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Domingo, 3 de septiembre de 2006

PROPUESTA DE ARGENTINA Y BRASIL PARA LA REGION

Moneda e integración

El bloque regional busca mayor profundidad con las iniciativas de desdolarizar el comercio bilateral y crear un banco de desarrollo del Mercosur.

 Por Guillermo Wierzba *

La reciente iniciativa de los ministros de Economía de Brasil y la Argentina, Guido Mantega y Felisa Miceli, de utilizar las monedas de ambos países en el comercio bilateral en reemplazo del dólar estadounidense abre importantes perspectivas regionales respecto de temas estratégicos largamente postergados. Este proyecto de los socios mayores del Mercosur se inscribe en el ya iniciado cambio de rumbo asumido por los actuales liderazgos de la región.

La última Cumbre de Presidentes, realizada en la provincia de Córdoba, ha dado muestras de la maduración conjunta del pensamiento estratégico de los gobiernos de la región. La crítica al papel jugado por el FMI en el sustento de programas de ajuste que generaron el empobrecimiento y la desarticulación económica en los países de la región, el desencanto respecto del neoliberalismo económico, la negativa a una integración asimétrica en el ALCA y, a su vez, la entusiasta promoción de la ampliación del Mercosur, iniciada con el ingreso de Venezuela, son significativos signos del nuevo clima en América latina.

La idea de utilización de monedas locales en el comercio bilateral entre la Argentina y Brasil, que será seguramente promovida en toda la región, abre la expectativa de un horizonte de unificación monetaria en el largo plazo. Algunos de los posibles efectos de la nueva modalidad de intercambio serían los siguientes: desvincular el comercio bilateral de los requerimientos de divisas provenientes del comercio con terceras naciones, menguando la potencialidad de amenazas por las clásicas restricciones externas al crecimiento; una mayor fluidez del comercio bilateral; economías más resguardadas frente a posibles turbulencias internacionales; ahorros de costos de transacción y, también, una mayor integración financiera, por ejemplo, a través de los mercados de futuros entre el peso y el real.

En el mediano y largo plazo la adopción de un esquema de las características en análisis fortalecería nuestras monedas, en tanto éstas adoptarían paulatinamente las funciones de medio de cambio y medida de valor. Una adecuada política de articulación de la regulación monetaria, en rumbo a su unificación, permitiría, a su vez, avanzar en la tercera cualidad de una “buena moneda”, es decir, la de reserva de valor. Así, se daría un nuevo paso en la desdolarización y, por tanto, el logro de una mayor autonomía monetaria y económica.

Esta iniciativa y la anunciada propuesta de creación del Banco de Desarrollo del Mercosur constituyen avances de relevancia en la agenda de la integración regional, cuyos desafíos futuros son la profundización de la coordinación macroeconómica, la mayor fluidez en la circulación de factores productivos y la creación y fortalecimiento de instituciones supranacionales, tanto para la regulación financiera como para la gestión y promoción del crédito para el desarrollo.

En esta nueva etapa de crecimiento sostenido y vocación integradora resulta imprescindible la aplicación de políticas que atenúen las asimetrías con los socios menores del bloque, Uruguay y Paraguay, en base a criterios económicos, políticos y sociales equitativos comunes a todos sus miembros, con el objetivo de promover el desarrollo conjunto e integrado.

A diferencia de aquellos que afirman que el bloque se ha politizado en demasía, la actual experiencia muestra que el establecimiento y articulación de objetivos políticos, económicos, sociales, culturales y de derechos humanos de carácter progresivo, permiten la discusión de agendas que propenden al desarrollo con reducción de la desigualdad y profundización de la democracia. El Mercosur, con estos nuevos pasos, se aleja del neoliberalismo de los ’90 y busca encaminarse hacia un proyecto de autonomía, integración y unidad latinoamericana.

* Director del Cefid-AR (Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina).

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“El Mercosur se aleja del neoliberalismo y busca un proyecto de autonomía”, afirma Wierzba.
Imagen: Télam

Opinión mercosur

  • “La iniciativa de Brasil y Argentina de utilizar las monedas de ambos países en el comercio bilateral en reemplazo del dólar estadounidense abre importantes perspectivas regionales.”
  • “Abre la expectativa de un horizonte de unificación monetaria en el largo plazo.”
  • “Se daría un nuevo paso en la desdolarización y, por tanto, el logro de una mayor autonomía monetaria y económica.”
  • “La anunciada propuesta de creación del Banco de Desarrollo del Mercosur constituye otro avance de relevancia en la agenda de la integración regional.”
  • “Resulta imprescindible la aplicación de políticas que atenúen las asimetrías con los socios menores del bloque, Uruguay y Paraguay.”

 
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