Domingo, 16 de septiembre de 2007 | Hoy
LA FED SE ENFRENTA AL DILEMA DE SEGUIR AUXILIANDO A LOS QUE APOSTARON Y PERDIERON
En la city están convencidos de que la Fed bajará un cuarto de punto la tasa, otro paso más en el salvataje de los especuladores. Junto al Banco Central Europeo, ya aportaron un billón de dólares al mercado.
Por Claudio Zlotnik
En la primera plana del Gobierno ya dan por descontado que la Reserva Federal (banca central estadounidense) bajará la tasa de interés esta semana, y que ese ajuste será de un cuarto de punto. La tasa de corto plazo quedaría en el 5,0 por ciento anual, una buena noticia para la Argentina y para el resto de los países emergentes. Sin embargo, en los despachos oficiales creen que las turbulencias en los mercados continuarán algunas semanas más.
Durante las últimas jornadas hubo una fuerte presión de grandes bancos y fondos que operan en Wall Street para que la reducción del costo del dinero alcance a medio punto. Una encuesta divulgada a mediados de la semana pasada reveló que bancos de primera línea como Goldman Sachs, JP Morgan, Citigroup, BNP Paribas y Barclays apuestan a que la tasa llegará al 4,50 por ciento a fin de año.
En recientes contactos mantenidos por funcionarios argentinos con autoridades de Estados Unidos quedó en claro que existe preocupación por el rol de la Reserva Federal. En principio existe consenso en que la FED puede mantener la inyección de fondos para evitar una profundización de la crisis. Esa es una tarea coordinada con el Banco Central Europeo. Pero tras una intervención que se está acercado al billón de dólares en conjunto, se empezó a discutir cuál es el límite del rescate. Como ocurrió durante la crisis argentina de 2001, el centro del debate vuelve a ser el “riesgo moral” (moral hazard). Algunos funcionarios de la FED se atrevieron a afirmar, en las últimas horas, que esa institución no puede mostrarse como una red de contención del mercado, y que los inversores que optaron por maximizar su rentabilidad colocando su dinero en instrumentos riesgosos ahora debían hacerse cargo de los quebrantos. Con el conocimiento de que existe ese debate de fondo, en la Casa Rosada suponen que la rebaja será de un cuarto de punto, al menos en la reunión de directorio de la Reserva Federal de pasado mañana.
Para la Argentina, una rebaja en el costo del dinero será bienvenida. En la city creen que será el inicio del despegue de los bonos. En Economía y en el Banco Central trabajan bajo la hipótesis de que las turbulencias en los mercados continuarán, pero que a partir de ahora los papeles de la deuda argentinos serán menos castigados. Sergio Chodos, secretario de Finanzas, piensa directamente que los precios actuales son muy atractivos y que los inversores deberían ampliar su cartera en bonos argentinos.
Martín Redrado tiene una lectura parecida. El banquero central está convencido de que la solvencia fiscal, el superávit comercial y el nivel de reservas que muestra la Argentina aparecen como variables muy poderosas para volver a atraer a los inversores. El hecho de que se haya desacelerado en forma sensible la demanda de dólares durante las últimas dos semanas y que no caigan los depósitos son una prueba más de la fortaleza económica, en medio de las turbulencias y la incertidumbre internacional.
La mejora del escenario internacional no posibilitará, al menos por ahora, que el Gobierno pueda retornar al mercado de capitales. El año que viene precisará refinanciar 7000 millones de dólares. La percepción en el mercado es que a partir de esta semana empieza a jugarse un nuevo partido en el mundo de las finanzas. En la previa puede suponerse que la Argentina saldrá bien parada, tal como ocurrió cada vez que la tasa internacional emprendió un recorrido descendente.
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