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Domingo, 14 de septiembre de 2008

EL BAUL DE MANUEL

 Por Manuel Fernández López

Chau, dólar

La escena transcurre en un mercado de la antigua Roma. Un comprador: “¿A cuánto vende este carruaje?”. El vendedor: “A dos vacas”. Comprador: “Está bien, me lo llevo”, y saca de su bolsa, no dos vacas, sino unas monedas de plata, y paga por su compra. El diálogo —inventado, por supuesto—- pretende mostrar la diferencia entre el dinero con que se calcula y el dinero con que se paga. La vaca o pecunia era la unidad de valor cuyo significado la generalidad de la gente entendía en la antigua Roma. Pero claramente una vaca no es fácilmente transportable o almacenable, y menos aún, divisible, cualidades indispensables en un bien utilizado como intermediario en operaciones de compraventa, lo que los alemanes, muy gráficamente, llaman “dinero manual”, y que los antiguos llamaban “dinero real”, para distinguirlo del “dinero ideal”. En civilizaciones de la Antigüedad ya se distinguió entre dos formas de dinero, pero no se avanzó mucho en ello. Hoy las llamamos dinero y numéraire, respectivamente. Cuando no hay posibilidad de confusión, numéraire puede decirse numerario. El numerario tiene que ser un bien de valor estable, como era la vaca en Roma y es el dólar entre nosotros. El valor del dinero, en cambio, puede fluctuar según cambian las condiciones del mercado. La distinción entre dinero y numerario reaparece hoy en el proyecto de sustituir al dólar en las transacciones de Argentina con Brasil, en las que se emplearía el peso y el real, respectivamente. Pero en una economía inflacionaria como la nuestra, cotizar en pesos no sirve, ya que una cifra en esta moneda va cambiando todo el tiempo. Y Brasil tampoco se queda muy atrás. Pero la solución ya la conocemos aquí desde hace décadas: un bien de alto valor, como puede ser una casa o un volumen de bienes exportables, se cotiza en dólares y se paga en pesos. Si Brasil hace lo mismo, entonces el mismo bien se cotiza en las dos monedas, y vale x pesos e y reales: x pesos = y reales. Por lo tanto 1 peso es igual x/y reales, o 1 real es igual a y/x pesos. Las exportaciones e importaciones ignoran al dólar en los pagos, y lo que recauda cada exportador en su propia moneda puede obtenerlo, si desea, en dólares comprándolos en el mercado cambiario de su país. El nuevo régimen monetario evita usar dólares, lo que es bueno cuando ellos faltan, pero también priva de obtener dólares, que es el medio de pago para importar de países distintos de Brasil.

Sin matrícula profesional

Muchos creen que, por vivir todos inmersos en la vida económica, para opinar sobre cuestiones económicas basta el sentido común, el saber ordinario, sin necesidad de un conocimiento especial. De igual modo, como todos nacemos de un parto, la obstetricia sería un conocimiento innecesario y prescindible. Es claro que si nuestros sentidos fuesen fuentes confiables, todavía creeríamos que el sol gira alrededor de la tierra, y Copérnico y Galileo estarían de más. El brujo, el curandero y el hechicero son, claramente, enemigos del conocimiento científico. La misión de la universidad, en este respecto, es reemplazar la seudociencia por el conocimiento verdadero. En economía, esta lucha comenzó el 28 de noviembre de 1823, al crear Rivadavia la cátedra de Economía Política, y culminó en 1958, cuando tres universidades crearon sendas carreras de Licenciado en Economía Política: la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional del Sur y la Universidad Católica Argentina. Es decir, que vivimos el cierre de un primer medio siglo de esta crucial experiencia. A partir de entonces —en la UBA— las antiguas asignaturas “generalistas”, Economía Política para abogados y Economía I y II para contadores, donde los temas concretos eran aludidos con breves menciones, se reemplazaron por asignaturas especializadas —tanto prácticas como teóricas—: Microeconomía, Macroeconomía, Economía Internacional, Dinero, Crédito y Bancos, Fluctuaciones Económicas, Economía Industrial y Minera, Economía Agraria, Política Monetaria y Fiscal, Política Laboral y Social, Organización Industrial, Estructura Social Argentina, Estructura Económica Argentina, Crecimiento Económico, Cuentas Nacionales, Finanzas Públicas, etc. También se intensificó la formación matemática y estadística, con Matemática para Economistas, Econometría y Topología. Antes de 1958 distintos profesionales podían libremente opinar sobre economía, por ejemplo en 1953 la Facultad creó una Licenciatura en Economía como posgrado de Contador, que permitió a ese profesional presentarse como economistas; el ex gobernador de BA, el médico Oscar Alende, dijo que él le fijaba la economía al ministro Aldo Ferrer; etc. Cincuenta años después, el panorama no ha cambiado y altos políticos, sin los estudios correspondientes, siguen creyéndose autorizados para hablar de economía.

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