› Por Tomás Lukin
El diseño institucional de las bancas centrales y las reglas de política monetaria más difundidas en el mundo comprometen a sus autoridades perseguir exclusivamente la estabilidad del nivel de precios de la economía. Para poder cumplir con las metas de inflación preestablecidas, el manual de buenas prácticas neoliberales establece que se debe utilizar como instrumento la tasa de interés de corto plazo. El economista estadounidense Gerald Epstein rechaza a lo largo de sus investigaciones esa visión de la economía y propone que las bancas centrales funcionen como un agente del desarrollo. En diálogo telefónico con Cash, desde Massachusetts, donde es profesor en la Universidad de Amherst, el especialista advierte que la política monetaria debe y puede estar abocada a conseguir objetivos múltiples, desde la estabilidad financiera hasta la creación de empleo sin descuidar la evolución de precios. El primer obstáculo institucional con el que se encuentran sus proposiciones es la sobreactuada “independencia” de esas entidades ya que el especialista entiende que la autoridad monetaria debe cooperar y coordinar con otros organismos del Estado para poder promover el desarrollo. “Las herramientas neoliberales fracasaron y deben ser abandonadas, necesitamos producir alternativas para hacer política monetaria”, sentencia el investigador. A su vez, Epstein enfatiza que las herramientas necesarias para cada país son diferentes y no pueden responder a un único consenso.
¿Cuáles son las características salientes de una política monetaria heterodoxa?
–Desde mi visión las políticas de las bancas centrales deben tener varios objetivos: la estabilidad económica y financiera; impulsar el crecimiento económico; la creación de puestos de trabajo; la expansión del crédito productivo. El Banco Central debe ser un agente del desarrollo. Este punto ha sido completamente ignorado por la visión dominante. Esta parte de una definición de estabilidad muy acotada, ya que solo contempla la estabilidad de precios, ignorando la estabilidad financiera. Se trata de una visión profundamente errada.
Esa propuesta entra en conflicto con una de las características fundamentales del diseño institucional neoliberal, la llamada independencia de las bancas centrales.
–Más allá de la multiplicidad de objetivos, en los casos más exitosos de promoción del desarrollo las bancas centrales no actuaron solas y en forma independiente. Cooperaron con otros brazos del Estado como los bancos nacionales de desarrollo o las autoridades fiscales. Promover el desarrollo no es algo que un banquero central pueda hacer solo. Debe formar parte de un plan de desarrollo integral. Pensar al Banco Central como agente para el desarrollo se opone a las teorías que promovieron bancas centrales altamente independientes de los gobiernos y que están enfocados solamente a mantener baja la inflación. No niego que, en algunos casos, las bancas centrales requieren de algún grado de autonomía operacional. Pero en términos generales su misión global tiene que formar parte de la política de desarrollo que diseñe el Gobierno. Es importante que las bancas centrales mantengan razonablemente estable la inflación, aunque el nivel de precios adecuado dependerá de cada situación particular y también que preserven la estabilidad financiera.
¿Qué quiere decir cuando postula la necesidad de políticas para el desarrollo económico?
–No se puede generalizar, ya que el curso del desarrollo económico dependerá de cada país. Para algunos, como Sudáfrica, donde el desempleo asciende hasta el 45 por ciento, la creación de puestos de trabajo debe ser la prioridad principal. Otras regiones requieren procesos sostenidos de inversión de largo plazo en infraestructura o mejorar el estándar de vida de los sectores populares. Esto planteos se enfrentan muchas veces a una fuerte oposición política y económica. Por eso puede ser útil la creación de organismos de monitoreo estrictos o el establecimiento de requerimientos de desempeño. Históricamente estos últimos fueron requerimientos de exportaciones.
¿Cómo puede hacer, por ejemplo, el Banco Central de Sudáfrica para incrementar los niveles de ocupación?
–La autoridad monetaria tiene que utilizar distintas herramientas monetarias y financieras. Para la ortodoxia neoliberal el banquero central cuenta con una sola herramienta de política monetaria para afectar la economía que es la tasa de interés. Pero históricamente las bancas centrales han contado con más herramientas. Algunas de ellas son, por ejemplo, la reorientación y el subsidio del crédito hacia actividades de alto valor agregado, requerimientos de encajes diferenciales que suben o bajan según la actividad que se busca promover. En algunas regiones, como India, Pakistán o Bangladesh, se pueden impulsar directamente los microcréditos. Después existen cuestiones que pueden ser encaradas mejor por los bancos de desarrollo, como las garantías para los préstamos. En Vietnam la autoridad monetaria tiene como objetivo incrementar el ingreso de la población, promover las exportaciones y controlar la inflación. En Turquía, además de la generación de empleo y la estabilidad de precios, figuran los objetivos de solvencia de la deuda pública y la consolidación y expansión de la infraestructura social.
¿Una banca central como agente del desarrollo es compatible con la preservación de un tipo de cambio real competitivo y estable?
–Sí, absolutamente. Es muy importante. La estrategia de tipo de cambio estable y competitivo es una política de desarrollo muy apropiada para países como Argentina. También son necesarias herramientas para controlar los flujos de capitales. Pero con el tipo de cambio no es suficiente. Se requieren más políticas para impulsar el desarrollo. Estos instrumentos no son perfectos y claramente crean tensiones con las que no puede lidiar en solitario el Banco Central.
¿Qué tipo de controles de capitales son necesarios en países periféricos?
–Los controles de capitales son necesarios para evitar o amortiguar los shocks externos a los que se enfrenta cada país. Por eso su diseño también dependerá de cada caso. Algunas economías buscan evitar la sobreapreciación de su tipo de cambio imponiendo impuestos a la entrada de capitales, o requerimientos adicionales de reserva para esos flujos. En un país donde se busca crear empleo subsidiando los niveles de tasa de interés, o donde se busca bajar la tasa de interés, se deben diseñar técnicas de manejo para la salida de capitales. Si se sufre inestabilidad financiera seguramente se buscará controlar el tipo de capitales que ingresen para evitar que eso conduzca más rápidamente a situaciones financieras críticas. Para eso se puede limitar y monitorear el destino de esos fondos. Existen distintas técnicas que son necesarias para apoyar el proceso de desarrollo en materia monetaria.
¿Cree que la política monetaria neoliberal perdió legitimidad durante la crisis financiera internacional?
–No considero que se haya erosionado mucho. Creo que en algunos casos la meta de estabilidad financiera será añadida a los objetivos del Banco Central. Pero esas entidades seguirán siendo impulsadas a aplicar regímenes de metas de inflación, aunque no sólo deberán mirar los precios de los bienes, sino también de los activos financieros evitando que se formen burbujas. De esta forma la política monetaria puede volverse contractiva todavía más rápido. El resultado es una política monetaria más restrictiva, mayor desempleo y menor inversión en un período más corto. Las políticas neoliberales deben ser abandonadas. A nivel global ya fallaron gravemente en dos oportunidades: en los últimos años y durante la crisis de 1930. Es necesario encontrar una nueva forma de hacer política monetaria.
En Argentina existe preocupación entre distintos consultores privados por el incremento en la cantidad de dinero circulando en la economía. Sostienen que al no limitar su evolución el Banco Central estaría generando un desborde monetario y mayor inflación. ¿Existe sustento teórico y empírico que convaliden esas advertencias?
–La visión monetarista, en la que se sustenta ese tipo de afirmaciones, es una visión fracasada. Hoy en día, muy poca gente cree en la inflación monetaria. Esas posiciones están totalmente desacreditadas. La cantidad de dinero es endógena: sigue al nivel de actividad económica. Lamento que tengan tantos monetaristas en Argentina. Su lógica se parece mucho a la de los republicanos en Estados Unidos. Insisto, la política monetaria no puede estar limitada a un solo objetivo, pero eso no quiere decir que no haya que preocuparse por la inflación. Niveles muy elevados de inflación son altamente dañinos. No existe ningún número de referencia para la alta inflación, ya que eso dependerá de la experiencia histórica de cada país, de su estructura productiva, pero ninguna banca central puede ignorarlo
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