Dom 27.02.2011
cash

REPORTAJE A DIANA TUSSIE, ESPECIALISTA EN ECONOMíAS INTERNACIONALES DE FLACSO

Políticas para el Mercosur

La influencia cada vez mayor de China en los países del bloque regional impone nuevos desafíos a la integración. Infraestructura, finanzas, turismo, educación, políticas sociales y migratorias, entre las tareas a encarar.

› Por Natalia Aruguete

La visita de Dilma Rousseff a la Argentina, la primera que hizo al exterior como presidenta de Brasil, fue una ratificación de la importancia que le asignan ambos países a la alianza regional. Sin embargo, el Mercosur aún tiene importantes asignaturas pendientes. Diana Tussie analizó en diálogo con Cash los avances de los últimos años y los pasos que todavía faltan dar para profundizar la integración. La especialista es directora del Programa de Instituciones Económicas Internacionales de Flacso y de la Red Latinoamericana de Comercio.

–El Mercosur, como proyecto de integración, ¿ya llegó al límite de lo que podía dar?

–No, para nada. Me parece que eso es verlo desde un punto de vista comercial. En ese sentido sí puede que haya llegado a su fin, pero ha tenido un crecimiento enorme en el sector educativo o en las políticas sociales, políticas migratorias, de legalización de la droga, que no se pueden tomar aisladamente porque las fronteras son muy porosas.

–Sin embargo, no logró resolver las asimetrías entre los países miembros.

–Tal vez la desilusión que muchos tienen con el Mercosur tenga que ver con eso. Tal como la concebimos en la década del ’90, la integración era abrir las economías por ganancias deficientes. El Mercosur no fue pensado así al comienzo, pero resultó un mecanismo de ajuste muy grande para la Argentina. También hay que mirar la construcción de infraestructura, de turismo, la construcción financiera.

–¿No se previó que habría asimetrías?

–Uno podía predecir que iba a haber ajuste, que las industrias iban a perder, que las regiones iban a perder, que ciertos productos se iban a producir más competitivamente en otro lado. Y no se tomaron recaudos porque fue parte en el Mercosur del ajuste. El mecanismo de comercio genera en sí mismo asimetrías.

–Los recaudos se tradujeron en medidas puntuales, producto de presiones coyunturales de ciertos sectores.

–Todos los gobiernos son cautivos de sus empresas. Hubo políticas puntuales, erráticas. Cuando hay integración, la inversión va al país más grande, desde donde puede capturar las economías de escala y abastecer al mercado regional. En la década del ’90, Brasil tenía subsidios a nivel federal y subsidios en las provincias que el gobierno federal no reguló. Fue “la guerra de los subsidios”. Mientras que la Argentina tenía un tipo de cambio sobrevaluado y no tenía subsidios.

–¿Con la devaluación del peso y la apreciación del real se revirtieron las asimetrías?

–Se redujeron las brechas. Hoy, la asimetría de políticas es la inversa de la que se dio de 1999 a 2001. Pero las asimetrías del mercado todavía persisten. Si bien se empezaron a hacer cosas, como el Fondo para la Convergencia Estructural, es poco.

–¿Por qué?

–Porque está desfinanciado. Hay que seguir avanzando en el acercamiento de las asimetrías, mediante la construcción del tejido regional. Hacen falta los cimientos de la relación: los caminos, los pasaportes, la documentación.

–¿En qué beneficiaría al regionalismo la incorporación de nuevos socios?

–En términos políticos, para la Argentina es muy importante. Se achican las asimetrías políticas cuando se está integrado a un país que es una enorme locomotora, con una presencia regional enorme. Lograr que Brasil pertenezca a la región es importante para la integración.

–¿Por qué hay que “lograrlo”?

–Brasil es una potencia global, pero no tiene liderazgo a nivel regional: no tiene seguidores, ni tiene una política. No sé si siempre se corta solo, pero puede hacerlo. Entonces, el abrazo regional es bueno para todos, también para la compensación de asimetrías.

–¿A Brasil no le conviene el mercado regional?

–Está perdiendo importancia: hoy el principal destino exportador de Brasil es China y para la Argentina puede serlo pronto. Eso hace que las fuerzas centrífugas regionales a nivel económico sean muy fuertes. Y es necesario compensar estas asimetrías con una construcción de políticas, una construcción de solidaridad. Si no, el mercado global centrifuga, sobre todo con la presencia de China.

–¿Cuáles son los determinantes nacionales que perfilaron las características del regionalismo en Sudamérica?

–En la década del ’90, el regionalismo era visto como un factor de participación positiva en la globalización. En el libro Nación y Región en América del Sur (N. de R.: coordinado por Tussie) nos planteamos dar vuelta esa pregunta. Miramos qué factores nacionales –gobiernos, empresas, el mercado y la sociedad civil– importan en la construcción regional. Esos actores llevan a que se cree un tejido donde las dos variables están presentes, no como excluyentes, aunque en tensión, por supuesto.

–¿Cuáles son las regularidades en el comportamiento de estos factores nacionales?

–Hay empresas que dependen muchísimo de la región. Esa es una tendencia en todos los países. Por ejemplo, en el último año, después de la crisis de 2009, Ecuador hizo una salvaguardia para limitar las importaciones del mundo y los más afectados son Colombia y Perú.

–¿En qué sentido se modificó el entorno en la región en los últimos años?

–Hay un tejido muy denso: las exportaciones y el empleo están muy ligados al mercado regional. Las exportaciones intrarregionales tienden a ser industriales, en contraste con las exportaciones al globo, que suelen ser commodities. Esa interdependencia se da en el marco de un nuevo mundo.

–¿Qué estrategias del gobierno argentino redundarían en un mayor aprovechamiento del regionalismo?

–Creo que el tipo de cambio es un incentivo para toda la economía. Hay que desarrollar una tecnificación de las industrias primarias. La Argentina está haciendo polos de desarrollo regional, aunque no lo hace del todo bien. Nosotros tenemos un país muy grande y muy poco integrado.

–¿Cómo caracteriza la actitud de los actores no gubernamentales en este nuevo escenario?

–La Argentina es interesante, como lo es Brasil. El apoyo sindical ha sido muy importante. Tiene que ver con la densidad sindical de estos dos países. En los otros países, los sindicatos tienen una presencia mucho menor

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux