LA CRISIS DERRUMBO ACCIONES Y BONOS SIN AFECTAR TASAS, DOLAR NI DEPOSITOS
En una de las peores semanas bursátiles del mercado global de los últimos años, la plaza local superó ese test con bastante tranquilidad teniendo en cuenta antecedentes cercanos. No hubo corrida cambiaria.
› Por Claudio Zlotnik
Salvo por las oscilaciones de las cotizaciones de acciones y bonos, la mayoría de los operadores sostiene que Argentina ha logrado desacoplarse de la crisis financiera internacional. No hubo corrida cambiaria ni bancaria, tampoco un brusco descenso de los títulos de la deuda ni una súbita alza de las tasas de interés. Al contrario, el costo del dinero registró una caída en las últimas semanas. ¿Cuáles son las perspectivas de corto plazo en el mercado del dinero? De cómo evolucione depende no solamente el normal desarrollo de la actividad económica, sino también las decisiones de inversiones.
El test más importante de la crisis salió bien para la Argentina. El último lunes, en medio de la caída generalizada de las bolsas, las tasas de interés se mantuvieron prácticamente igual. Ni siquiera el fuerte retroceso de los principales mercados alteró la situación.
Desde el Banco Central aseguran que, desde que empezó la volatilidad de las plazas financieras, en julio último, la estrategia fue otorgar la mayor liquidez posible al sistema. Desde entonces, la autoridad monetaria inyectó alrededor de 7500 millones de pesos a través de distintas operaciones, como la recompra de Letras y Notas en las carteras de las entidades.
Pese al estallido de la crisis, se evidenció también un crecimiento de los plazos fijos. Las colocaciones pactadas por empresas e individuos crecieron a una tasa interanual del 23 por ciento, contra un 20 por ciento de 2006 y un 19 por ciento en 2005, de acuerdo a un informe preparado por el Banco Central. En tanto, la liquidez del sistema se encuentra en niveles históricos altos. El dinero en efectivo en poder de los bancos equivale a 18,5 por ciento de los depósitos totales en pesos.
En ese escenario, el Central quiere que las entidades bajen las tasas a empresas medianas y pequeñas. En un principio, el plan es que esa disminución sea para las líneas de más corto plazo: por ejemplo, adelantos en cuentas corrientes y descuentos de cheques.
En sus contactos con financistas, Martín Redrado reclamó una rebaja de los costos argumentando que la autoridad monetaria ya había asegurado un abaratamiento en el fondeo al impulsar una merma en la Badlar. Esa tasa, que promedia lo que pagan por los depósitos superiores al millón de pesos, bordea el 9 por ciento anual. Unos meses atrás, con la explosión de la crisis internacional, había saltado a niveles del 13 al 15 por ciento.
En tanto, los créditos de corto plazo para las empresas, que habían cerrado el año a un costo del 18,5 por ciento, registraron un descenso de un par de puntos. Pero el BC pretende que esa tasa siga retrocediendo y, por ese motivo, pondrá en marcha distintas operaciones financieras. La más conocida se denomina swap, y consta de un intercambio de flujo de fondos en el que participan el Central, el Tesoro y los propios bancos.
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