TIPO DE CAMBIO, INDUSTRIA Y CRECIMIENTO ECONóMICO
“Depende de las inversiones”
El ritmo de crecimiento ha empezado a desacelerarse. En el mundo de los negocios están atentos a la evolución de la inversión para prever qué sucederá con la actividad.
› Por Cledis Candelaresi
Carlos Tramutola, presidente de la consultora de empresas Strat, tiene también un notorio currículum como ejecutivo de grandes firmas: hasta 1990 fue vicepresidente ejecutivo de Organización Techint y luego titular de la privatizada Aguas Argentinas. En su actual rol de asesor, esta semana irá a Washington para animar a los convocados por el Diálogo Interamericano sobre “las oportunidades de negocios en la Argentina”. Allí dirá que la performance económica local es muy buena. A pesar de los padecimientos de la mayoría de argentinos “no hay riesgo de disrrupción del orden político: la gente que sufre es muy benevolente”, opinó en diálogo con Cash.
¿La Argentina está creciendo o sólo se recompone del colapso?
–La economía está en un proceso de recuperación importante, en particular la industria y la construcción. La pregunta es si es sostenible el ritmo de crecimiento que se tuvo en los últimos años. Le digo que depende del ritmo de inversiones.
¿Existe un nuevo “modelo” de crecimiento o sólo se trata de que la devaluación oxigenó a algunos sectores?
–A mí no me gusta hablar de modelo. Pero es cierto que están creciendo más algunos rubros industriales que los servicios o el sector financiero.
¿En el frente externo no hay riesgo de dependencia excesiva de las exportaciones de soja y petróleo?
–No veo un riesgo excesivo pero es cierto que a lo largo del tiempo nuestras exportaciones se han primarizado y es necesario abogar por un perfil exportador con mucho más valor agregado.
¿Cómo está jugando en esto el tipo de cambio?
–Debería favorecer el agregado de valor.
El tipo de cambio real efectivo irá descendiendo en el tiempo, según prevé el Gobierno. ¿Eso es bueno o malo?
–En todos los procesos como los que sufrió la Argentina hay una sobredevaluación de la moneda local. Ocurrió en los países asiáticos o en Brasil. Después la moneda se aprecia y, como sucedió en México, después del Tequila, puede llegar a alcanzar un valor superior al que tenía antes de la crisis. Las empresas tienen ahora una ventana de oportunidad para mejorar y seguir siendo competitivas aun con una moneda local más cara.
¿La Argentina se ve como un lugar apto para invertir?
–Nosotros recibimos consultas por proyectos nuevos y el nivel de inversiones se viene incrementando desde los bajos niveles del 2002. En los últimos años de la década del 90 era entre el 18 y 20 por ciento del Producto Bruto; luego tocó el piso del 11 por ciento y en el 2003 subió al 14 por ciento. Esta suba está impulsada básicamente por empresas locales medianas o chicas que vieron una oportunidad para exportar o sustituir importaciones. La tendencia también está confirmada por la encuesta que hizo recientemente IDEA. El 62 por ciento de los empresarios opinó que la situación está mejor y el 38 por ciento ve que en los próximos seis meses estará mejor que ahora.
¿Y qué pasa con los inversores externos?
–El interés es incipiente pero creo que recién habrá un cambio importante cuando se haya terminado la reestructuración de la deuda.
¿No les desalienta que haya una alta proporción de la población pobre, por lo tanto limitada al consumo básico?
–Aun así el consumo está creciendo a buen ritmo. Fíjese, por ejemplo, en la venta de automóviles.
¿Los inversores consideran a la Argentina del 2004 jurídicamente segura?
–Nunca hay términos absolutos y no creo que haya nada seguro en el mundo. Desde la crisis desatada en el 2001 se alteraron muchas condiciones económicas. Piense sólo lo que ocurrió con los depósitos bancarios. El proceso de reacomodamiento en todas las regulaciones genera incertidumbre.
¿Animaría a invertir en proyectos de mediano y largo plazo en la Argentina?
–No sólo nos animamos sino que lo hacemos. Hay excelentes oportunidades de negocios por las demandas crecientes de productos y sectores con capacidad que está llegando a su tope, como el textil, entre otros.