El 25 de mayo de 2010 la industria automotriz espera festejar el Bicentenario produciendo un millón de vehículos en el país. Esta cifra la colocaría como uno de los jugadores importantes a nivel mundial. El tipo de cambio favorable, recursos humanos de alta calidad y bajos salarios y un apoyo estatal cada vez más fuerte pusieron a la Argentina como un centro de inversiones para producir, incluso, modelos exclusivos para todo el planeta. A eso se suma un mercado interno en crecimiento con una demanda insatisfecha. En los próximos meses, Ford, Renault, General Motors y Volkswagen presentarán nuevos modelos y Honda anunciará su llegada al país. Las terminales se cuidan de mostrar sus verdaderas proyecciones y en la reunión con el Presidente esta semana mostraron cifras menores. La razón: seguir recibiendo cada vez más ayuda del sector público.

Para los ejecutivos de las terminales el lanzamiento de un nuevo modelo es un secreto que no pueden contarles ni a sus esposas. Las pruebas en pista se hacen con el vehículo camuflado para que no se lo pueda identificar y mucho menos fotografiar. A pesar de esas restricciones, Cash pudo saber que Volkswagen lanzará al mercado en las próximas semanas una moderna pick up que será fabricada únicamente en Argentina para vender aquí y exportar al mundo. Renault prepara el anuncio de un sedan tricuerpo, General Motors comenzará a fabricar en sesenta días un nuevo vehículo mediano y Ford otro de igual porte. Pero la primicia más importante es que antes de fin de año se instalará la terminal número once: Honda, una de las compañías más importantes del mundo, que desde hace más de una década fabrica en Brasil y, según fuentes de la empresa, se convenció de que no es negocio seguir importando y pagando aranceles.

La producción del sector creció un 165 por ciento en los últimos tres años. En mayo último lo hizo a un ritmo del 45 por ciento. Si en los próximos tres años avanza a una marcha del 25 por ciento alcanzará el millón de unidades. Para lograrlo cuenta con un mercado internacional en crecimiento, con una oferta que se ha diversificado en los últimos cuatro años. En la actualidad, exportan a 81 países y siguen abriendo mercados. Ya no dependen sólo de Brasil, que en los noventa absorbían casi la totalidad de las exportaciones. El acuerdo de libre comercio con México dio como resultado 52 mil unidades de ventas en 2006 y puede alcanzar las 100 mil en un par de años. Chile se encamina a las 50 mil y Venezuela y varios países de Africa avanzan al mismo ritmo. El convenio que se está negociando con la Unión Europea –de darse en las condiciones esperadas por el sector– superará todo lo pactado hasta ahora.

Para los especialistas, el actual boom no sería posible sin el robusto crecimiento del mercado interno, que le permite al sector conseguir la escala suficiente para bajar costos y así salir a competir afuera. “En el país aún existe una gran demanda insatisfecha”, explicó a Cash el consultor automotriz Jorge Todesca. Y agregó: “En 1998, último año de crecimiento económico antes de la recesión, la antigüedad promedio del parque automotor era de 10 años; en la actualidad es de 13,5 años y el país está mejor que en esa época: aún queda mucho por vender”. El aumento del empleo, la lenta pero persistente mejora del poder adquisitivo de la población y el incremento del crédito ayudan a que de a poco un sector de la población se decida a comprar un cero kilómetro.

“En 2003, cuando se comenzó a remontar la cuesta, la gente compraba su auto con el dinero que había guardado en el colchón. Hoy todavía se vende el 70 por ciento de contado” precisó a Cash Fernando Rodríguez Canedo, vicepresidente de Adefa, la cámara que agrupa a las terminales. “El auto usado es la clave para llegar al cero. En general, la compra se realiza con el usado más unos pesos ahorrados y un pequeño préstamo personal, que no aparece dentro de las estadísticas de venta a crédito por no ser de la agencia o prendario.” Los especialistas también remarcan que los bienes durables –como el automóvil– son los primeros en sufrir la caída de ventas en una crisis. Se posterga una compra que, por una cuestión de desgaste o de búsqueda de mayor comodidad o simplemente por el propio gusto del consumo termina concretando en cuanto las posibilidades se lo permiten. El tipo de cambio favorable y el fuerte crecimiento del mercado interno fueron dos de los principales disparadores del fenomenal crecimiento del sector automotriz. Pero también jugó un papel importante el acuerdo con Brasil para seguir operando con un mercado administrado que permite exportar 1,9 vehículo por cada unidad que se importa del gran socio del Mercosur, siempre que la terminal tenga plantas produciendo en ambos países. Ese factor no sólo obliga a producir aquí y allá, sino que hizo que muchas empresas que fabricaban sólo uno o dos modelos en Argentina se vieran obligadas a producir más en el país para cumplir los cupos y así no tener que pagar aranceles para ingresar al cada vez más activo mercado local.

Exportar vehículos, con un 50 por ciento de autopartes nacionales (ver nota aparte) mejora los términos de intercambio comercial con el mundo. Basta decir que si se importara todos los vehículos que se venden en el mercado local disminuiría 75 por ciento el actual superávit comercial. Además, genera empleo de calidad, mejores salarios y promueve inversiones. Las terminales, conocedoras de esos beneficios, presionan a los gobiernos para conseguir condiciones excepcionales de cuidado y, en consecuencia, rentabilidad.

Fuente: Adefa.