FEDERALISMO EN LA EXPLOTACION DE RECURSOS NATURALES NO RENOVABLES
El boom minero va reproduciendo los mismos resultados que la provincialización de los hidrocarburos: extracción con fines de exportación y aumento de la dependencia.
› Por Federico Bernal
Del mismo modo que la provincialización hidrocarburífera, el Pacto Federal Minero de 1993 y su fundamentación ideológica y política hace de las suyas en las provincias extractoras. Igual que se destacaba –y se destaca– el boom productor y exportador petrolero y gasífero en tiempos del menemismo, el secretario de Minería, Jorge Mayoral, anunció como un gran logro de su gestión el haber multiplicado por setenta “el crecimiento productivo aurífero” de la Argentina “en los últimos años”. Esto permite ubicar al país como el “tercer mayor productor (de oro) del continente americano y decimocuarto en el mundo”, según expuso Mayoral en el discurso de cierre durante el Evento Argentina Oro. Si bien el análisis de la minería aurífera merece un estudio aparte, ¿en qué podría beneficiarse un país que en plena etapa de industrialización (y de crisis financiera internacional) extrae oro descontroladamente y con destino de exportación?
El boom minero del nuevo siglo va reproduciendo paso a paso los mismos resultados que los arrojados por la provincialización de los hidrocarburos: profundización del atraso provincial, extracción con fines de exportación, ascenso y proliferación de especialistas con mentalidad colonial y aumento de la dependencia del producto bruto provincial hacia la explotación de recursos naturales. Según el secretario de Minería de Salta, la “actividad minera de la provincia (incluye hidrocarburos) genera un 6,8 por ciento de su PBI. Sin embargo, la entrada en producción de los proyectos metalíferos en marcha permitirá incrementar sensiblemente esa participación” (El Inversor Energético y Minero Nº 32). Como se observa, la idea es acrecentar la participación de la actividad minera en el PBI salteño, cuyos recursos (los minerales) están sobrevaluados internacionalmente y forman parte de la burbuja especulativa de reciente estallido. Más grave aún, dicho incremento no será consecuencia de mayores regalías. Tomar este camino implicaría ir contra la ley minera, incompatible con una extracción racional de las reservas probadas y la acumulación de capital como fin estratégico de la actividad. Implicaría, asimismo, ir a favor de la edificación de una plataforma industrial provincial a largo plazo, independiente de la explotación de recursos naturales.
Por su parte, en San Juan, la niña bonita de la minería argentina, la actividad de un solo emprendimiento (Veladero), representa más del 30 por ciento del pago del impuesto de ingresos brutos de la provincia (Panorama Minero Nº 348) y la mitad de sus exportaciones totales (Compendio, Panorama Minero, noviembre de 2008). El gobernador de la provincia, principal referente minero del país en el exterior, Luis Gioja, resume los hilos conductores de la política minera provincial: “La Argentina era la Pampa Húmeda, lo sigue siendo y nos sentimos orgullosos que así sea, porque tiene las vacas, el trigo, la soja, nuestro complejo industrial que representa al país. (Del otro lado, estamos las) provincias andinas, que tenemos montaña y que siempre digo que en la montaña no puedo plantar soja, no puedo criar vacas, no puedo tener esto que es el boom en la Argentina. (...) En la montaña, (...) tenemos minerales guardados. Entonces, como decía Sarmiento hace 150 años, cuando le escribía a Mitre y le decía: ‘dame las herramientas, dame los recursos y yo con la minería le voy a cambiar la cara a San Juan y al país’. Sarmiento en aquella época ya lo decía. Estoy seguro que con la minería vamos a tener los mismos números que tiene la Pampa Húmeda con la soja, con el trigo y con las vacas; que merecidamente lo tienen” (discurso de Gioja durante el Evento Argentina Oro, en 2006).
De no haber sido porque el territorio sanjuanino está cubierto en un 80 por ciento por terreno montañoso, Gioja lo hubiera cubierto de soja. ¿Cuánto hubieran “economizado en sangre de gauchos” o en expediciones punitivas, empréstitos y pertrechos Mitre y Sarmiento de haberse servido de la soja como exterminador natural del gauchaje en el siglo XIX? El pensamiento del gobernador sanjuanino sintetiza no sólo una Argentina pastoril y desindustrializada, sino un “federalismo” a imagen y semejanza de la Mesa de Enlace. Un “federalismo” enemigo de una Argentina industrial y socialmente justa.
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