Candombe...
› Por Natalia Aruguete
Después de décadas de bipartidismo político entre colorados y blancos, todas las encuestas de opinión ubican al Frente Amplio como ganador de las elecciones que hoy se realizan. Si triunfa la coalición, el senador Danilo Astori será ministro de Economía de Uruguay. Para conocer el proyecto económico del posible gobierno del Frente Amplio, Cash dialogó con Astori, quien sostuvo que Uruguay tenderá a la especialización productiva de los sectores con ventajas competitivas, “apostará estratégicamente al Mercosur”, dialogará con Estados Unidos sobre el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y cumplirá con las compromisos externos a través de un programa “compatible con las necesidades internas”.
¿Cuál es el eje principal de la política económica que propone el Frente Amplio?
–La economía uruguaya necesita definir un modelo de especialización productiva que apueste a la estrategia de la calidad. Uruguay no puede competir en base a cantidad. En cambio, tiene posibilidades de generar ventajas competitivas y apoyarlas con políticas públicas.
¿Qué proyectos tiene para el sistema financiero?
–Se requiere un cambio en el sistema financiero, que en los últimos tiempos estuvo orientado hacia la especulación y muy desarticulado de la inversión productiva. Hay que realizar negocios de intermediación financiera con moneda nacional e incorporar productos financieros que articulen ahorro e inversión.
¿Y para el Estado?
–Hay que hacer una reforma del Estado y preparar a las empresas públicas para la competencia. En nuestro programa incluimos un nuevo sistema tributario con criterios de justicia, eficiencia y coherencia; la promoción de la inversión productiva y una política exterior que apueste estratégicamente al Mercosur. Las políticas sociales, la salud, la educación, la vivienda, la seguridad social, también ocuparán un lugar importante. Finalmente, hay que recuperar el progreso científico y tecnológico.
El FMI sugiere que Uruguay impulse una reforma tributaria. ¿La reforma propuesta por el Frente Amplio coincide con la del FMI?
–No conozco la del FMI. La nuestra se basa en la instauración del impuesto a la renta personal. Ya se la comunicamos al Fondo –en Washington y aquí, en Montevideo– y señalaron su acuerdo. Obviamente hay intención de cumplir con las obligaciones con el exterior, pero no creo que eso constituya un obstáculo para implementar este impuesto.
¿Cómo tomaron los organismos multilaterales de crédito las propuestas del Frente Amplio?
–El Fondo no manifestó discrepancias con nuestras políticas. Sí dijo que Uruguay tiene una gran vulnerabilidad por su elevada deuda pública.
Si el Frente Amplio gana las elecciones, ¿como será la relación con el FMI?
–Apenas se conozca el resultado electoral, vamos a formular un nuevo programa con el Fondo. El actual vence en marzo del próximo año. El nuevo gobierno asumiría el 1º de marzo. Se lo manifestamos a las autoridades del Fondo y estuvieron de acuerdo. Necesitamos aligerar los compromisos, sobre todo para el 2005 y el 2006. Creo que podremos hacer un programa de cumplimiento de los compromisos compatible con las necesidades internas. Pensamos mantener la política monetaria y cambiaria. También pensamos mantener el canje de deuda realizado en el 2003, que tuvo resultados positivos, al diferir los vencimientos al año 2011 en adelante.
¿Qué perfil productivo propone el Frente Amplio?
–Pretendemos promover la especialización para el país, con niveles de inversión mucho más altos que los actuales. Uruguay necesita duplicar su tasa de inversión. El cociente entre inversión productiva y producto del Uruguay en la actualidad es uno de los más bajos de América latina, lo que ya es mucho, porque la inversión en América latina no es precisamentealta. Creemos que promoviendo, a través de políticas públicas, una especialización fuerte del país en las actividades con ventajas comparativas, estamos seguros de que la inversión puede aumentar.
¿A qué sectores debería apuntar la especialización?
–La agroindustria, servicios como el turismo, el transporte, las comunicaciones, los servicios portuarios. Pero también la producción de inteligencia y tecnología de la información, donde Uruguay tiene una potencialidad importante.
¿Cree que un sector como la agroindustria puede generar muchos puestos de trabajo?
–No.
¿Cómo piensan resolver, entonces, el problema de la desocupación?
–La agroindustria y el resto del sector manufacturero aportarán su capacidad reproductiva, aunque por razones tecnológicas perdieron capacidad de generar empleo. Esa capacidad estará concentrada en los servicios y en tecnología de la información, que son intensivos en puestos de trabajo. Allí habrá que apostar a la generación de puestos de trabajo. Uruguay tiene no sólo un problema de cantidad de empleo sino un problema de calidad de empleo.
¿Y entonces qué harán?
–Se promoverá la creación de capital humano, incrementando actividades de formación educacional y capacitación. Con una perspectiva de corto plazo, si ganamos, impulsaremos un programa social de emergencia que atienda la situación de jefes y jefas de hogar sin empleo, los pobres y los indigentes, con una contrapartida prestacional. El objetivo es acortar los tiempos de transición hacia una inserción laboral.
¿Cómo debería ser la relación con los socios del Mercosur?
–Nuestra apuesta estratégica es el Mercosur. La diferencia es que se introducirá mayor coherencia y previsibilidad en la política, cosa que ha faltado muchas veces en los últimos años. Debemos aprovechar la coincidencia política que hay en la región para solucionar problemas. El Mercosur tiene muchos baches, muchos vacíos.
¿Cuáles?
–Una debilidad institucional muy fuerte. Hay que fortalecer las instituciones, en particular la supranacionalidad, y coordinar nuestras políticas económicas. Hubo avances, pero son insuficientes. Por primera vez en trece años tenemos la misma política monetaria y cambiaria. Es un dato alentador, pero no alcanza. Necesitamos promover procesos de complementación productiva, cooperación científica y tecnológica, y acuerdos en el área financiera. Hay que promover un fortalecimiento de carácter político, en sentido estricto. El proyecto económico supone una unidad política creciente para llegar al mundo con mayores posibilidades para cada uno de nosotros.
¿Cree que el Mercosur es un proyecto alternativo al ALCA, o una etapa en la integración hemisférica?
–Creo que es una etapa prioritaria y estratégica. No sólo con respecto al ALCA sino para la negociación con el resto del mundo, incluida la que estamos desarrollando con la Unión Europea y la que podremos desarrollar en el futuro con áreas como el Asia Pacífico y Africa. Hay que fortalecer las fuerzas en la región y no rehuir ninguna discusión en el mundo. Debemos discutir con los Estados Unidos en el marco de un proyecto ALCA que está muy verde todavía.
¿Cuál es su opinión sobre el ALCA?
–No lo veo un proyecto cercano ni mucho menos. Sus características se las tenemos que dar discutiendo. No hay que abandonar ningún lugar de discusión. Nuestras posibilidades irán en aumento si actuamos conjuntamente.
¿Como evalúa las estrategias de Estados Unidos con relación a los acuerdos bilaterales que viene haciendo con países de América del Sur?
–Es una estrategia que pretende dividir. Es obvio. Desde nuestro punto de vista, la estrategia es la otra. Sumar fuerzas para negociar colectivamente y tener mejores beneficios para cada uno.
¿Cree que la de Estados Unidos es una estrategia para aislar al Mercosur?
–Estados Unidos, ya desde el gobierno de Bush (padre), intentó neutralizar al Mercosur con la “Iniciativa para las Américas”. Ahora, con Bush (hijo), la herramienta se llama ALCA. Yo no rehuyo la discusión sobre el ALCA ni mucho menos. Quiero negociar y discutir, pero acumulando fuerzas con los países de la región.
¿A qué se debieron las diferencias entre sus posturas y las de Tabaré Vázquez?
–Hemos tenido diferencias sobre temas nacionales importantes, yo no lo oculto. Tuvimos criterios distintos acerca de cómo ser oposición en años difíciles. Pero en este momento lo importante es el futuro, el programa de gobierno. Y nuestro programa fue aprobado unánimemente en el Frente Amplio. Si nos toca la responsabilidad de gobernar, las diferencias del pasado pasarán a un segundo plano. Habrá que tomar decisiones todos los días y habrá que concentrarse en cómo se lleva el programa a la práctica. No es lo mismo estar en la oposición que en el gobierno. En el gobierno será mucho más importante el acuerdo que la discrepancia.
Empresas del Estado y las privatizaciones
“No repetir malas experiencias”
¿Cuál es la posición del Frente Amplio sobre la reforma constitucional que se va a votar el 31 de octubre?
–Estamos a favor de la reforma.
¿Por qué?
–Porque el agua es un recurso absolutamente estratégico y lo va a ser mucho más en el futuro. Uruguay debe tener mucho cuidado con sus actividades estratégicas. El corazón de esta reforma es establecer en la Constitución que el agua superficial y subterránea son de dominio público. Ya hay una ley uruguaya que es conocida como “Código de Agua” y ahora se trata de darle rango constitucional.
¿Qué política cree que se debería impulsar con los servicios públicos en general?
–Hay que tener un gran cuidado en esta materia para no repetir experiencias muy malas que ha conocido América latina. Hoy en día, la discusión entre propiedad pública y privada ha pasado a un segundo plano. Tenemos que preocuparnos por la discusión entre monopolio y competencia. Por lo tanto, hay que preparar a nuestras empresas públicas para competir, pero conservarlas.
¿Qué características debería tener esa competencia?
–Hay que tomar medidas muy importantes en el plano profesional, en las instancias de dirección. Un mayor control social de la gestión pública y una descentralización. Hay que seguir estudiando formas de asociación de nuestras empresas con capitales públicos o privados que les permitan contar con mayores posibilidades.
¿Esos capitales deberían ser locales o extranjeros?
–Por lo general serán del exterior, porque en Uruguay no hay capitales de envergadura como para meterse con empresas públicas. Las empresas públicas uruguayas son muy importantes a niveles internos y trascienden las posibilidades de asociación con capital nacional, pero no con capitales públicos o privados del exterior.
¿Cómo se evitará el riesgo de que haya un proceso de concentración en esos servicios públicos?
–No estoy proponiendo la incorporación de capital extranjero a las empresas públicas. Propuse una asociación, que es diferente a que se incorpore capital a la empresa. Será una empresa pública nacional, con asociaciones –en algunos casos estratégicas– que permitan incorporar progreso tecnológico y aprovechar mejor sus posibilidades. Es distinto el concepto de asociación al concepto de incorporación de capital a la empresa.
En estas asociaciones, ¿cuáles deberían ser los mecanismos de regulación que aseguren la competencia?
–Sin mecanismos regulatorios es imposible. En la medida en que uno dispone o prepara sus empresas para competir, tiene que haber unidad reguladora para evitar que un monopolio público se transforme en uno privado. Es un ingrediente imprescindible de esta propuesta.
¿Qué estrategia se debería tener en un sector tan dinámico como el de las telecomunicaciones?
–Desde el punto de vista de la especialización del país, debe ser una de las grandes prioridades nacionales. Uruguay es el primer país de América del Sur en producir y exportar productos de software. Aun cuando Uruguay no definió políticas de estrategia nacional al respecto, está exportando casi 100 millones de dólares en software.
¿Y qué se debería hacer con la empresa pública de telecomunicaciones?
–Creo que, habiendo competencia en el país, hay que preparar a nuestra empresa pública, que es una muy buena empresa. No debe ser la apuesta a una sola carta sino la posibilidad de hacer muchos negocios concretos con grandes firmas de telecomunicaciones del mundo. Uruguay tiene un muy buen sector privado en telecomunicaciones porque conservó su empresa pública. En 1992 se hizo un referéndum que impidió vender la empresa pública detelecomunicaciones y gracias a eso tenemos una industria nacional importante en software.
“El Frente es de izquierda”
¿Se podría denominar al Frente Amplio un partido de centroizquierda?
–No me gustan mucho las etiquetas porque pueden carecer de precisiones importantes. Pero me parece que ésa podría ser una denominación abarcativa. Yo entiendo que es un gobierno de izquierda, no de centroizquierda. Porque propone las transformaciones que nunca se hicieron en el país. Preferiría afirmar que es un gobierno de izquierda, pero en la medida en que proponemos hacerlo con mucha responsabilidad y cautela, creo que la denominación centroizquierda es aceptable porque es más abarcativa que la que yo mencioné.
Un ministro de Economía de centroizquierda puede tener críticas desde varios sectores... tanto de izquierda como de derecha.
–Espero tener algún apoyo, que lo voy a necesitar.
Usted propone denominar al Frente Amplio “partido de izquierda” y al mismo tiempo plantea que se debe dialogar con Estados Unidos. ¿Un partido de izquierda puede dialogar con Estados Unidos?
–Debe dialogar con Estados Unidos porque es un parte fundamental de la realidad mundial y un gobierno de izquierda no puede ser de izquierda si ignora la realidad.