Domingo, 13 de agosto de 2006 | Hoy
LA NUEVA FORMA DE ORGANIZACION EN EL CAMPO
Por Gustavo Grobocopatel
En el sector agrícola argentino se han producido profundas transformaciones durante los últimos años, pero no debemos pensar que es un hecho aislado. Son las mismas que permitieron reconvertirse a la industria automotriz o que han permitido desarrollar los servicios en el mundo. Ver este proceso sólo desde una óptica local puede llevar a errores en el enfoque del análisis y sus posteriores consecuencias. En medio de la revolución de la información, la sociedad busca nuevas formas de organización para poder adaptarse y desarrollarse con éxito frente a los nuevos paradigmas. Una de estas formas tiene que ver con el desarrollo de empresas de servicios, la tercerización y, más adelante, la formación de redes o empresas red, temas tratados por diversos autores (ver Manuel Castells, La Era de la Información).
Este diseño tiene muchas ventajas sobre el modelo de organización vertical, más propio de la Sociedad Industrial y con estilos de gestión unipersonales. El sistema promueve un mayor autocontrol y poder de determinación, fomenta el espíritu emprendedor y, fundamentalmente, la especialización. La tendencia es que una red de especialistas utiliza más y mejores conocimientos, es más competitiva y tiene mayor capacidad de crecimiento que una empresa integrada con estructuras de gobernancia y control más rígidas. Contrariamente a lo que se piensa, las pymes proveedoras de servicios tienen un mercado que las demanda, lo que les asegura competencia y libertad de elección de los clientes. El único problema del sistema es que haya monopolios que atenten contra esa libertad. Por ello el problema no es el diseño en sí mismo, sino la existencia de monopolios que no permitan desarrollar el sistema. En el campo la gran cantidad de clientes y proveedores asegura un mercado de competencia perfecta. Los Grobo, si bien puede ser el mayor productor de granos, es apenas el 0,3 por ciento de la producción total del país. Es decir, que en el sector rural son miles de pymes de servicios que tienen miles de opciones en clientes y que dan como consecuencia un sistema virtuoso de generación de competitividad schumpeteriana.
En el campo también se ha desarrollado un mercado de tierras que permite acceder a ellas a cualquier ciudadano. Antes había que ser hijo de estanciero o chacarero para ser productor. Actualmente, en un hecho democrático que permite mucha movilidad social, cualquiera puede acceder a los medios de producción –la tierra, el capital o el trabajo– siempre que tenga conocimientos. La llave está en poseer el conocimiento.
Puedo decir, mostrar y demostrarlo porque desde hace muchos años venimos desarrollando esos conceptos en nuestra empresa Los Grobo (www.losgrobo.com). En el Grupo actualmente trabajan 400 personas en forma directa, tenemos contratos con 1500 pymes proveedoras de servicios y productos que emplean aproximadamente a unas 5 mil personas. Nos basamos en las hipótesis de los nuevos economistas, muchos de ellos Premio Nobel (Coase, North, Williamson) que definen a la empresa como un conjunto de contratos y que dan como clave competitiva la creación de capital social y el marco institucional. En Los Grobo interactuamos con el sector público financiando investigación y desarrollo de tecnología junto a las universidades, invertimos en biotecnología y tecnologías de información y comunicaciones; fuimos ranqueados como la mejor empresa en la Argentina en responsabilidad social; tenemos balances anuales auditados en lo económico y social y utilizamos indicadores ambientales del INTA para monitorear nuestra relación con el medio ambiente. A través de los Fideicomisos I y II compartimos nuestro negocio con otros inversores, la mayoría de ellos en la actualidad son los jubilados argentinos. Con Los Grobo SGR poseemos un programa de financiación para 220 Pymes por 60 millones de pesos y con GroboGestión de Talentos buscamos desarrollar competencias y aumentar la empleabilidad de los que trabajan directa o indirectamente con nosotros. Los Grobo reinvertimos nuestras utilidades: en los últimos años crecimos en las áreas agroindustriales (molinería y avicultura) y creamos nuevos centros de servicios en el interior del país.
Según diversos trabajos, el resultado global de esta reorganización disminuyó el número de productores pero aumentó el empleo global en el sector rural. Para producir una hectárea se necesitan menos personas trabajando la tierra pero mayores conocimientos y servicios aplicados, ya que esa hectárea consume más tecnología, hay más productividad. Se necesitan más camiones para transportarla (el 85 por ciento de los camiones en la Argentina transporta granos). Se utilizan más fertilizantes, más petroquímica, más electrónica, más metalmecánica, más abogados, más contadores. Quizá el mejor ejemplo sea que el 30 por ciento de la producción de granos actualmente se embolsa en el campo en bolsones de 200 toneladas. Esto, además de dinamizar nuevas empresas fabricantes de bolsas, de máquinas embolsadoras y extractoras de granos, creó un nuevo trabajo –el embolsador y extractor– y nuevas empresas proveedoras de estos servicios.
La formación de redes es parte de un proceso revolucionario que cambiará la vida y las relaciones de las personas. En otras partes del mundo la capacidad de adaptación fue mayor y se ha logrado facilitar este proceso convirtiéndolo en ventajoso para toda la sociedad. La aparición de las redes permite reconceptualizar al cooperativismo proyectándolo a un nuevo ciclo de expansión. Las redes podrían ser la base de un Capitalismo Social y resolver problemas que aún están pendientes: la equidad y una redistribución más justa de la riqueza. Analizar el tema sin el debate profundo y necesario, con prejuicios y estructuras rígidas de pensamiento, nos aleja aun más del entendimiento y la solución de los problemas.
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