NOTA DE TAPA
› Por Fernando Krakowiak
En las últimas semanas fueron al rescate de los principales bancos del sistema financiero mundial, pero su origen genera paranoia en Estados Unidos y Europa. Son fondos estatales de países árabes y asiáticos que administran las reservas excedentes generadas por los altos precios del petróleo y el superávit comercial. Antes utilizaban esos recursos para comprar bonos del Tesoro estadounidense, pero la baja rentabilidad de esa inversión, combinada con la devaluación del dólar, los llevó a asumir mayores riesgos para aumentar sus ganancias. Ahora apuestan por una cartera de activos diversificada, que incluye acciones en compañías de sectores estratégicos como siderurgia, energía, comunicaciones, aviación y finanzas. Singapur, China, Emiratos Arabes, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita, Brunei y Corea del Sur tienen algún fondo de estas características. Sus administradores, en la mayoría de los casos familiares de los gobernantes de turno, afirman que no buscan tomar el control de las empresas en las que invierten sino obtener una buena tasa de retorno para asegurar el futuro de las próximas generaciones. Las potencias centrales celebran la inyección de liquidez en momentos de crisis, aunque las visiones más conspirativas ven la jugada como parte de una maniobra de espionaje que podría poner en jaque la seguridad nacional y evalúan restricciones (ver aparte). Cash investigó a los principales fondos soberanos y ofrece un detalle de su historia y sus activos.
Singapur. El gobierno controla dos fondos que han tenido un crecimiento extraordinario. Actualmente administran en conjunto casi 500.000 millones de dólares. Son el Government Investment Corporation (GIC) y el Temasek. GIC, fundado en 1981, lleva la delantera con un activo estimado en 330.000 millones de dólares. Empezó administrando una pequeña porción de las reservas del país y las buenas inversiones le permitieron obtener un retorno promedio anual de 9,5 por ciento durante los últimos 25 años. Recientemente ocupó la primera plana de los diarios por haber desembolsado 9700 millones de dólares para quedarse con el 9 por ciento de las acciones de la Unión de Bancos Suizos y otros 6800 millones para conseguir el 3,7 por ciento del Citigroup.
Temasek, creado en 1974, también ha tenido buenos resultados. Según Morgan Stanley, controla activos por 159.000 millones de dólares, fundamentalmente en finanzas, telecomunicaciones, aviación comercial y en el mercado inmobiliario. La paranoia que genera su avance en los países centrales comenzó en julio, cuando compró el 2,1 por ciento de las acciones de Barclays por 1400 millones de euros y se reforzó en diciembre cuando se quedó con el 9,4 por ciento del paquete de Merrill Lynch luego de desembolsar 4400 millones de dólares. Además tiene acciones en el Banco de China, en el Banco Internacional de Indonesia (controla el 56 por ciento a través de Sorak Financial), en Bank Danamon de Indonesia (68 por ciento), en el banco indio ICICI, en DBS Bank, en StanChart (18 por ciento) y en la empresa de teléfonos de Tailandia Shin Corp, entre otras. Esta última inversión le generó grandes problemas, pues el primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, fue acusado de quedarse con casi 2000 millones provenientes de esa operación y en septiembre de 2006 lo destituyó un golpe militar.
La dirección de los fondos de Singapur es una cuestión familiar. GIC es encabezada por Lee Kuan Yew, considerado uno de los “padres de la patria” por haber sido el primer presidente que tuvo la isla luego de lograr la independencia de Gran Bretaña en 1959. Además, es el padre de Lee Hsien Loong , actual primer ministro de Singapur. Temasek, por su parte, es dirigido por Ho Ching (foto), esposa del mandatario. Esta funcionaria, tercera en el ranking de mujeres más poderosas del mundo que elabora Forbes, es elogiada por el cambio que le imprimió a la gestión del fondo desde que asumió la dirección en 2002. Cuenta con el asesoramiento de un consejo de once expertos entre los que se destaca Bill McDonough, ex presidente de la Reserva Federal de Nueva York y vicepresidente de Merrill Lynch, donde Temasek, no casualmente, acaba de invertir.
China. El gobierno creó el año pasado el fondo soberano China Investment Corp (CIC) para gestionar 200.000 millones de dólares provenientes de sus crecientes reservas. Li Yong, viceministro de Finanzas, aseguró que un tercio del dinero será invertido de manera gradual en los mercados financieros globales. Hasta el momento, las principales operaciones del CIC han sido el desembolso de 3000 millones de dólares para quedarse con el 9,9 por ciento de las acciones del grupo de inversión estadounidense Blackstone y una inversión de 5000 millones de dólares por el 9,9 por ciento de las acciones del banco de inversión Morgan Stanley concretada en diciembre. El chairman de CIC es Lou Jiwei (foto).
Además, el Banco de Desarrollo de China inyectó en julio 2200 millones de euros en Barclays por el 3,1 por ciento de sus acciones y el Citic, otro banco estatal chino, firmó en octubre una alianza con Bear Stearns para tomar participaciones accionarias cruzadas en sus respectivos capitales. Citic invirtió 1000 millones de dólares en Bear para quedarse con el 6 por ciento de las acciones y Bear otros 1000 millones para tener el 2 por ciento del Citic.
Los analistas sostienen que el gobierno chino no busca tomar el control de los bancos estadounidenses y europeos sino mejorar su conocimiento sobre el sector financiero para potenciar a sus propias instituciones en el futuro. Los banqueros de los países centrales, por su parte, buscan que se les facilite su ingreso a China, donde la obtención de una licencia bancaria puede tardar varios años.
El desembolso de dinero en medio de la crisis hipotecaria genera especulaciones adicionales. El Financial Times informó la semana pasada que las entidades chinas también han tenido fuertes pérdidas por la crisis hipotecaria. El Banco de China tiene 7950 millones de dólares en títulos subprime y, si bien no reveló sus pérdidas, los analistas estiman que podrían llegar a 4800 millones. Otros bancos expuestos a la crisis son Industrial and Comercial Bank y China Construction Bank, los cuales reportan una exposición total de 1230 y 1060 millones de dólares, respectivamente, y tendrían un porcentaje de incobrables de entre 30 y 40 por ciento, un ratio similar al del Citigroup. Tal vez por eso el gobierno chino decidió meterse de lleno en esa tormenta para intentar restaurar la confianza en el sistema.
Abu Dhabi. Esta isla concentra el 95 por ciento de las reservas de gas natural y petróleo de los Emiratos Arabes y está aprovechando los recursos extraordinarios que obtiene con el alto precio del crudo para comprar acciones en empresas extranjeras. Su principal instrumento financiero es el fondo soberano Abu Dhabi Investment Authority, el más grande del mundo. Según estimaciones de Morgan Stanley, administra una cartera valuada en 875.000 millones de dólares. En diciembre sorprendió al invertir 7500 millones en acciones convertibles del Citigroup, con un rendimiento del 11 por ciento anual, que podrá canjear por un 4,9 por ciento de acciones ordinarias a partir de 2010. Sin embargo, se conoce muy poco sobre el resto de sus activos, pues se maneja con extrema reserva y tiene como política no adquirir más del 5 por ciento de las acciones de cada compañía en la que participa.
El jeque Khalifa bin Zayed Al Nahyan (foto), gobernador del emirato, también opera a través de la empresa estatal Mubadala Development, fundada en 2002 y administrada por su hermano Khaldoon Khalifa al Mubarak. Esta firma tiene inversiones en industria pesada, telecomunicaciones, energía y aviación. A fines del año pasado, desembolsó 622 millones de dólares por el 8,1 por ciento de las acciones de Advanced Micro Devices, la productora de microprocesadores que rivaliza con Intel, y 1350 millones de dólares por el 7,5 por ciento del Grupo Caryle, que gestiona 76.000 millones de dólares a través de 55 fondos de capital de riesgo. Además, se destaca su participación en la italiana Ferrari (5 por ciento de las acciones), la holandesa LeasePlan (25 por ciento), Dolphin Energy (51 por ciento) y el proveedor suizo de servicios aeronáuticos SR Technics.
Kuwait. En 1953 creó la Kuwait Investment Office, con sede en Londres, para invertir parte de las ganancias generadas por el petróleo. Su primer gran adquisición la realizó en 1987, cuando se quedó con más del 20 por ciento de las acciones de British Petroleum, pero el gobierno británico cuestionó la operación y lo obligó a reducir su participación al 9,9 por ciento. En la actualidad, la principal herramienta de inversión estatal es el fondo soberano Kuwait Investment Authority (KIA), que administra más de 400.000 millones de dólares en activos a través del General Reserve Fund y Future Generation Fund. A comienzos de año sorprendió con su ingreso a los bancos Citigroup y Merrill Lynch. En el primero aportó 7700 millones de dólares por el 4,1 por ciento de las acciones, junto al príncipe saudí Al Walid Bin Talal y otros pequeños inversores. No trascendió qué porción posee cada uno. En Merrill la dinámica fue similar. Invirtió 6600 millones junto a Korea Investment Corporation, el banco japonés Mizuho Corporate y otros pequeños inversores. También tiene acciones en la empresa aeroespacial EADS (3,1 por ciento), controlante del fabricante europeo de aviones Airbus; en la automotriz DaimlerChrysler (7,2) y en el banco chino ICBC. A diferencia de otros fondos soberanos de la región que operan como emprendimientos familiares, el KIA está sujeto a control parlamentario. Desde 2004, su director gerente es un ex basquetbolista de cincuenta años llamado Bader Al-Sa’ad (foto).
En el mercado también están operando fondos de Korea, Qatar, Brunei, Noruega y Rusia, aunque hasta el momento han tenido menor repercusión pública. Además, Arabia evalúa reorientar su fondo local Arabia’s Public Investment hacia el exterior o crear alguna otra herramienta financiada por el rey Abdullah. Los petrodólares y las divisas generadas por el superávit comercial de los países emergentes están volviendo a las potencias centrales y las tensiones están lejos de terminar.
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