“Bajaremos el IVA...”
Por Roberto Navarro
El ministro de Economía le dio dos prioridades al secretario de Política Económica: que lo ayude a reactivar la economía antes de mayo de 2003 y que trabaje en un plan de largo plazo para dejarle al próximo gobierno. Su mayor obstáculo es que prácticamente no consigue financiamiento para trabajar en políticas activas. “Si no nos sacan la soga del cuello, no podemos arrancar”, le advirtió Oscar Tangelson al viceministro de Economía japonés, que estuvo en el país la semana pasada. El funcionario señaló a Cash que el país necesita un empresariado nacional para emprender un plan de desarrollo. Y que hoy casi no existe. También indicó que es necesario un cambio profundo en el sector financiero. Con respecto al FMI, opinó que “se ponen duros para negociar, pero van a ir hacia un acuerdo, porque les conviene”.
¿Cuál es la opinión del equipo económico sobre la actitud del FMI?
–En todos los organismos pasa lo mismo. Hay tendencias internas. El FMI llegó a tener una posición irreductible, que partía de un diagnóstico equivocado. Decían, como muchos economistas del país, que el dólar iba a estar a 10 pesos y que entrábamos en hiperinflación. Con Lavagna fueron cambiando de manera de ver. Ahora negocian. En la negociación a veces se ponen duros.
¿Qué pasaría si no se firmara el acuerdo?
–Es casi seguro que hay acuerdo. En el hipotético caso de no llegar a buen fin, el país ha demostrado que puede salir adelante aún en una situación como la actual. Al fin y al cabo hace diez meses que estamos en default. Lo peor ya pasó. Pero, reitero, doy por hecho que hay acuerdo. Ellos lo necesitan.
¿Terminó la recesión?
–Ya hace varios meses que comenzamos a crecer. Cada vez más sectores están despegando. Incluso ya hay indicios de que se empezó a generar empleo.
Se trata de un crecimiento tan pequeño, que más bien parece que la economía está estancada.
–Sí, no es mi intención magnificar el despegue.
¿Y qué se proponen hacer para reactivar?
–Hay una cuestión de expectativas que creo que están cambiando por las condiciones que generó este equipo económico. La gente comienza a ver las cosas de otra manera. La competitividad de las empresas mejoró claramente porque el tipo de cambio real aumentó. En el interior del país hay una importante recuperación de las economías regionales, tanto en las que abastecen al mercado interno como las que exportan.
¿Cuáles?
–Un ejemplo claro es la producción de Misiones, con el aumento de la exportación de té. También hay un fuerte crecimiento de la producción de aceites, de soja y de harinas. En Mendoza, la industria vitivinícola y la de olivo andan muy bien.
¿Alcanza entonces con un tipo de cambio competitivo para crecer?
–No, hemos visto ya cómo se frustran procesos de devaluación.
¿Entonces piensan implementar políticas activas?
–Sí, estamos analizando cuáles son los sectores que se potenciaron con la devaluación para apoyarlos.
¿Cuáles son?
–El primero es el sector agroalimentario. Debemos dejar de ser el granero del mundo y convertirnos en la góndola. Hay que sumar valor agregado a los productos del campo en los que tenemos ventajas comparativas. Otro tiene que ver con el sector energético. Estamos planteando medidas de estímulo para aprovechar el gas como combustible para el transporte público y particular. Argentina tiene la tecnología para hacerlo y vamos a avanzar rápidamente en ese camino. Otro sector con un gran potencial es el de la minería. Está el caso de Bajo La Alumbrera que mueve 200 millones de dólares de insumos internos.
¿Y cómo los va a apoyar el Estado?
–En la minería vamos a incentivar la entrada de capital privado. En lo agroalimentario vamos a propiciar inversiones que permitan el procesamiento en el país de los alimentos. Ya conseguimos un crédito de Italia de 100 millones de euros vinculado a la financiación de pequeñas y medianas empresas. Hay un comité de asignación del crédito que conforman Economía, Cancillería y el Ministerio de Trabajo. Con éste vamos a trabajar sobre minería no metálica y el sector agroalimentario, para exportar. El crédito está destinado a adquisición y actualización tecnológica. También los vamos a apoyar para abrir mercados y para conseguir certificaciones de calidad. Creemos que estos proyectos van a estar operativos en el verano y así se van a ir viendo los resultados de nuestro trabajo.
¿Qué otras medidas van a tomar?
–Aunque al Fondo Monetario no le guste, vamos a bajar el IVA para reactivar el mercado interno y así aumentar la demanda doméstica. Debemos conseguir que el crecimiento sea parejo: que aumente el consumo de la población y las exportaciones. Estamos trabajando todos los días para conseguir que rápidamente vuelva el financiamiento, que no debe ser sólo por vía crediticia. Ya se han hecho fideicomisos con el BICE y se van a hacer más. También está el fideicomiso del Foncap, para el área de la producción de aceite de tung, que se utiliza para la industria de la pintura. Hay sólo dos productores en el mundo, China y Argentina, que lo elaboran. Vamos a exportárselo a Estados Unidos. El problema era el prefinanciamiento de la producción, porque se trata de 2000 productores minifundistas que tienen una cooperativa. Este año van a exportar 500 mil dólares.
¿En cuánto dificulta elaborar planes como los que mencionó la dilación del acuerdo con el Fondo?
–Muchísimo. Todos los organismos internacionales y también los países del G-7 restringen al máximo la posibilidad de que accedamos a nuevos créditos, incluso en casos en los que se demuestra que es para proyectos altamente competitivos. Igual se firmó el acuerdo con Italia y otro con España, también por 100 millones de euros. Además, estamos recibiendo funcionarios de otros países, que están interesados en invertir. Vino el viceministro de Economía de Japón, país al que le debemos dinero, y preguntó cuál era el plan estratégico de Argentina y en qué podían colaborar.
Quieren saber cómo vamos a hacer para crecer y pagar la deuda.
–Claro, y no está mal.
¿Y qué les contestaron?
–Que estamos trabajando en un plan estratégico para dejarle al gobierno que viene, que tome en cuenta las nuevas ventajas competitivas del tipo de cambio. Pero que si no nos sacan la soga del cuello, va a ser difícil arrancar.
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