IMPACTO DEL CRECIMIENTO ECONOMICO EN EL TRANSPORTE DE CARGA
“La flota trabaja a pleno”
El boom del campo y el mayor movimiento del mercado interno aplacó las quejas de los empresarios del autotransporte de cargas.
› Por Cledis Candelaresi
Los lock out patronales que protagonizaron los camioneros son historia. Lejos de programar cortes de ruta en protesta por algún impuesto o en busca de subsidios, hoy programan junto al Gobierno controles de pesaje y buscan apoyo oficial para renovar el parque de unidades muy envejecido. Luis Morales, propietario de una transportista mediana y presidente de la Federación Argentina de Empresarios del Autotransporte de Cargas (Fadeac), explica a Cash por qué cambió el humor de estos empresarios pymes, que supieron mostrar su faceta combativa.
Hace tiempo no se los escucha reclamar.
–El transporte es termómetro de la actividad económica: ésta crece y las empresas también. En los últimos años perdimos gran parte de nuestros activos. Pero en enero y febrero conseguimos el mejor promedio de los últimos cuatro años. Aún no estamos en la mejor época, como fue en 1998, pero nos estamos recuperando.
¿La crisis produjo una limitación de bodega?
–El elevado costo de mantenimiento de las unidades nos llevó a la baja de tarifas y a acumular pérdidas. En los últimos dos años no hubo ninguna renovación del parque y ahora nuestro país tiene un parque automotor de 17 años de antigüedad promedio.
¿La actual bonanza no les alcanza para renovar el parque?
–El acceso al crédito aún está restringido y con tasas del 18 por ciento anual es difícil asumir ese riesgo. El grueso de las unidades se importa de Brasil. Le pedimos asistencia al Banco Nación para terminar con el problema de un parque obsoleto, con préstamos acordes a pymes: el 70 por ciento de nuestros socios es propietario de un camión.
¿Qué es lo que les dio oxígeno: el mayor nivel de actividad económica o tener combustible a precio diferencial y peaje subsidiado?
–Es clave la expansión del agro y el crecimiento del consumo interno. Sobre el combustible el transporte no tiene ningún subsidio. Como consumidores mayoristas negociamos directamente con Repsol un descuento diferencial en el precio, que hace un año era del 15 por ciento. Pero con la crisis del petróleo, que llevó el crudo a tocar los 38 dólares, fuimos perdiendo la bonificación y hoy es sólo del 5 por ciento.
¿Y el peaje?
–Quienes están inscriptos en el Registro Unico de Transporte Automotor tienen un descuento del 30 por ciento. Eso se cubre con recursos del Fondo Fiduciario nutrido con la tasa vial: nosotros aportamos 600 millones de pesos por año y cobramos 1 millón de pesos por mes.
En algún momento se quejaron por el peso relativo que tenía el peaje sobre sus costos.
–El costo del peaje era realmente excesivo hace unos años. No decimos que es caro ni barato pero sí que hoy es razonable.
¿No hay camiones con exceso de carga que destruyen los caminos?
–Es absolutamente cierto. Pero el deterioro de las rutas primero se debe a la falta de mantenimiento. De todos modos, la Federación hizo gran cantidad de presentaciones a la Secretaría de Transporte y al Occovi (órgano de control de las concesiones viales) para que se ajusten los controles, de modo tal que ninguna unidad supere las 45 toneladas permitidas por la ley, y hoy estamos asesorando al ente y a Vialidad para organizar los operativos: la sobrecarga es fuente de una renta ilegal y deteriora el patrimonio público.
¿Están negociando con las petroleras un acuerdo para evitar la suba en el precio del gasoil?
–Sí. Y tenemos el compromiso político de Repsol (el otro proveedor es Petrobras) de que se va a mantener nuestra bonificación actual, del 5 por ciento, al menos hasta que el precio del crudo se estabilice. Otra cuestión crucial, además del precio, es el abastecimiento del combustible. Está por empezar la cosecha gruesa y movilizarla demanda una cantidad importante.
¿Les preocupa la competencia del ferrocarril?
–No, en la medida que no tengan subsidios y les planteen las mismas exigencias que a nosotros. Si el Estado no subsidia ni acompaña con inversiones, no nos preocupa. Pero el fomento crea una competencia desleal. Nosotros ya enfrentamos otros. Con el 1 a 1 perdimos casi todos los mercados del exterior, pero tras la devaluación pudimos competir nuevamente en Brasil, Chile o Bolivia y ahora podemos decir que nuestra flota está trabajando a pleno.