SUBAS DE PRECIOS, MARGENES DE COMERCIALIZACION E HIPERMERCADOS
"La inflación es aguas arriba"
El titular de Carrefour Argentina sostiene que los productores son los que presionan con alzas en los precios, que los comercios muchas veces no pueden trasladar al mostrador.
› Por Cledis Candelaresi
Carrefour se va de México y de Japón por la pobre perspectiva de su negocio y decidió apostar a la Argentina del post canje con una inversión de 250 millones de pesos para abrir seis locales, remodelar otros y abrir los espacios pack de venta mayorista. La presunta reducción de márgenes de comercialización no desalienta al responsable local del grupo francés, Eric Legros, quien en diálogo con Cash afirmó que la suba de precios es, al menos por ahora, un fenómeno conyuntural y controlable.
¿Si el sector minorista absorbió aumentos mayoristas resignando márgenes, usted quiere decir que trabaja a pérdida?
–El aumento de los precios mayoristas fue del 140 por ciento contra el 59 por ciento de los minoristas. ¿Cómo pudimos absorberlo? Porque trabajamos mucho en reducir costos para ganar eficiencia. Durante la crisis cerramos más de 1500 metros cuadrados por local, por ejemplo. Además achicamos márgenes. Tenemos una pequeña rentabilidad pero muchas otras empresas trabajan a pérdida. La época de los márgenes demasiado altos desapareció.
¿Por qué?
–Simplemente porque el consumidor no los acepta.
¿Quiere decir que ahora no hay recomposición de márgenes y la culpa de las subas es del productor?
–Claramente la culpa no es del comercio. En el caso de la carne hubo aumentos días pasados que nosotros no aplicamos porque la considerábamos una cuestión muy coyuntural. Y, de hecho, hubo una rectificación de precios enseguida. Los márgenes de los comerciantes no están aumentando. Si hay inflación hay que buscarla aguas arriba.
¿Carrefour no tiene un margen de maniobra amplio en precios porque es una empresa integrada, que produce mucho de lo que vende?
–No produce mucho, salvo en panadería. Incluso el dulce de leche de marca propia lo compramos a un proveedor. No somos industriales. Por eso tenemos que estar en alerta permanente para evitar cualquier aumento de precios que pueda ser irracional. Hay presión inflacionaria, pero Carrefour sabe que si se dispara la inflación le irá mal a todo el mundo.
¿Le da la impresión que la batalla contra la inflación está ganada?
–Lo que veo es voluntad firme de luchar contra la inflación. Si la gente no quiere aumentos de precios no los va a haber. En Argentina la demanda está creciendo muchísimo y la oferta no. Solucionar este calentamiento sin generar inflación es el desafío. Entre un negocio y otro puede haber diferencia de precios de entre 4 y 10 por ciento: que el consumidor vaya donde es más barato. Ese es su poder.
¿Cree que fue inconveniente la recomendación presidencial de no comprar productos de Shell porque aumentó precios?
–Prefiero no evaluar una acción política. El consumidor es inteligente y sabe regular mercados sin necesidad de acciones que resulten violentas.
¿La recomposición de salarios entraña riesgo de inflación?
–Gracias a los decretos hubo recuperación de salarios. Eso estuvo bien porque permitió al consumidor mejorar su poder adquisitivo. Pero advierto sobre la espiral inflacionaria hacia el futuro. Ahora es importante que haya nuevas mejoras salariales pero sólo ligadas a la productividad. Donde no hubo recuperación de salarios es en el sector informal.
¿En qué medida los aumentos de tarifas de servicios públicos impactan sobre los costos de Carrefour?
Los incrementos únicamente concentrados en grandes comercios e industrias nos golpearon de manera fuerte. No lo puedo negar. Lo que hay que cuidar en el futuro es que los aumentos estén más repartidos para no beneficiar a un sector en detrimento del otro.
Se trató de preservar al usuario residencial.
–El problema es que si las empresas empiezan a tener dificultad, la van a trasladar a todo el mundo por la vía de los precios.
¿Qué cambió para Carrefour después del canje?
–Técnicamente nada. En el fondo mucho. Salir del default es una victoria enorme aunque queden bonistas pendientes. Algún día tendrá que ser una fiesta nacional.