EMPLEOS GOLONDRINA, PRECARIEDAD LABORAL Y NUEVAS TECNOLOGíAS
El fenómeno de la transitoriedad laboral en el campo debe ser analizado como un proceso multidimensional, que la regulación de sus condiciones debe contemplar para garantizar una mejora efectiva de la inserción y situación de los trabajadores.
› Por Francisco Fabio *
La agricultura se caracterizó históricamente por la conformación de mercados de trabajo con tareas de temporada y de trabajadores transitorios. Este rasgo expresa uno de los principales aspectos constitutivos de la precariedad laboral.
La discontinuidad de la demanda laboral implica que los trabajadores se encuentren obligados a conformar inserciones laborales marcadas por la incertidumbre, la inestabilidad y la alta rotación. Tienen mayores dificultades para acceder a ingresos anuales equiparables a los de los trabajadores permanentes así como a una cobertura social plena y continua y a una organización sindical eficaz. Tampoco pueden sostener instancias de negociación efectivas con sus empleadores.
Inicialmente, las explicaciones respecto de los elementos y procesos que estructuran dicha situación se concentraron en el íntimo vínculo que mantiene esta actividad económica con factores de limitado control y manipulación como son los ciclos biológicos de los productos y su carácter perecedero, las distintas calidades de los suelos y su relación con los rendimientos, la vulnerabilidad frente a las condiciones climáticas, entre otros.
Este vínculo explica que el proceso de producción tenga que atravesar dos situaciones muy distintas: aquella en la que el trabajo es efectivamente aplicado y otra en la cual la mercancía es abandonada al dominio de los procesos naturales. Por ello, se han asimilado las contrataciones transitorias a conceptos tales como “estacionales” o “zafrales” y a tareas como las siembras o las cosechas.
La adecuación de los ciclos de trabajo al ciclo productivo se encuentra en la base de otro proceso característico del empleo agrícola transitorio: las migraciones laborales. Los trabajadores “golondrina” que construyen circuitos que incluyen traslados y cambios recurrentes en su residencia expresan un fenómeno social que aun con modificaciones sigue siendo relevante en el agro argentino.
Particularmente en los últimos años, la relación entre la organización del trabajo y los ciclos naturales de la producción se halla fundamentalmente modificada por el intenso proceso de incorporación de tecnología a la actividad. Un conjunto de tecnologías biológicas, químicas, mecánicas, de manejo se constituyen en factores centrales del proceso productivo y modifican en gran medida los ciclos y las magnitudes de trabajo transitorio.
El desarrollo seguido por la actividad frutícola, por ejemplo, mostró que la difusión de paquetes tecnológicos integrados y de nuevas técnicas de riego, empaque y conservación ha repercutido profundamente en las características que asumen los ciclos laborales, si bien lo hacen de manera diversa. En algunos casos, la incorporación de tecnologías reemplaza tareas anteriormente demandantes de trabajo transitorio. La generalización del uso de herbicidas químicos –desde la soja hasta la horticultura– y su impacto en la demanda de tareas temporarias de desmalezamiento ha sido una constante entre los productores de diversas regiones del país. Los productos frescos de exportación atraviesan un proceso inverso: la incorporación tecnológica se traduce en la aparición de nuevas tareas y en la refuncionalización de otras, modificando los ciclos de trabajo temporario centrados en las cosechas.
Las recurrentes interrupciones del vínculo laboral aun en casos donde la demanda es continua así como la utilización cada vez más difundida de modalidades de intermediación y tercerización laboral que desdibujan y flexibilizan la relación laboral son, quizá, las estrategias más utilizadas por parte de las empresas, convirtiéndose esto en factor determinante de la transitoriedad laboral. Este tipo de prácticas hace posible la aparición de un grupo de trabajadores transitorios que ya no se explican por la estacionalidad del ciclo productivo agrícola sino por las modalidades de contratación utilizadas y los comportamientos empresarios.
Incluso puede desenvolverse en un marco que ofrece ciertos márgenes para su legalización pero también por un contexto sociocultural que las permite y legitima. Así, el fenómeno de la transitoriedad laboral debe ser analizado como un proceso multidimensional, que la regulación de sus condiciones debe contemplar para garantizar una mejora efectiva de la inserción y situación de los trabajadores
* CEIL (Conicet) y docente de la UNLZ.
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