CULMINACIóN DE LA OBRA HIDROELéCTRICA YACYRETá
› Por Marcos Rebasa*
Se podría reiterar el viejo estigma de este emprendimiento hidroeléctrico de magnitud, el mayor de nuestro país y uno de los más importantes de América, y vincularlo con la corrupción. Sin embargo, llegó la hora de mirar el futuro y apreciar el logro de haber terminado esta obra monumental. Hoy debemos considerar el hito que significa, luego de un largo proceso, haber llevado esta obra a la cota final establecida en su proyecto, de 83 metros sobre el nivel del mar. Lo que supone una generación de electricidad que abastece el 15 por ciento de la que se consume y sin la cual hoy se estaría en problemas en ese aspecto.
Es cierto que costó 35 largos años concretar este sueño de antiguos expertos que lo señalaron allá por los años ‘20 del siglo pasado. Si bien comenzó a generar en el año 1994, recién ahora finalizan las obras para producir a la cota de diseño, que es su máximo rendimiento.
En ese período pasó de todo, como un reflejo de historia contemporánea argentina, incluida la compleja tarea de realizar por primera vez una obra conjunta de esta dimensión con Paraguay. No fue fácil para ninguno de los dos países. Pero el objetivo de integración previsto por el presidente Perón en su lanzamiento está logrado. Y prenuncia la posibilidad de otras obras comunes, aquilatando ahora la experiencia obtenida.
Varias gestiones debieron pasar en la dirección del proyecto, muchas de ellas de una seriedad y transparencia admirables. La obra también debió enfrentar dificultades de todo orden, desde planteos sobre la definición del recorrido de su cierre en el río Paraná, hasta el intento durante los ‘90 de privatizar su finalización o directamente paralizar los trabajos indefinidamente. Consultores y contratistas hicieron su aporte a esta magna tarea, con vaivenes en los resultados y comportamientos. Quedó una amarga sensación respecto de empresas con experiencia internacional, que si bien en lo técnico cumplieron su cometido, en lo contractual sorprendieron con planteos y abusos desmesurados.
Los desvíos en los costos finales están por lo tanto vinculados con esas peripecias que debieron afrontar varios gobiernos de todos los signos y características. Pero ahora se debe mirar para adelante y considerar el costo que tendría no contar con esa energía. Y aprender de las lecciones obtenidas: son muchas y de toda índole. Y aceptar que el último esfuerzo realizado para terminar las obras ha sido coronado con el éxito. De esta manera Yacyretá puede comenzar a ser considerada como un monumento a la necesaria experiencia que se debe rescatar de nuestras acciones como sociedad.
* Especialista en energía y servicios públicos.
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