Dom 06.05.2012
cash

CRECIMIENTO DEL COMPLEJO PETROQUíMICO EN LOS úLTIMOS DIEZ AñOS

Punto de inflexión

› Por Federico Kucher

En la última década, el complejo petroquímico argentino duplicó su producción respecto de los noventa. Estos volúmenes marcaron un punto de inflexión en la historia del sector. En el promedio de los últimos diez años, se alcanzó a producir alrededor de 6 millones de toneladas anuales, destacándose la elaboración de insumos para fabricantes de plásticos, fertilizantes, fibras sintéticas, caucho sintético, detergentes, solventes. “En el Polo Petroquímico de Bahía Blanca se construyeron nuevas plantas, especialmente de urea, que permitieron la fuerte expansión del sector a partir de 2000”, explicó a Cash Raúl Dichiara, especialista del Conicet. Esa ampliación de la capacidad instalada logró cubrir, en parte, la demanda creciente de amplios sectores de la industria. “La fabricación de envases, por ejemplo, ha sido uno de los rubros que consumió más productos de la petroquímica estimulado por la recuperación de la economía en la posconvertibilidad”, destacó Dichiara.

Esos aumentos del consumo petroquímico en el mercado interno fueron del 30 por ciento entre 2001-2010. El incremento de la producción fue aun superior. Esto permitió reducir los déficit comerciales que históricamente presentó el sector. La exportación, en el promedio de los últimos diez años, alcanzó 1,5 millones de toneladas anuales, triplicando los volúmenes de la década del noventa. La importación, en cambio, se mantuvo constante en estos veinte años en 2 millones de toneladas anuales. En tanto, los niveles de empleo avanzaron 18 por ciento desde el 2003. La industria mantiene ocupados a 12.000 trabajadores calificados. De todas maneras el sector es capital intensivo. La relevancia de la petroquímica se encuentra en que abastece de insumos a una gran cantidad de otras industrias definiendo parte de sus costos. Es una actividad clave para aumentar la competitividad de la economía.

La rama petroquímica la componen 57 firmas. Funcionan cerca de 73 unidades productivas con una marcada concentración técnica, es decir, que elaboran un único producto. En su mayoría, las plantas se distribuyen en cuatro Polos Petroquímicos que explican el 70 por ciento de la producción nacional: Bahía Blanca, Ensenada, Campana y San Lorenzo. En varios casos se observan procesos de integración vertical: una misma firma controla numerosas plataformas que producen distintos materiales. Esta centralización del capital también se corresponde con una importante concentración del sector. Tres empresas (Dow Chemical, Repsol YPF y Petrobras) reúnen el grueso de la facturación. De las 16 empresas más representativas del sector, a pesar de los incentivos históricos a esta actividad, sólo cinco son de capitales nacionales.

Esta configuración marcada por la concentración técnica, la centralización económica y la extranjerización no fue resultado de un proceso azaroso. Alberto Müller, director del Cespa, revisó la evolución de este sector en sus sesenta años de historia. Impulsada por el Estado, la industria petroquímica comenzó a producir en el país a principios de los ’40. Las empresas estatales, Dirección General de Fabricaciones Militares e YPF, en conjunto con una empresa de capitales mixtos, Atanor, instalaron unas pocas plantas que operaban en escala reducida. Lograron cubrir sólo una parte de la demanda interna. Empresas transnacionales, como la americana Dow Chemical, arribaron en la década del ’60. Esos capitales extranjeros, la promoción del Estado empresario y otros grupos nacionales como Bunge, Richards (Indupa) o Garovaglio moldearon los primeros Polos Petroquímicos en Bahía Blanca y Ensenada. Esto permitió ampliar la producción, pero el sector no logró consolidarse en términos de capacidad instalada hasta finales de la década de ’80. En ese momento, la industria aseguró el abastecimiento doméstico de algunos productos petroquímicos importantes. Por su parte, los ’90 se caracterizaron por fuertes modificaciones en la constitución empresaria. Las privatizaciones retiraron al Estado de la actividad. Los capitales nacionales también salieron del negocio. El lugar fue ocupado por pocos actores extranjeros que, al margen de algún cambio accionario, continúan controlando el sector. En cuanto a los últimos años, marcaron un giro en la industria petroquímica. La producción logró duplicarse a principios del 2000 por la ampliación de la capacidad instalada.

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