REPORTAJE > CRECIMIENTO Y LIMITACIONES DE LA INDUSTRIA DEL SOFTWARE
La megadevaluación permitió incorporar al país en el desarrollo de la industria del software. Salarios bajos en dólares y recursos humanos convocaron a las empresas.
› Por Natalia Aruguete
Desde 2004, la Argentina se viene sumando a un movimiento global de empresas vinculadas con servicios informáticos. Uno de sus atractivos es el de recursos humanos calificados a bajo costo, explicó a Cash Andrés López, director de la Fundación Cenit. Sin embargo, la Argentina sigue presentando déficit en el mercado del software: las empresas locales aún no encontraron una especialización y les cuesta abrirse a nuevos mercados. Para ello es importante “apuntar a una asociatividad con empresas de otro sector”, advirtió el coautor –junto a Daniela Ramos– de la reciente investigación La industria de software y servicios informáticos argentina.
–Hasta el año 2001 las empresas de este sector no estaban acostumbradas a exportar. A partir de 2004 se empezó a dar una actividad exportadora más importante. Las empresas locales salieron a vender en América latina y ese año comenzaron a venir más empresas extranjeras, aunque algunas –como Motorola– vinieron antes. Hay un movimiento global de empresas vinculadas con servicios informáticos o contables que buscan lugares con bajos costos laborales, pero recursos humanos calificados. La Argentina, con la baja de los costos laborales, se sumó a este movimiento global.
–Los encuentran, pero cada vez más caros. En términos relativos, hay poca gente que estudia informática. Los costos vienen subiendo en dólares y a eso se suman los aumentos salariales. Los costos son un punto que la Argentina está dejando de tener como atractivo. Si siguen subiendo los laborales, competirá con otros países que también tienen costos baratos.
–Las transnacionales tienen más posibilidades de exportar porque hay compras intracorporativas, venden a Europa y a Estados Unidos. Las locales exportan más a Latinoamérica o a España y sólo algunas a Estados Unidos. Entre las locales hay empresas que desarrollan software de alto nivel, como Core Security Technologies, una empresa de software de seguridad. Hay otras empresas más pequeñas que prestan servicios, no tanto productos.
–Hay un pequeño grupo de empresas que hace desarrollos más sofisticados, como Intel y Motorola. En la otra punta están los call centers y los contact centers, que son de bajo valor agregado. En el medio hay empresas con centros de servicios compartidos que básicamente se dedican a contabilidad y recursos humanos. Y otras que prestan servicios puramente informáticos, como IBM. Por jerarquía, Intel y Motorola estarían más alto, IBM en el medio y los call y contact centers estarían en el otro extremo.
–Las de actividades de nivel de complejidad intermedia, no necesariamente las de mayor valor agregado, pero tampoco actividades rutinarias. Aunque los call centers contratan mucha gente. Pero, dentro de una misma gama de estrato de valor agregado, la Argentina no tiene tan claro qué hace, una cuestión que otros países sí lo tienen.
–Exacto, falta de especialización aun dentro de los mismos segmentos de complejidad tecnológica. No es que no haya capacidad, lo que no hay es un perfil a nivel país.
–Falta de certificados de calidad, financiamiento, conocimiento de otros mercados, falta de escala en algunos casos y, en otros, de capacidad empresarial para hacer negocios. En parte se da porque ésta es una industria muy joven. Hay un proceso de discusión entre las empresas y en el sector académico. Y hay una conciencia clara de que hay que buscar algo en lo que podamos destacarnos y formar un perfil de recursos humanos. Todo eso aún está en debate.
–Habría que buscar facilitar las vinculaciones de las empresas de software con otras empresas productivas. Pero esto es algo que se viene diciendo hace tiempo en el sector y aún no ocurrió. La otra posibilidad sería a través de las transnacionales.
–Más financiamiento y más recursos humanos calificados, estimulando el ingreso a carreras técnicas, y un fomento de la asociatividad.
–Hacer consorcios de exportación entre empresas que sumen distintas capacidades porque sepan hacer cosas distintas o porque hagan masa de escala para impulsar proyectos que requieran más gente. Otra posibilidad es fomentar la asociatividad tecnológica, que es más difícil. Pero hay cuestiones simples como certificar calidad, que es muy caro para las pymes. Pero si lo hacen entre varias, se amortiza el costo. Un cuarto aspecto es el financiamiento. También se podría apuntar a una asociatividad con empresas de otro sector que requieran productos de software, como maquinaria agrícola.
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