Por Carlos O. Pellegrini *

Al definir el problema de la deuda externa, el Gobierno debería tener en cuenta que no sólo se trata de cuánto y cómo se paga. Si bien son aspectos importantes quedan vacantes otras consideraciones que permiten señalar como insuficiente esa estrategia. Más aún cuando por primera vez desde el retorno de la democracia el Presidente de la Nación es quien convoca a instalar el tema como causa nacional.
Ahora bien: varios son los factores que se deberían considerar a fin de resolver esa insuficiencia. En la sociedad se verifica desconocimiento de los pormenores de la deuda. Entonces es imprescindible llevar a cabo una campaña de esclarecimiento. Para ello se debe convocar a las instituciones educativas oficiales y privadas, asociaciones barriales, ONG y organizaciones políticas y sindicales. Esto debería ser implementado en toda la Nación en una “Jornada Nacional por la Deuda Externa”.
Además, el Gobierno debería disponer la impresión de materiales para una amplia difusión de textos insoslayables para su entendimiento (Alejandro Olmos, Norberto Galasso y otros) y propiciar en todos los medios de comunicación a su alcance debates y proyecciones de documentales. Es notorio que la información periodística al respecto, salvo excepciones, es poca y mala. Al mismo tiempo, el ministro de Relaciones Exteriores deberá desarrollar una campaña intensiva, principal pero no únicamente, en los países que componen el G-7 y destinada a los inversores minoritarios (bonistas) para explicar en profundidad los argumentos que vician de nulidad la composición de la deuda externa y señalar que, en todo caso, ambas partes somos víctimas de la especulación financiera, de los bancos y de los organismos multilaterales de crédito.
Nada de esto será creíble interna o externamente si tal como ocurriera con gobiernos anteriores se persiste en no tomar en cuenta que en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 2 existen dos causas, registradas con los números 14.467 y 17.718, caratuladas como “Alejandro Olmos s/denuncia”. El Gobierno tendría que arbitrar los medios que permitan su reactivación.
Lamentablemente, no podemos enjuiciar a los Köhler y Krueger; pero es un imperativo moral hacerlo con los Martínez de Hoz, Diz, Machinea, Cavallo, Pou. Es decir, con los ministros de Economía y presidentes del BCRA que fueron responsables directos y partícipes necesarios del genocidio económico y el saqueo. Tal como lo señala el presidente Kir- chner en sus diversos discursos, los efectos del daño causado por esos siniestros personajes son de tal magnitud que, además de estar incursos en varios delitos tipificados en el Código Penal, deberían estar alcanzados por lo dispuesto en el artículo 119 de la Constitución Nacional: traición a la Patria. Y luego de juzgados con todas las garantías de defensa en juicio y obtener su condena, proceder a la expropiación patrimonial. No llevar adelante el juicio y castigo de esos personajes es condenar al pueblo a repetir la historia otorgándoles de esta manera al Gobierno un “bill de indemnidad” e impunidad.
Por último, convocar a que el problema de la deuda externa sea una Causa Nacional supone hacer partícipe al pueblo de la construcción de una gesta épica. Hace ya algunos años que muchos militantes populares lo venimos llevando a cabo en soledad.

* Delegado General CGI. Banco Central.