–Hasta que los fiscales denunciaron lo que pasaba en Flores, ¿a usted qué le informaban las fuerzas sobre lo que pasaba con las bandas de narcos allí?

–Nada, a mí nadie me contaba nada. Yo nunca pregunté para que me contaran nada. Pero le aclaro que Asuntos Internos, que tiene un enorme prestigio, actuó muy bien en este tema. Yo no tengo duda de que hay corrupción en las fuerzas. En ésta, en las otras fuerzas, y en las fuerzas del mundo hay corrupción. Unas más, otras menos. Algunas nimias, otras más importantes. Yo no tengo dudas de que las debe haber. También reconozco que la enorme mayoría de la gente de la fuerza no es corrupta. Lo que digo es: “Te cazo, y te va a ir muy mal. Muy mal de verdad te va a ir. Te voy a aplicar todo lo que tenga y un poco más”. Entonces, no me desvela el hecho de perseguir a la fuerza, me desvela tener la alternativa de un comité científico, de fiscales que tengan vocación. Por la denuncia de Cuñarro, el doctor Ballestero allanó la villa, hay personas procesadas. Quiero que jueces de esa altura actúen. Y si hay funcionarios involucrados, pasarlos por la trituradora. Esos tienen que pagar. El Estado no les da graciosamente un uniforme y un arma y la responsabilidad de conducir una fuerza para que se lo tomen a la joda. No puede ser. Hay que armarse de paciencia, preparar el andamiaje y, si lo hubiera, sancionar con toda la fuerza que se pueda.

–Una de las críticas que hizo ante el Consejo de Seguridad fue que había grandes desconfianzas entre jueces, fuerzas de seguridad, casi todos los actores de la escena represiva del Estado. ¿Por qué se desconfían?

–Por malas acciones, o malos procedimientos, o tratando de aplicar las políticas equivocadas. El magistrado es un humano que cuando ve acciones de estas características que no llegan al punto esperado se embronca porque ve malogrado un trabajo de mucho tiempo. Y lo manifiesta. Lo que tengo que hacer es adiestrar correctamente a la fuerza para que eso no suceda más.

–Usted reconoce que hay nichos de corrupción. ¿Cuál le preocupa más?

–Primero, con el Ministerio de Salud haremos un acuerdo para que cuando haya que destruir una sustancia nosotros tengamos la garantía de que la que se quema es de la misma calidad que la que se secuestró. Si hoy le digo que agarré cien kilos de cocaína no digo absolutamente nada porque si está cortada al diez por ciento es basura. Si está pura es otra cosa. En cuanto a valor, a procedencia. La idea es hacer un relevamiento para saber exactamente qué se está secuestrando y qué se está destruyendo. Y cuando hablamos de nicho de corrupción, acá se elimina uno muy importante cuando logremos la garantía de que cuando se está destruyendo cocaína, se destruya la droga de la misma calidad que la que fue secuestrada en su momento. Si conseguimos esto, haremos que ese nicho de corrupción desaparezca.

–Ese es uno. ¿Cuáles son los otros que preocupan?

–Miles puede haber.