REGRESAN VIEJOS JUGADORES AL SISTEMA FINANCIERO DOMESTICO
La ley está aprobada. Falta la reglamentación del Banco Central. En la década del ’60 existían 900 entidades cooperativas. Atenderán a los excluidos del sistema.
› Por Diego Rubinzal
La necesidad de impulsar medidas que reactiven el mercado del crédito es una de las premisas repetidas en los despachos oficiales. Para lograrlo están apostando a la generación de mecanismos crediticios alternativos a las entidades bancarias. Alientan en ese sentido al resurgimiento de las Cajas de Crédito Cooperativas. Esas instituciones cumplieron un importante rol en la historia financiera argentina. Nacidas en el siglo pasado como cooperativas de crédito por una inmigración que trajo de Europa sus ideas asociativas, tuvieron un desarrollo relevante durante la década del ‘60. Llegaron a reunir 900 entidades durante el período 1958-1966.
Ese auge se debió a que una porción de la población no tenía acceso al crédito ante la anulación de la nacionalización de los depósitos dictada al caer el gobierno peronista. Las Cajas de Crédito llegaron a captar el 10 por ciento de los depósitos del sistema. Las entidades podían emitir letras de cambio, que eran negociadas mediante el clearing que realizaba el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC). Ese sistema le permitía al Instituto agilizar los fondos ociosos de las cajas de crédito desde una región a otra del país, según los requerimientos estacionales.
El movimiento cooperativo tuvo un férreo opositor: el gobierno de Onganía se propuso eliminar a esas instituciones y dictó una serie de medidas que restringieron su operatoria. El IMFC organizó una campaña de defensa de las cajas de crédito logrando resistir a la embestida. Sin embargo, las medidas ya habían tenido su efecto: la mitad de las entidades crediticias cooperativas habían cerrado sus puertas. La arremetida no se detuvo: la dictadura militar de 1976 intentó liquidarlas. Como primera medida, prohibió a las cajas de ahorro la recepción de depósitos en cuenta corriente. Esta decisión significaba el tiro de gracia para esas instituciones. Además, se eliminó la posibilidad de que los bancos comerciales pudieran organizarse de manera cooperativa. Pero una vez más, el cooperativismo logró un éxito parcial: la dictadura dio un paso atrás y les permitió adoptar esa forma jurídica.
A partir de ese momento se inicia un período de fusión y transformación de las cajas de crédito en bancos cooperativos de carácter regional. De este proceso surgieron más de 70 nuevas entidades bancarias que se unieron a las 8 preexistentes. El ex diputado socialista Héctor Polino intentó que se produjera un renacimiento de estas entidades. En ese sentido, logró la aprobación en 2003 de la ley 25.782 que modificó la Carta Orgánica del Banco Central habilitando el funcionamiento de las Cajas de Crédito Cooperativas. Sin embargo, las mismas tuvieron un nulo desarrollo. Las restricciones que contienen tanto la ley aprobada como las reglamentaciones dictadas por el Banco Central han conspirado contra el desarrollo de esas entidades.
Frente a las limitaciones, el directorio del Banco Central organizó un equipo encabezado por uno de sus directores, Arnaldo Bocco, que trabajó durante ocho meses con el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, la Federación de Cooperativas y el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, entre otros. Las conclusiones obtenidas motorizaron el cambio a la normativa vigente. En este sentido, el Congreso Nacional sancionó a fines de noviembre un nuevo texto legal. Entre otras modificaciones, la ley permite la posibilidad de habilitar hasta un máximo de cinco filiales ubicadas en zonas aledañas a la casa central y permitir la participación de las letras de cambio cooperativas en las cámaras electrónicas de compensación.
Consultado por Cash, el asesor normativo del IMFC Aarón Gleizer señaló que “el texto aprobado recoge en buena medida –con algunas excepciones– las propuestas elevadas por el IMFC”. Gleizer agrega que ahora viene una etapa fundamental: el dictado de las normas reglamentarias del Banco Central. “La experiencia acumulada en la materia permite prever que la lucha será ardua y plagada de obstáculos, y los resultados concretos dependerán de la tenacidad de los cooperadores y de las condiciones objetivas que en los próximos años prevalezcan en nuestro país”, pronosticó el asesor del IMFC.
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