Dom 23.04.2006
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NOTA DE TAPA > INFORME ESPECIAL: INVERSIONES BRASILEñAS EN ARGENTINA

Brasilgentina

La reciente venta de Quilmes confirmó el avance de las inversiones brasileñas. Es un proceso que comenzó hace algo más de tres años y que significó la desnacionalización de Pérez Companc, Loma Negra, Acindar y Swift. Los capitales brasileños no están comprando todo tipo de compañía, sino que apuntan a empresas argentinas muy grandes y en sectores concentrados.

› Por Federico Simonetti

La reciente venta de Quilmes al grupo brasileño AmBev (socio del belga InBev) confirmó el avance de las inversiones del socio mayor del Mercosur en Argentina. De hecho, la operación de la cervecera insigne de la Selección de Fútbol sólo fue un paso más de un proceso que comenzó hace algo más de tres años y que significó la desnacionalización de empresas tradicionales como Pecom, Loma Negra, Acindar y Swift. En el período 2002-2005, Brasil invirtió en la Argentina 5141 millones de dólares, monto que casi triplica los 1970 millones de dólares invertidos durante toda la convertibilidad. “Se están comprando todo” es la imagen del desembarco brasileño. Dos tercios de todas las inversiones brasileñas recientes se explican en las ventas de Loma Negra (1000 millones de dólares), Pecom (1200 millones) y Quilmes (1200 millones). La expansión brasileña tiene un fuerte respaldo del Estado a partir de financiación a tasas bajas otorgado por el Banco Nacional de Desarrollo. Esa es una de las claves, además de la vocación empresaria, del crecimiento externo de las compañías del socio mayor del Mercosur.

Según la información provista por la Embajada de Brasil en Buenos Aires, teniendo en cuenta las fusiones y adquisiciones, la mayoría de las empresas brasileñas inició sus actividades en la Argentina durante la década del ‘90 (39 por ciento), seguidas por las que se instalaron antes de 1990 (26,4). Durante la crisis de 2001 aterrizaron en el país 9,4 por ciento y después de la devaluación sólo llegó la quinta parte (20 por ciento). Este proceso de desnacionalización tiene la particularidad de que los capitales brasileños no están comprando todo tipo de compañía, sino pocas empresas, pero muy grandes y en sectores concentrados.

Estrategias

Según un reciente informe de la Cepal sobre inversiones en América latina, “las principales translatinas brasileñas se especializan en recursos naturales o en manufacturas basadas en recursos naturales”. De las diez empresas más importantes de ese país, tres se dedican al acero, dos al cemento y las otras cinco empresas se reparten en petróleo, minería, transporte, ingeniería y una fábrica de aeroplanos. No es casual que a la hora de expandirse hacia otros países lo hagan en aquellos sectores que dominan. Empresarios argentinos ya vendieron a capitales brasileños, entre otras cosas, una petrolera, una cementera y cuatro metalúrgicas importantes: Acindar, Sipsa, Sipar y Siderar.

Sobre datos aportados por la embajada brasileña y el Grupo Brasil, entidad que nuclea a empresas de ese país en la Argentina, Cash analizó un listado de las 100 principales firmas verde-amarelha que operan en el país. Precisamente el transporte y la metalurgia con 18 y 13 establecimientos, respectivamente, son los rubros que se observan con una importante participación brasileña, seguidos por la empresa automotriz, la informática, los servicios y la química.

Aunque Petrobras ostenta sólo un 14,7 por ciento en el mercado de combustibles para automóviles y un 8,1 por ciento en el de lubricantes, la posición no es nada despreciable teniendo en cuenta que ambos rubros están controlados en más de la mitad de los negocios por Repsol-YPF. Por otra parte, Petrobras diversificó sus negocios al comprar Pecom. Hoy la empresa estatal brasileña es además propietaria de la mayoría de las acciones de las transportadoras de energía eléctrica Transener (que tiene que vender por limitaciones establecidas en la regulación del sector), Transba, Distrilec, Citelec, Enecor y de la distribuidora Edesur.

A través de Loma Negra, el grupo Carmargo Correa controla hoy el 47 por ciento del cemento que se produce en la Argentina. Por abuso de esta posición oligopólica, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia(CNDC) impuso el año pasado una dura sanción a la empresa de Amalita. La otra gran sanción de la CNDC fue por cartelizar el mercado del oxígeno medicinal, donde recibió una multa millonaria la brasileña Praxair.

Los empresarios brasileños también invirtieron en sectores estratégicos del transporte. La empresas América latina Logística controla los ramales de carga San Martín (Cuyo) y Urquiza (Mesopotamia). Por otra parte, la llegada de Vale Do Rio Doce, con su filial local DoceNave, ya acapara el 22 por ciento del comercio marítimo que hay entre ambos países. Además, el grupo Odebrecht, especializado en construcción e ingeniería, posee la licitación de los peajes de Autopistas del Oeste y piensa continuar en la Argentina compitiendo para construir obra pública.

El caso más reciente de concentración en un rubro es el de Quilmes, donde ahora el grupo AmBev maneja el 80 por ciento del mercado local de cervezas. También en el sector alimentos, con la compra de Swift por 200 millones de dólares, el grupo Friboi se quedó con el principal exportador de carne de la Argentina, responsable del 68 por ciento de las carnes enlatadas y el 56 por ciento de las carnes cocidas que van al exterior.

En el área textil, aunque arribaron tres empresas importantes (Textil Santista, Coteminas y Paquetá) el desembarco de esos capitales se explica en establecer pequeñas plantas para producir aquí lo que no se puede importar por las trabas presentadas por la Argentina en el Mercosur. Sin embargo, lentamente los empresarios nacionales del sector están comenzando a sospechar de la estrategia de sus pares brasileños. Las últimas semanas, volvió el rumor de que la empresa tradicional Alpargatas sería vendida a Carmargo Correa.

Achanchados

El reciente informe sobre inversiones de la Cepal tiene una explicación sobre los modelos de desarrollo adoptados por la Argentina y en Brasil durante la década pasada. Y esos diez años explican el presente. En el caso del país vecino, el informe señala: “Se logró una reestructuración de las firmas brasileñas que supuso intensos procesos de innovación tecnológica y organizacional, y una mejor calidad de los productos, lo que significó un estímulo para la internacionalización, fenómeno que comenzó a verse reflejado en la evolución de las inversiones directas al exterior”. Para el caso argentino, el informe señala que la trasnacionalización de empresas locales al exterior durante los ‘90 fue “un fenómeno concentrado en algunas industrias y por un pequeño número de grandes empresas. En 1997, por ejemplo, durante el auge de estos flujos de capital, casi dos tercios de las inversiones directas en el extranjero de Argentina correspondían a tres compañías: Pérez Companc, YPF y Techint”. En un término menos académico, un especialista del sector empresarial explicó: “En los ‘90 los grupos argentinos se ocuparon en participar del negocio fácil de las privatizaciones; mientras los brasileños pensaban en cómo producir más”.

Todos los analistas consultados por este suplemento coincidieron en que la pasividad, la falta de dinamismo y la carencia de un pensamiento a mediano plazo que ostentan los grandes grupos nacionales es lo que los lleva a sentirse amenazados ante la competencia en el país de un grupo transnacional. Y que ante la perspectiva de invertir para competir y ganar mercados o vender la empresa y quedarse con el dinero en mano, salvo honrosas excepciones, no dudan en optar por lo segundo.

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