Dom 22.02.2004
cash

DEBATE

La nueva Ley Laboral

› Por Fernando Krakowiak

Héctor Recalde representa a la CGT de Hugo Moyano, y Daniel Funes de Rioja defiende los intereses de la Unión Industrial Argentina. Ambos vienen polemizando sobre política laboral desde comienzos de la década del 70 y nunca se ponen de acuerdo. En esta ocasión, la excusa de Cash para reunirlos fue la inminente sanción de la nueva ley laboral que impulsa el Gobierno. Los dos coincidieron en la necesidad de aprobarla para dejar atrás el fantasma de las coimas, pero las coincidencias se agotaron rápidamente.
¿Están de acuerdo con el proyecto de reforma laboral que impulsa el Gobierno?
Héctor Recalde: –La primera coincidencia es con el artículo primero del proyecto a través del cual se deroga la ley 25.250, porque los argentinos no nos merecemos una ley de origen espurio. En materia laboral, entendemos que se debe avanzar en forma gradual debido a las dificultades que enfrenta el Gobierno, fundamentalmente en el frente externo. En una primera etapa apoyamos la derogación de la ley, que avanza sólo un poco en la protección de los trabajadores, para lograr mayor consenso con los empresarios. Luego habrá que revisar lo que pasó con la legislación laboral desde la dictadura militar hasta la actualidad.
Daniel Funes de Rioja: –Cuando se puso en evidencia el posible tráfico de leyes, la UIA emitió un comunicado afirmando que si la ley estaba viciada de corrupción había que derogarla y sancionar una nueva. Celebro que haya consultas en el Congreso porque hacen falta consensos básicos para recrear el sistema laboral privado. Creo que se debe atender a las modernas corrientes que proponen dinamizar el crecimiento económico a partir de un fuerte aumento del empleo. Para ello hay que impulsar políticas activas, fundamentalmente en el sector pyme. Este proyecto tiene algunos componentes de política activa.
El ministro Tomada señaló que la ley no sirve para crear empleo sino para mejorar la calidad del existente.
D.F.R.: –Sólo una ley no motoriza el empleo, pero en la medida en que se simplifique la registración para favorecer la contratación por parte de las pymes vamos a tener más trabajo formal y de mejor calidad.
H.R.: –Nosotros sostenemos desde hace muchísimos años que la ley laboral no genera empleo. Lo que puede hacer es favorecer la distribución del empleo que existe, con mayor equidad a través del análisis y la supervisión de la jornada de trabajo.
D. F. R: –La ley laboral debe proteger los derechos del que trabaja, pero también generar un nuevo espacio para favorecer la creación de empleo en el sector más dinámico.
H.R.: –Estoy de acuerdo en simplificar los trámites de contratación de trabajadores en el ámbito pyme porque es irracional que una empresa con diez trabajadores tenga que contratar a un contador para cumplir con la ley, pero la iniciativa ya existía y nunca se reglamentó.
D.F.R.: –Deberíamos pedir la constitución de una mesa técnica con participación de los sectores sindicales y empresariales para avanzar con la reglamentación.
¿Consideran correcto que el proyecto beneficie con la reducción de aportes patronales a las pymes que generen empleo?
H.R.: –La experiencia indica que de Cavallo en adelante la rebaja de aportes y contribuciones no tuvo una contrapartida social. Estoy de acuerdo en apoyar a la pequeña empresa, pero no a través de exenciones porque han dado lugar a una patología. Las empresas terminan violando la ley al incorporar como trabajadores nuevos a personal que ya tenían trabajando en negro. Además, al incluir a las empresas de hasta 80 trabajadores, la rebaja va a beneficiar al 87 por ciento de las empresas.
D. F. R: –Los esquemas de promoción de políticas activas no son para violar la ley. Las patologías hay que combatirlas con los medios adecuados.
H.R.: –Pero la patología es la regla. El 60 por ciento de la masa salarial está en negro. Para ayudar a la pequeña empresa hay que impulsar la simplificación registral y la capacitación empresaria. Si sólo impulsamos una rebaja de aportes va a ser improductivo. Tengo la sensación de que fue una concesión a los empresarios para lograr el acuerdo con la ley.
D.F.R.: –Las leyes se deben respetar, pero deben ser razonables. En muchos casos los impuestos al trabajo conviven con impuestos provinciales y municipales que presionan al sistema laboral. Yo creo en lo que los europeos llaman flex-security (flexibilidad y seguridad).
H.R.: –Esto de combinar flexibilidad con seguridad me hace acordar a un cuento que contaba el general Perón de alguien que vendía empanadas mitad de caballo y mitad de paloma. Cuando le preguntaron cómo las hacía dijo: “muy fácil, en una olla grande pongo un caballo y una paloma”. En nuestro caso la flexibilidad es el caballo y la seguridad la paloma.
D.F.R.: –La máxima flexibilidad es la que se practica en la informalidad. Sabemos que para desarrollar un mercado se necesita que los trabajadores consuman, pero también necesitamos lograr competitividad a partir de la productividad del trabajo. Por eso creemos que hay que buscar una combinación razonable entre flexibilidad y una seguridad social eficiente.
H.R.: –Coincido con el discurso, pero la distribución de la riqueza evidencia otra realidad. En 1974 la brecha entre el 10 por ciento más pobre y el 10 por ciento más rico era de 12 veces. Hoy es de 40 veces. Cada vez que usted le quita un derecho a un trabajador, le está quitando participación en la distribución de la riqueza.
D. F. R: –Lo que acorta la brecha entre ricos y pobres es la educación y la sociedad del conocimiento. Por eso necesitamos producción de alta y media tecnología.
H.R.: –Ese es un elemento casi secundario. No sirve capacitar a la gente si no modificamos la política tributaria y salarial. Uno de cada cuatro desocupados tiene educación universitaria incompleta o completa. Lo que tenemos es sobreexigencia en la contratación de trabajadores. Los repositores de góndolas tienen que tener secundario completo, saber inglés y si son rubios y de ojos celestes mejor.
D.F.R.: –Los requerimientos en materia de capacitación han cambiado. Soy de una generación que estudiaba lo que su vocación le decía y no lo que podía ser su salida laboral.
¿Hoy los costos laborales son un problema para contratar trabajadores?
H.R.: –En promedio somos uno de los países que tiene los costos laborales más bajos de Latinoamérica.
D.F.R.: –En las actividades de mano de obra intensiva el impacto de los costos es mayor. Desde la crisis ha habido incrementos muy importantes, tanto en el salario mínimo, que se duplicó, como a través de las asignaciones no remunerativas. Puede haber problemas cuando competimos en mano de obra intensiva con Brasil o China.
Pero en los ‘90 los costos laborales bajaron y el empleo no creció.
D.F.R.: –Hubo un problema de ciclos económicos. Tuvimos que sufrir las consecuencias del Tequila, la crisis rusa, la crisis del Sudeste asiático, la crisis brasileña.
H.R.: –Fundamentalmente tuvimos que sufrir a Menem y a Cavallo.
D.F.R.: –Tuvimos un problema de paridad cambiaria. Hubo que bajar costos para sobrevivir.
H.R.: –La convertibilidad se mantuvo con el endeudamiento externo y la baja de los salarios.
D.F.R.: –Y la desaparición de 150 mil empresas.
H.R.: –Nosotros cuestionamos desde el inicio la etapa menemista.
¿Por qué mientras en Francia la jornada laboral se redujo a 35 horas por semana, en Argentina ni siquiera se puede lograr que se cumplan las 40 horas por semana?
D.F.R.: –El mecanismo francés fue un fracaso. Desde el punto de vista del actual ministro de Trabajo francés, tuvo un gran costo fiscal y poco beneficio efectivo.
H.R.: –El secretario de la federación internacional de derechos humanos informó que se habían repartido 350 mil empleos más.
D.F.R.: –Argentina no está en condiciones de bajar las horas de la jornada de trabajo. El criterio no es repartir trabajo sino crearlo.
Pero los empleados trabajan más de 8 horas por día.
D.F.R.: –El límite de las 8 horas diarias se respeta con cómputos diferentes como las fórmulas de anualización.
H.R.: –Los promedios anuales se utilizan para no pagar horas extras y tener al trabajador como un tetrabrick descartable.
¿Qué dice el proyecto de ley sobre el tema?
H.R.: –Lo único que dice el proyecto sobre la jornada de trabajo es que el balance social empresario deberá incluir información sobre la “evolución de la dotación de personal y la distribución del tiempo de trabajo”. Eso me parece insuficiente.
D.F.R.: –Muchos de esos sistemas son niveladores. Si se trabaja menos de ocho horas un día, otro día se trabaja más y se sigue cobrando lo mismo.
H.R.: –Es un elemento flexibilizador más.

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