› Por Roberto Navarro
El Gobierno está trabajando en un plan de seguridad alimentaria para garantizar que los alimentos lleguen a la mesa de los argentinos en condiciones razonables de cantidad, calidad y precio. El precio internacional de los commodities de alimentos está en su record histórico y los principales analistas señalan que seguirán su curso ascendente. Jacques Diour, director de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), afirmó esta semana que “estamos ante otra gran crisis alimentaria mundial”. En ese contexto los ministerios de Economía y Agricultura están trabajando en un plan integral que evite un salto en los precios locales de los alimentos. Cash accedió a un documento que señala las principales medidas en las que trabaja el Ejecutivo:
- Se asegurarán cupos de granos, carne y leche para el mercado local.
- Se dividirá la comercialización en empresas exportadoras y de consumo local.
- Se implementará un sistema de subsidios vía compensaciones para los productos que se consuman en el país.
- Se propondrá al sector agropecuario un plan de crecimiento y diversificación de la producción.
- Se elevará al Congreso un nuevo esquema de derechos de exportación móviles.
El último informe de la FAO estima que “para el año 2050 se duplicará el consumo de alimentos, resultado de un fuerte crecimiento demográfico y la mejora en las condiciones de vida de gran parte de los ciudadanos de Asia y Latinoamérica”. El documento señala que la oferta global difícilmente pueda equiparar la demanda esperada. Más del 90 por ciento de las tierras arables del planeta ya están sembradas, el calentamiento global está arruinando cosechas en distintos lugares del planeta y parte de los granos son utilizados para producir biodiésel ante la caída en las reservas de petróleo. Ante ese desequilibrio entre demanda y oferta, los precios de los principales granos vienen subiendo desde 2003.
Cash accedió a un informe de la Secretaría de Política Económica que señala que “la participación del comercio de materias primas en el total del comercio mundial pasó de un 23 por ciento a fines de los noventa a casi el 36 por ciento hasta antes del estallido de la crisis subprime”. El documento reseña que “si bien la evolución de los precios de los commodities contribuyó a revertir total o parcialmente el déficit externo de los países exportadores de materias primas, el aumento de los precios internacionales ejerció una influencia negativa por sus efectos sobre los precios internos. Así, el ciclo de crecimiento de estos países en los 2000 también estuvo acompañado de un fenómeno de inflación importada o agflation (inflación por alimentos)”. Y explica: “La agflation ha afectado tanto a países exportadores netos de alimentos como así también a los importadores”. El documento concluye que, “en este contexto, Argentina debe elaborar un plan integral de seguridad alimentaria”.
Las presiones sobre los precios internos de los alimentos obligaron a muchos países a revisar las herramientas de política económica disponibles para combatir este fenómeno. En el caso de Asia, cabe distinguir a China e India. Para el primero de estos países, las presiones más preocupantes provinieron del incremento en el precio internacional del arroz, de la soja y del trigo, tres productos que son determinantes en la canasta de consumo de alimentos del país. Por ejemplo, desde 2002 el precio internacional del arroz creció de manera sostenida hasta llegar a duplicarse a mediados de 2007. India sufrió recientemente problemas con la cebolla, alimento importante en la canasta de consumo de la población: su precio se duplicó entre finales de 2010 y principios de 2011. Para el caso de América latina, la burbuja de precios afectó significativamente a la región durante 2007-2008. Las preocupaciones crecientes por la seguridad alimentaria de ambas regiones se expresaron en la observación de la ralentización de la trayectoria descendente de la pobreza y la pobreza extrema desde principios de los 2006.
Las políticas de intervención sobre los mercados de exportación primarios cuentan con importantes antecedentes vinculados con objetivos amplios y variados. A partir de 2008 se produce una intensificación de su uso, destacándose las intervenciones de China, India, Rusia, Ucrania, Kazajstán, Sudáfrica, Tanzania, Gabón y Ghana, que son los principales productores y exportadores de este tipo de productos. El mayor activismo se observó en el caso de China, lo que despertó una polémica en torno de su proceso de admisión como miembro de la OMC.
En los últimos años se registraron prohibiciones crecientes a las exportaciones de alimentos, asociadas con el objetivo de mantener bajo control el abastecimiento y la evolución de los precios en el mercado local. Según datos de la FAO, en los mercados asiáticos fue muy importante la intervención en el mercado del arroz. En el caso del maíz, casi un cuarto de las exportaciones mundiales se vieron afectadas por medidas de este tipo. Situaciones similares se registraron para el trigo, la soja y el aceite de palma. Si se consideran en conjunto las intervenciones realizadas por India, China, Vietnam, Camboya, Brasil y Egipto, éstas explican alrededor del 66 por ciento de la producción mundial. El 59 por ciento de las exportaciones se vieron afectadas por algún tipo de restricción.
“En los próximos 40 años la humanidad consumirá la misma cantidad de alimentos que en los últimos 2000”, señala el documento publicado la semana pasada por la FAO. También el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, en su informe mensual, acaba de publicar que “aumentan las posibilidades de que se propague una crisis alimentaria mundial”. Importantes analistas de política internacional opinan que la caída del gobierno de Mubarak en Egipto se debió, fundamentalmente, al aumento del 50 por ciento en el precio del pan. El incremento del precio de los alimentos también desató conflictos sociales en Bolivia, Turquía y otros países de Medio Oriente.
“Las actuales medidas para contrarrestar el efecto del aumento de los precios internacionales de los alimentos pueden resultar insuficientes ante el actual panorama internacional”, afirmó a este suplemento un destacado miembro del gobierno nacional. El documento elaborado por Economía señala que las medidas a implementar apuntan a varios objetivos: “Políticas para lograr mejoras en los términos de intercambio, medidas para estabilizar los ingresos de los exportadores, control de precios domésticos, impulso a la agregación de valor local y mayor acceso a recursos fiscales”.
Las principales iniciativas que se están analizando son las siguientes:
- Cupos de exhortación anuales según el consumo doméstico. En la actualidad, el sistema consiste en ir liberando cupos de exportación a medida que se va conociendo la producción de cada grano. Los productores se quejan, porque señalan que el sistema entorpece la libre comercialización en el mercado interno, hecho que resulta en que reciban precios inferiores a los internacionales. La idea es que se sepa con anterioridad la cantidad de granos que deben quedar para en el país. Así se espera que se armen mercados más eficientes de comercio local.
- Cambios en el sistema de comercialización. En la actualidad, los granos de más de 300 mil productores terminan en un embudo de una docena de grandes cerealeras que comercializan el total de la producción. Así, los consumidores locales pagan el mismo precio que los extranjeros. La idea es que así como en el mercado ganadero existen frigoríficos exportadores y consumeros (venden en el mercado local), los granos se comercialicen por dos canales distintos, uno para exportar y otro para el local. En el Gobierno piensan que esa función puede ser cumplida por las cooperativas de productores.
- Compensaciones. Hasta el momento existe un sistema de compensaciones destinado a los molinos harineros, implementado fundamentalmente para impedir el aumento del precio del pan. En el Gobierno estiman que en el caso de que el precio de los commodities de alimentos siga subiendo será necesario extender esos subsidios. Si se cuenta con un mercado de comercializadores locales de granos las compensaciones pueden ir direccionadas a esos actores. Así se trabajaría sobre toda la cadena alimentaria.
- Retenciones móviles. En el Gobierno se trabaja sobre un nuevo sistema de retenciones móviles que estabilice los ingresos de los productores a la vez que permita que el Estado capte parte de la renta extraordinaria que deviene del fuerte incremento de los precios con el objetivo de mejorar la distribución de los ingresos. Este nuevo sistema tendrá en cuenta los costos de producción de los productores.
- Aumento y diversificación de la producción. En el Ministerio de Agricultura estiman que para el 2020 el país puede incrementar una 50 por ciento la producción de granos. Así pasaría de los actuales 100 millones de toneladas de granos a 150 millones. La estrategia consiste, fundamentalmente, en un plan de trabajo conjunto entre el Estado, vía el INTA, y los productores para seguir incrementando los rindes de producción
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