POLíTICA ENERGéTICA Y AGOTAMIENTO DE RESERVAS ESTRATéGICAS
El descontrol en la explotación de los recursos hidrocarburíferos es una alerta de especialistas del sector. Uno de ellos, Ricardo De Dicco, advierte sobre su efecto en el desarrollo.
› Por Natalia Aruguete
“En seis años nos quedaríamos sin reservas hidrocarburíferas”, afirma alarmado Ricardo De Dicco, investigador de la Universidad del Salvador. Cash consultó a De Dicco sobre los efectos del agotamiento de reservas estratégicas para el desarrollo nacional y las medidas que –desde su perspectiva– se deberían tomar desde el Estado.
¿Qué prevé que puede pasar en el sector energético en el mediano plazo?
–Si continuamos con una explotación irracional de los recursos hidrocarburíferos, exportaciones de petróleo y gas natural, precios y tarifas a precio internacional y sin una planificación energética, habrá un agotamiento de las reservas entre el 2010 y 2012. Esto requeriría importaciones de Bolivia durante dos o tres años, porque Bolivia estaría agotando sus reservas certificadas de gas entre el 2015 y 2018. No sólo van a escasear gasolinas o gasoil y gas natural para cubrir las necesidades eléctricas sino insumos de la industria petroquímica. Nos vamos a encontrar con que Argentina no podrá desarrollarse.
¿Por qué Argentina no podrá desarrollarse?
–Todo país necesita de una estrategia de industrialización y otra de desarrollo científico-tecnológico, cuya plataforma es el sector energético. Para industrializarse, los países centrales contaron con precios de combustibles y tarifas baratas. Además, a medida que agotaron sus recursos no renovables financiaron con la renta hidrocarburífera el desarrollo de fuentes de energía primaria alternativas, como la energía nuclear. Francia cubre el 60 por ciento de sus necesidades eléctricas con centrales nucleares; Japón, el 30, Estados Unidos, el 20, y para el 2025 cubriría el 50. Y Brasil está por impulsar su central nuclear Angra III.
¿Cómo se compone la generación eléctrica en Argentina?
–Argentina tiene una alta dependencia de los hidrocarburos. La matriz de consumo nacional por fuentes de energía primaria se configura en un 90 por ciento de petróleo y gas natural. El 60 por ciento de la generación eléctrica está compuesta por centrales termoeléctricas, donde el gas natural participa con más del 70 por ciento. Las centrales nucleares participan sólo con el 9 por ciento.
En su análisis no considera el ingreso de la Central Nuclear Atucha II ni la elevación de cota de la Central Hidroeléctrica Yacyretá.
–No. Si considerásemos la finalización de las obras de Yacyretá para el 2008 y Atucha II para el 2009, previstas en el Plan Energético Nacional 2004-8, la participación de la generación hidroeléctrica podría aumentar un 5 o 6 por ciento y un 3 o 4 por ciento la participación nuclear. Pero no alcanza para resolver la situación.
¿Por qué no incluye esas obras, si figuran en el Plan Energético Nacional?
–En el Documento Prospectiva 2002, publicado en 2003 por el Ministerio de Planificación Federal, no se contempla la finalización de esas obras, aunque si se quisiera se podría terminar Atucha II el año que viene.
¿Cómo?
–La Central Nuclear ya está terminada. Hay que ensamblar los componentes relativos al reactor. Yacyretá es más complejo porque el reasentamiento involuntario de poblaciones tiene un impacto sociocultural importante.
¿Qué sugiere hacer frente a esta situación?
–En primer lugar, habría que prohibir las exportaciones de petróleo y gas, que son violatorias de la ley de hidrocarburos y del marco regulatorio del gas natural, que prohíben la exportación cuando el mercado interno no está satisfecho. Hoy, más de 13 millones de ciudadanos no tienen acceso al gas natural. Y las empresas petroleras extorsionan al Gobierno al no entregar gasoil porque lo quieren exportar sin retenciones y venderlo al mercado interno a precio internacional. En segundo lugar, el Estado Nacional debe recuperar la renta hidrocarburífera y los yacimientos e invertir en el descubrimiento de nuevos. En tercer lugar, construir siete centrales nucleares, terminar la central Yacyretá y realizar lascentrales Garabí (Corrientes) y Corpus Christi (Misiones). Por último, debería desarrollarse el sector carboquímico, para utilizarlo en la generación de energía eléctrica y generar puestos de trabajo en Río Turbio, minas que por geopolítica militar deben seguir trabajando.
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