“Lo más importante de la obesidad es la prevención porque es una enfermedad crónica. Hay que comer variado e incorporar frutas y verduras a la dieta. Cómo mínimo los chicos en edad escolar tienen que comer tres porciones de verduras y una o dos frutas por día”, señaló Mabel Ferraro, jefa del Servicio de Nutrición y Diabetes del Hospital pediátrico Pedro de Elizalde. Para Ferraro, un factor fundamental para mejorar los hábitos alimentarios infantiles es que en las escuelas haya “kioscos saludables”, pero “lamentablemente –destacó– hoy es más barato un alfajor que una banana”.

–¿Qué es una mala alimentación?

–Es un conjunto de elementos. Por ejemplo, saltear comidas. Lo ideal es que los chicos desayunen, almuercen, merienden y cenen, que no picoteen entre horas. Esto también es aconsejable en los adultos. Es muy importante, además, la calidad de los nutrientes. Los lácteos son indispensables en los chicos porque se están formando sus huesos y aportan calcio; carnes se deben comer por lo menos una vez por día, por el aporte de hierro necesario para evitar la anemia; verduras y frutas tienen que recibirse entre 3 y 5 veces por día.

–¿Cómo ha cambiado la dieta infantil en los últimos años?

–Hay un aumento notable de lo que llamamos comida “chatarra” como hamburguesas envasadas y salchichas, y amasados de pastelería. Tiene que ver con los costos: lamentablemente hoy es más barato un alfajor que una banana. Las verduras y frutas deberían estar más disponibles desde el punto de vista económico y también del alcance: sería fundamental que hubiera en las escuelas kioscos saludables.

–¿Qué relación hay entre la lactancia materna y la obesidad?

–Cuando el niño toma la teta regula mejor su ingesta, su saciedad y esto lo ayudará a regular mejor su apetito a futuro. No es lo mismo cuando la mamá prepara una mamadera con una determinada cantidad de leche y espera que el bebe la termine. Hay diversos estudios que sostienen que si el chico crece demasiado rápido en el primer año de vida y hasta los 8 años, tiene más propensión a desarrollar obesidad. La lactancia materna lo protege no sólo de la obesidad y el sobrepeso, es un aporte de nutrientes excelente, que inmuniza al bebé y lo previene del contagio de enfermedades. Se recomienda la lactancia exclusiva hasta el sexto mes del bebé, y la Organización Mundial de la Salud la está sugiriendo hasta los dos años, combinada con otros alimentos, en poblaciones con condiciones económicas adversas.

–¿Hay edades críticas en relación con el sobrepeso?

–Sí, un adolescente gordito es muy probable que sea obeso. Lo más importante de la obesidad es la prevención porque es una enfermedad crónica. Es muy costoso volver a bajar de peso. Lo más saludable es comer variado e incorporar frutas y verduras a la dieta.

–¿Aumentaron las consultas en el hospital por obesidad infantil?

–Sí, vemos que se ha convertido en un motivo de consulta más frecuente. Todos estamos más gordos, tanto la población infantil como los adultos. Uno de los factores que ha influido es el sedentarismo. En los últimos 15 años empezamos a ver casos de diabetes tipo 2 en adolescentes, que es la diabetes del “gordito” y antes se veía exclusivamente en adultos.

–¿Cuál es la frecuencia de actividad física que recomienda que hagan los chicos en edad escolar?

–En principio, que hagan la actividad física habitual: ir caminando a la escuela, usar la bicicleta, jugar. Es importante que elijan actividades que los motiven y las hagan dos o tres veces por semana. No son recomendables los deportes de competición cuando son muy chicos. Es aconsejable que miren menos de dos horas de televisión por día.

–¿Y la computadora?

–La TV tiene más relación con el aumento de la obesidad que la computadora. Frente a la computadora los chicos tienen una actitud más activa, por ejemplo, al chatear, y por otro lado, como están con las manos ocupadas no es frecuente que coman como sí lo hacen muchas veces frente a la tele.