DERECHOS DE AUTOR, PIRATERIA Y USO LIBRE DE LA TECNOLOGIA E INFORMACION
Un reciente fallo de la Corte de EE.UU. instaló la polémica sobre la piratería y la propiedad intelectual. Propuesta de una vía intermedia.
Por Alejandro Bercovich
Aunque critica la piratería y reivindica la propiedad intelectual, el abogado estadounidense James Boyle es un enemigo público de las discográficas y editoriales de su país, y hasta fue tildado de “comunista” por Bill Gates, gracias a las licencias flexibles que creó con su amigo y colega Lawrence Lessig. Fueron los fundadores de Creative Commons. La idea es registrar el material artístico o científico en la jurisdicción que corresponda, pero aclarando que se puede utilizar para determinados fines, lo cual no es permitido por el tradicional copyright. David Byrne, Beasty Boys y Gilberto Gil ya firmaron este tipo de licencias, y el brasileño las impulsa como ministro de Cultura de su país. Boyle enseña en la Duke Law School y pasó por Harvard, Yale y Pennsylvania. Invitado a Buenos Aires por la Fundación OSDE, charló con Cash.
La cuestión de la propiedad intelectual se suele presentar como una guerra entre los defensores del copyright y los impulsores del uso libre y gratuito. Ustedes levantan una especie de tercera posición.
–Sí. La idea de Creative Commons es “algunos derechos reservados”. Creo que hemos olvidado entender cómo funciona la economía en su aspecto más profundo. El capitalismo siempre dependió por un lado de la propiedad privada pero por el otro de un cúmulo de informaciones, nociones tecnológicas e ideas que no estaban controladas por nadie y que no requerían ninguna licencia ni permiso para tener acceso a ellas. La noción de innovación es tomar lo que está disponible y mezclar con eso tus propias ideas y creatividad. Lo que tratamos de hacer es acercar una opción legal a los artistas, científicos y docentes de todo el mundo que quieren que su material esté disponible para los demás. El objetivo es construir esa comunidad que siempre tuvimos pero que quedó difusa y sin un marco legal en el mundo de Internet y la tecnología.
¿La propiedad privada de las ideas frena la innovación, al contrario de lo que dicen sus defensores?
–Creo que impulsa la innovación pero que puede frenarla al mismo tiempo, como una consecuencia inesperada. Es bueno que usted pueda controlar su canción, libro o artículo periodístico, y es bueno en muchas maneras: en primera instancia lo incentiva a crear, pero también le permite evitar que su creación sea modificada o robada. Pero si usted quiere que su creación esté disponible para todos si no la usan con fines de lucro y si no la modifican de manera que lo hagan quedar mal, no puede hacerlo. El problema es que la posición automática del sistema de copyright es “todos los derechos reservados” y lo que nosotros proponemos es completarlo, permitiendo que con un simple clic de mouse se puedan agregar cláusulas que habiliten usos actualmente prohibidos de las ideas e innovaciones.
Eso los debe haber enfrentado con intereses muy poderosos.
–Lo gracioso es que entre los que nos apoyan tenemos gente muy conservadora y defensora a ultranza del libre mercado, y tenemos también gente más comunitaria –no comunista– que pretende generar un uso más libre de la tecnología. Los conservadores dicen que esto es lo que siempre apoyaron, la vigencia de los contratos y los derechos de propiedad bien delimitados, y los otros se sienten atraídos por la idea de generar una comunidad creativa, en la que todos puedan tomar algo del otro y usarlo para agregar su propio aporte.
¿Qué opina del fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos que ordenó clausurar el sitio de intercambio y transferencia de archivos Grokster?
–La Corte Suprema tenía que decidir sobre la legalidad de un programa como Grokster, que en un 90 por ciento de los casos servía para intercambiar archivos sin el permiso de los autores. Para hacer una analogía con el mundo real, de las mercancías concretas, la Corte Suprema hizo algo así como clausurar una fábrica de ganzúas que le permitían a cualquiera entrar en cualquier casa, y lo que nosotros proponemos es que todos tengamos en la puerta de casa un depósito para poner los libros que queremos compartir o las verduras que no vayamos a usar. Otra cuestión es si estoy o no de acuerdo con el fallo.
¿Está de acuerdo o no?
–Personalmente no estoy del lado de Grokster, porque creo que la mayoría de lo que estaba haciendo era ilegal. De todos modos también creo que la decisión de la Corte Suprema no fue buena, porque crea incertidumbre acerca del desarrollo tecnológico.
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