Dom 06.05.2007
cash

GRANDES EMPRESAS Y EL IMPUESTO A LAS GANANCIAS

El arte de eludir

Pagar menos Ganancias mediante maniobras que burlan la legislación vigente es una práctica habitual. Esta semana empiezan a presentarse las declaraciones juradas.

› Por Roberto Navarro

En 1999 se vendieron 400 mil vehículos. Ese año el sector automotor pagó de impuesto a las Ganancias 3,5 millones de pesos; en 2005 se comercializó casi la misma cantidad de rodados y contribuyó con 55 millones de pesos. ¿Cómo se explica esa diferencia? Los tributaristas consultados por Cash coincidieron en que esas firmas no evadieron, pero sí eludieron el pago de ese impuesto. Eludir significa utilizar la normativa vigente interpretándola de manera de pagar menos, aprovechándose de lagunas en la legislación. Ese es el principal motivo para que, a fines de la década pasada, Ganancias, el más progresivo de los gravámenes, sólo significara el 2,6 por ciento del total de la recaudación tributaria. En la actualidad ese impuesto equivale al 5,3 por ciento del total. El martes próximo comienzan a presentarse las declaraciones juradas de Ganancias de 2006 y la AFIP sabe que las empresas –no sólo las automotrices– lo volverán a intentar.

Para que las automotrices llegaran a tributar al nivel actual fueron inspeccionadas por la DGI, que descubrió que realizaban compras con sobreprecios con empresas vinculadas en otros países. Fueron denunciadas ante la Justicia y después de largos litigios pagaron ajustes por 28 millones de pesos.

Las petroleras también contabilizaron elevadas utilidades en 1999. Sin embargo, apenas aportaron a la AFIP 558 millones de pesos. Muy poco, comparado con los casi 4800 millones que desembolsaron en 2005. Es cierto que el barril se ubicaba en 2005 a un promedio de 50 dólares, pero con las retenciones las compañías recibieron poco más de 30 dólares. El salto del precio del petróleo no explica por sí sólo haber ganado nueve veces más que en 1999.

Para Alberto Abad, administrador general de Ingresos Públicos, “las empresas pagan más por varias razones: porque el cambio de modelo productivo aumentó la rentabilidad, porque el vislumbrar un futuro mejor genera un nuevo contrato social, por la decisión política de cobrar impuestos y por un control inteligente del contribuyente”.

Los ’90 fueron años de concentración económica y el campo no fue la excepción. Si bien miles de productores terminaron con sus campos embargados, los pools de siembra y las cerealeras ganaron fortunas. La demostración de que el campo era negocio es que a fines de la década se llegó por primera vez a 60 millones de toneladas de granos cosechadas. En 1999, con semejante cosecha, el sector sólo tributó 19 millones de pesos. En 2005 abonó 202 millones de pesos. Era habitual que enormes barcos cerealeros partieran del Puerto de Buenos Aires mostrando una factura trucha por un monto menor y la verdadera factura por el monto real se realizaba en algún paraíso fiscal. El negocio se terminó cuando la AFIP decidió que el precio de las exportaciones se tomaría, como mínimo, al precio del mercado local.

Durante la década pasada, los laboratorios medicinales locales se consolidaron como los más importantes de Latinoamérica. A pesar de ello, a fines de los ’90 su contribución al fisco apenas alcanzaba los 75 millones de pesos anuales; en 2005, luego de inspecciones que derivaron en ajustes por 34 millones de pesos, las compañías farmacéuticas cambiaron su conducta fiscal hasta aportar 231 millones de pesos.

La AFIP mantiene un monitoreo especial sobre 1050 empresas a las que considera grandes contribuyentes. Estas aportan el 60 por ciento de la recaudación total. A pesar de esa dedicación, esas compañías se las ingenian para eludir el pago de Ganancias. Para eso contratan a estudios contables y jurídicos especializados. Fuentes de la AFIP aseguraron a Cash que algunos jueces de los juzgados penales tributarios están comenzando a sentar precedentes con respecto a esta sutil diferencia entre eludir y evadir impuestos. Según estos magistrados, organizarse para estudiar cómo eludir el pago de impuestos sería, en muchos casos, un delito. En 2006, la DGI realizó ajustes por más de mil millones de pesos. Aunque la AFIP haya mejorado su performance en los últimos años, siempre aparece una sorpresa. El año pasado, por caso, las telefónicas, que aumentaron considerablemente la facturación por telefonía celular, declararon una ganancia del 1 por ciento sobre ventas, con el argumento de que habían realizado grandes inversiones.

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