Dom 01.09.2002
cash

EL RESCATE FINANCIERO A BRASIL Y EL CASO ARGENTINO

“No habrá acuerdo con el FMI”

El economista principal del inglés Standard Chartered Bank señala que para la comunidad internacional “Argentina es un caso perdido”. Dice, además, que el auxilio a Brasil fue para salvar a los bancos americanos.

Cash en Gran Bretaña

Por Marcelo Justo desde Londres

El paquete de ayuda del FMI a Brasil tuvo como objetivo principal salvar a los bancos de Wall Street y no al gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Por esa misma razón las posibilidades de que Eduardo Duhalde llegue a un acuerdo con el Fondo son prácticamente nulas: ninguna institución financiera estadounidense corre peligro por su exposición en Argentina. Palabras más, palabras menos, ésta es la visión expuesta en una entrevista con Cash del economista senior del Standard Chartered Bank Julian Jessop, uno de los bancos líderes de la city.
La administración Bush prometió terminar con los grandes rescates financieros. ¿Es el paquete de ayuda del FMI a Brasil una excepción o marca un cambio de política?
–Fue un paquete inesperadamente generoso. No sólo por el monto de la ayuda sino también por el momento político en que fue concedido. Mucha gente esperaba que el Fondo sólo lo concediese una vez que se resolviese el enigma político de las elecciones de octubre. El hecho de que haya sido tan generoso y tan rápido sugiere que se trata de un caso especial. Creo que la preocupación principal fue no sólo Brasil sino también el sistema financiero en general y en especial el sistema financiero de países que estaban muy expuestos en Brasil como Estados Unidos. Reflejaba la preocupación de que se repitiera una situación como la de Argentina.
El FMI no intervino para salvar a Brasil sino para rescatar a los bancos estadounidenses que corrían peligro por la crisis brasileña.
–Exactamente. No quiero parecer cínico, porque en el caso de Brasil el manejo económico era idóneo, de modo que de todas maneras creo que se le habría prestado, pero lo cierto es que la cantidad y el momento en que ocurrió el préstamo sólo se explican por el grado de vulnerabilidad de los bancos estadounidenses a la crisis brasileña. Esta vulnerabilidad varía de acuerdo con las fuentes de información, pero era mucho mayor que en Argentina y se daba en un momento de crisis para el sistema financiero en su conjunto. La evaluación fue que una crisis de Brasil sumada a los problemas económicos de Estados Unidos, de las bolsas en todo el mundo y de las grandes corporaciones habrían sido muy graves.
¿Considera suficiente este paquete para evitar una crisis en Brasil?
–El peligro es que los inversores internacionales lo utilicen para ganar tiempo y reducir su exposición sacando dinero del país. A pesar del compromiso que adoptaron los bancos de continuar financiando a Brasil, la razón principal de desconfianza es la elección presidencial y esto no se resolverá hasta octubre, de modo que el riesgo sigue presente.
Eso fue lo que sucedió con el último paquete de ayuda a Argentina. Utilizaron el tiempo que se ganó con el auxilio que se les dio para desprenderse del riesgo argentino.
–La diferencia es que en el caso argentino se cometieron errores en la política económica y existía un tipo de cambio muy elevado que impedía el despegue de la economía.
Brasil no fue el único que recibió un fuerte paquete de ayuda. Uruguay también. ¿Mejora esto las posibilidades de un acuerdo de Argentina con el FMI?
–La gran diferencia con Brasil es que ellos tienen un equipo económico con credibilidad y una clara estrategia económica. No se puede decir lo mismo de Argentina. Los cables de las agencias se la pasan hablando de las diferencias entre el ministro de Economía y el presidente del Banco Central. Esto no pasa en Brasil. De modo que no creo que haya un paquete. La comunidad internacional considera a Argentina como un caso perdido. El centro de preocupación es Brasil. Argentina debe ayudarse a sí misma.
Sin embargo no cabe dudas de que hay un contagio de la crisis argentina, a diferencia de lo que decía a principios de año el FMI.
–Pero el contagio en Brasil fue de otro tipo. No por el impacto económico de la situación argentina sino por el temor a los resultados de las elecciones y a que Brasil repudie la deuda, del modo en que lo hizo la Argentina, en caso de que gane un candidato de la oposición. Fue un contagio “político”, no económico.
Existe la posibilidad de que Argentina entre en default con el FMI. ¿Cree que esto generará un cambio de actitud en la negociación?
–De parte de la comunidad internacional, no. Los bancos no se encuentran en un estado de exposición a la crisis argentina. No sería una buena noticia, desde ya, pero no sería una sorpresa tampoco.

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