Dom 02.02.2003
cash

PROPUESTA PARA EL BCRA DE INTERVENCION CAMBIARIA

Comprar sin miedo

Qué hacer con el dólar es el dilema del Banco Central. Detrás de esa duda se enfrentan intereses de la city y de exportadores.

Por Luis Rappoport *

Mal que le pese nuestra habitual actitud hipercrítica no salimos tan mal del año 2002 gracias a una razonable gestión de dos ministros de Economía y de dos presidentes del Banco Central. Cavallo apostó a la convertibilidad todo el crédito internacional, buena parte de las reservas, los activos de los bancos, del sistema previsional y del sistema de seguros además de los ahorros de la gente a través del corralito. Como era de esperar las cosas salieron mal y perdimos todo lo apostado. Para evitar el peor escenario hiperinflacionario las autoridades establecieron el corralón para evitar una masiva fuga al dólar y usaron en forma inteligente las escasas reservas que dejó la apuesta Cavallo.
Se gastó una parte prudente de ellas para el pago a los organismos internacionales y así dar una señal que permita encontrar una ayuda externa. Y, lo principal, se usaron para contener el precio del dólar en un nivel defendible. Nadie en su sano juicio apostaría en contra del Banco Central con un dólar en el entorno de los 3,50 pesos. El efecto inflacionario fue medido y veloz. El grueso del 40 por ciento de inflación del año se concentró en pocos meses permitiendo a los agentes económicos una previsibilidad razonable. La economía volvió a crecer.
Ahora aparece un nuevo peligro, la revaluación del peso. En este tema, parecería que las autoridades no tienen la misma firmeza y convicción que mostraron para enfrentar la hiperinflación. Para entender el dilema pueden ser útil el esquema que propone Paul Samuelson al hablar de Wall Street y de Main Street. Wall Street son los especuladores que operan en el mercado financiero y Main Street, la calle principal, es la economía real, la de los que consumen y producen bienes y servicios.
Wall Street encontró una oportunidad de ganar dinero vendiendo sus dólares y comprando pesos para colocarlos en letras del Banco Central. Si el dólar baja, a la hora de recomprar sus dólares va a tener la ganancia de la tasa de interés más la que resulta de comprar dólares a precio menor del que vendió. Cuanto más baje el dólar más va a estar dispuesto Wall Street a realizar esta operación. Tiene mucho dinero atesorado, invierte muy poco, en relación al su patrimonio y confía en salir a tiempo de la especulación.
Main Street piensa diferente. La señal del dólar alto y estable es la que esperaba hace muchos años para ponerse a trabajar, sustituir importaciones y exportar. Esa señal la encontró y ya se lanzó a la aventura del crecimiento. La caída del precio del dólar le representa una luz amarilla, perdió mucha plata y oportunidades de negocios con el dólar barato y si se confirma la tendencia no va a tomar riesgos hasta que el dólar no muestre un piso.
En Main Street también hay gente que postergó gastos y que, en un escenario de estabilidad vende dólares atesorados para volver a comprar propiedades u otros activos. Eso es bueno, pero si el dólar baja, esa gente va a apurar la venta de sus dólares y el Banco Central tendría que estar preparado para eso.
En este escenario lo que debe hacer el Banco Central es sencillo: desalentar las maniobras especulativas de Wall Street y atender toda la demanda de pesos que necesitan empresarios y consumidores de Main Street.
Para eso debe definir un valor del dólar, que debía haber sido el de 3,50 pesos y estar dispuesto a vender todos los pesos necesarios para sostener ese precio, bajar la tasa de las Lebac hasta el límite de la tasa de interés en dólares e ir liberando dinero del corralón para asegurar los derechos de propiedad de los ahorristas y volver a una economía normal.
Permitir una caída del precio del dólar es asegurar masivas liquidaciones de los especuladores y una nueva inestabilidad cambiaria cuando Wall Street cambie de humor para volver a perjudicar a Main Street con fluctuaciones de dólar. No debe haber temor a la inflación porque los precios que afectan a la canasta familiar ya subieron y no van a bajar con un dólar menor. Otros precios de algunos activos deberían crecer si Main Street vuelve a gastar pero el principal precio que debe crecer es el de los salarios y, para ello hay que dejar trabajar a los empresarios de Main Street que exportan y sustituyen importaciones.
Una posición firme de las autoridades monetarias debería acompañarse, adicionalmente, con un compromiso de los principales dirigentes políticos a que el piso del dólar se mantendrá después de las elecciones así Main Street va a poder invertir y crecer con mayores certezas.

* Economista.

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