El pasado jueves 22 de mayo, el Honorable Concejo Deliberante de Tandil aprobó por mayoría un Proyecto de Resolución para declarar Ciudadano Benefactor al Sr. Jorge Blanco Villegas por su donación para la construcción del Hospital de Niños que se inaugurará en junio en la ciudad. Dicho proyecto fue votado de manera afirmativa. Cabe preguntarse por qué esta cuestión no fue instalada en la agenda de los medios de comunicación de la ciudad –salvo el breve comentario de alguna radio– ya que hubiera sido interesante someter la propuesta a la opinión pública, pulsar las diferentes voces. Nadie niega que la donación realizada para la construcción del Hospital de Niños, que inmortalizará el apellido familiar, es una obra meritoria que beneficiará no sólo a los niños tandilenses sino de la región, y por lo cual estamos agradecidos y comprometidos todos los tandilenses, pero ser artífice de ésta no implica ascender a la categoría de benefactor. Si recorremos listas de benefactores publicadas en diferentes soportes, veremos que casi siempre el término citado alude a aquellos que se han caracterizado por su trabajo desinteresado en pro de causas que fueron consideradas imposibles por sus pares y, en general, que hicieron de su pensamiento, sentir, vida y obra, una unidad que se desparramó en beneficio de sus congéneres (Madre Teresa de Calcuta, por ejemplo), identificación no válida en el caso del Sr. Blanco Villegas, además, cuestionado por parte de sectores de vecinos de nuestra ciudad a partir de haber sufrido graves perjuicios económicos por lo que dicen su accionar. Nada de esto intenta señalar con ningún dedo a Blanco Villegas, sí reflexionar acerca de la validez de tal distinción, ya que muchos vecinos que habitan esta maravillosa ciudad serrana se pueden sentir ofendidos por poner nuestra mirada de concejales en el artífice monetario de la tan meritoria obra del hospital y no en la coherencia de vida de tantos otros, que de manera callada, no ostentosa, beneficiaron y benefician a lo largo de toda sus vidas a una multitud de tandilenses. Qué queda entonces, qué título honorífico para la destacada labor del padre Raúl Troncoso, motorizador de obras cómo Casitas de la Esperanza, María Auxiliadora, Pajaritos de la Calle, Banco de Alimentos. Sería bueno reflexionar sobre las palabras del Evangelio de San Lucas (cap. 21, vers.1 al 4): Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de los que le sobra; más ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.

Adriana Calvar
Concejal