CASH EN BRASIL > PAULO SKAF, TITULAR DE LA PODEROSA FEDERACION DE INDUSTRIALES DE SAN PABLO
Mientras analistas miran a Brasil con envidia y recomiendan imitar su receta, los empresarios del socio mayor del Mercosur critican la política industrial de su gobierno y elogian la competitividad de la economía argentina.
› Por Cledis Candelaresi
Paulo Skaf, hijo de un inmigrante siriolibanés, construyó un imperio económico a partir de su firma textil y el alquiler de galpones industriales. Comenzó su segundo mandato como presidente de la Federación de Industriales de San Pablo, donde inauguró una nueva modalidad de ejercer el poder que naturalmente confiere representar el 47 por ciento del PBI fabril de Brasil: incorporó a los cuerpos técnicos de Fiesp a ex ministros de distinto signo político para presionar al gobierno del PT con propuestas. Aseguran en su entorno que Lula lo consulta a pesar de las diferencias políticas. En su despacho, piso catorce del 1313 de la Avenida Paulista, recibió a Cash.
–Es una iniciativa generada por el mercado. Nadie puede obligar a nadie a vender, comprar o asociarse. Pero si alguien compró es porque hubo otro con interés en vender. El interés de un empresario argentino o brasileño es aprovechar oportunidades. Ciertamente Argentina tiene ventajas competitivas, atraviesa una fase de crecimiento. Las empresas trabajan a todo vapor, lo que es bueno. Brasil también creció el año pasado al 5 por ciento y este año crecería lo mismo. Eso genera posibilidades para las dos partes. Empezó otra etapa.
–Los dos países crecen y tienen estabilidad. La agenda común debe estar orientada a entrelazarnos y buscar juntos negocios en terceros países. Tenemos que dejar de desperdiciar energía en discutir nuestras diferencias y reorientarlas a cómo defendernos de la crisis de Estados Unidos o de China.
–Puede que alguno de nuestros delegados haya dicho algo en ese sentido. Pero el presidente de Fiesp soy yo y nunca dije eso durante mi primer mandato ni en lo que va del segundo. Siempre defendí el fortalecimiento del Mercosur y de las relaciones con los países vecinos. Eso no significa que no existan puntos de vista diferentes y momentos de crisis. Como en cualquier matrimonio. Hubo momentos en que los dos países pasaron problemas que propiciaban desentendimientos. No es el caso. Nuestra crisis es otra: necesitamos infraestructura, energía, educación. Problemas positivos del crecimiento.
–Nosotros estamos con un tipo de cambio sobrevaluado. Y cualquier país tiene así problemas de competitividad. Hoy las importaciones de cualquier origen son un problema. Pero no es una preocupación específica respecto de los productos argentinos. Puede haber algún problema puntual, como el que tenemos con los aerosoles: el 90 por ciento del mercado brasileño está ocupado por aerosoles argentinos. Pero eso no define la relación de los dos países ni puede condicionar toda la agenda de los industriales.
–Argentina tiene más crédito y más barato que nosotros. Trabajan con tasas negativas, mientras que los intereses del Brasil son los mayores del mundo. Tampoco hay subsidios en Brasil. Lo que hay es algo llamado el costo Brasil: decenas de impuestos, mucha burocracia, intereses más altos del mundo, falta de crédito, costo alto de logística. Si los costos aquí fueran tan buenos, si el dinero es tan barato, ¿por qué habría tanto interés de empresas brasileñas para invertir en Argentina?
–Las empresas en la Argentina no se compran con crédito ni caro ni barato. Coteminas, Camargo Correa y Petrobras son empresas capitalizadas que se expanden con recursos propios y que pueden, además, conseguir financiamiento barato en el mundo. Le puedo asegurar que producir en Argentina es más barato que producir en Brasil. Tienen créditos y más baratos. Tienen costos laborales bajos y no respetan el medio ambiente. Es más fácil.
–Es otra cosa. Fomento para grandes proyectos.
–Cuando dos partes trabajan para unirse, nadie espera que una le resuelva el problema a la otra generándoselo a sí misma. Brasil también tiene un problema energético. Las lluvias se atrasaron y en esa demora el precio de la electricidad subió diez veces. Imagínese a Petrobas cediendo gas que Brasil está necesitando. En la situación inversa Argentina también diría que no.
–Es un problema político severo. Tenemos mucho respeto a Venezuela, como país, y al pueblo venezolano. Y respetamos al gobernante legítimamente elegido. Pero tenemos ciertas reservas respecto de las actitudes de (Hugo) Chávez. El debería respetar las reglas y procesos del Mercosur.
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