuevo, a la altura de Puerto Madryn.
El capitán de fragata Tarapow, que permaneció en el lugar hasta tener la garantía de que la nave no se hundiría, fue rescatado por el destructor “Almirante Brown” cuando ya caía la noche.
En la Armada creen que el barco tiene la suficiente estabilidad como para ser remolcado, pero recién anoche un grupo de marinos pudo inspeccionar la estructura para saber si admite un remolque. El “Almirante Brown”, junto a las corbetas “Granville” y “Robinson”, llegaron a la zona en medio de condiciones meteorológicas adversas, con fuertes vientos y oleaje intenso, que hacían más difíciles las tareas.
Antonio Curtosi, científico de la Dirección Nacional del Antártico que viajaba en el “Irízar”, dijo al llegar a Puerto Madryn que el martes por la noche, cuando estaba por cenar, “comenzó a salir un poco de humo por el sistema de ventilación, que no parecía importante, pero que no se disipaba”. “El fuego, que empezó en la sala de máquinas, era aparentemente de un combustible que estaba en un sitio donde van a parar los desperdicios de los sistemas de motores”, añadió. Curtosi afirmó que “se trató de combatir el fuego, pero no pudieron reducirlo” y, ante esta situación, “se procedió a la evacuación de la embarcación en balsas”.
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