DOCUMENTO INSTITUTO ENERGéTICO SCALABRINI ORTIZ
Un grupo de profesionales de la energía proponen que en el actual escenario de recuperación productiva, los servicios de la energía deberán ser confiables, previsibles y sustentables. Para ello, recomiendan planificación y un manejo integrado del Estado.
El sector energético, a pesar de medidas clave como la nacionalización de YPF, aún no logró desprenderse de los obstáculos que el neoliberalismo de los ‘90 impuso, tanto en el área eléctrica como en la de hidrocarburos, los que se manifiestan en una actitud pasiva de observador neutro ante temas acuciantes, en la ausencia de planificación y control estatal y en la supervivencia de muchos actores de aquel pensamiento fracasado. En el actual escenario de excepcional recuperación productiva de nuestra economía, los servicios de la energía deberán ser confiables, previsibles y sustentables y para ello se requiere planificación y un manejo integrado por parte del Estado para avanzar en nuestro desarrollo inclusivo.
En tal sentido, los técnicos y profesionales de la energía propugnamos una conducción centralizada que gestione la política energética, alentando la inversión-producción en todo el territorio nacional con una responsable planificación, la que no debe impedir el debate en las grandes decisiones del área y entendemos que, por su importancia estratégica, la perspectiva económica es una parte del amplio campo de abordajes para lograr una gestión exitosa.
Un manejo desintegrado del conjunto del proceso energético puede llevar a la Argentina a un estancamiento nocivo para su desarrollo.
Dada la presente etapa de “sintonía fina”, resulta oportuno recorrer algunos criterios que aportan a los esfuerzos de planificación y ejecución de una política energética:
- Combinar las necesidades políticas con reformas institucionales.
- Desprenderse del modelo neoliberal y corporativo del sector, elaborando un nuevo modelo de funcionamiento de todo el espacio energético.
- Conformar con las provincias una política energética nacional.
- Promover cadenas productivas con incorporación permanente de tecnología.
- Generar políticas de eficiencia y ahorro energético, en especial de hidrocarburos.
- Impulsar la industria nacional en las inversiones en energía, con reglas claras y precisas, defendiendo al mismo tiempo la moneda argentina.
- Apostar como núcleo de pertenencia y de autodefensa a América del Sur.
Expresamos en este documento nuestro apoyo a las acciones del gobierno nacional para reorientar al sector energético en la dirección de la recuperación productiva de combustibles, para el proceso de desarrollo económico y social del país en condiciones que permitan una ventaja comparativa. Queremos manifestar también la adhesión a los principios que surgen de la ley de nacionalización de YPF, en particular en lo referido al autoabastecimiento energético de interés público nacional, y para considerar trabajo argentino con costos argentinos para los insumos y productos energéticos.
Caben en este sentido algunas reflexiones sobre las acciones necesarias para avanzar en la dirección expresada. A partir de 2011, la balanza comercial energética se ha vuelto gravosa para los intereses del modelo nacional con inclusión, y corresponde entonces considerar las medidas para reducir dicho desbalance, que se produce principalmente por la importación de gasoil y de gas natural en forma de GNL. El gasoil por falta de capacidad en refinación, tema a resolver que exigirá esfuerzo y un tiempo considerable.
El país gasta en total unos 25 millones de dólares por día en la importación de combustibles, cifra considerable que es necesario disminuir lo antes posible. Tomar conciencia de la necesidad del uso racional y el ahorro energético posibilitaría una primera mitigación de tal circunstancia teniendo presente además la situación de crisis mundial. Se estima necesario un comportamiento ciudadano en ese camino en base a una política específica para consumir lo necesario y ahorrar en gas natural, gas licuado, electricidad, naftas y en gasoil. La acción es ahorrar, ser más eficientes y usar racionalmente nuestros recursos energéticos.
Al mismo tiempo es posible organizar una estructura estatal razonable y adecuada para enfrentar los desafíos de los próximos años en la batalla por la soberanía energética. Por una parte jerarquizando el sector energético con la creación de un Ministerio de Energía. Además, y no menos importante, con la organización debidamente dimensionada de cuadros estatales para atender la regulación y control, especialmente del sector de hidrocarburos, como parte del esquema establecido en el decreto 1277/12.
En el área de los grandes emprendimientos hidroeléctricos, eólicos, nucleares y térmicos el Estado debe preservar el mayor componente obtenible de industria nacional. Sería deseable impulsar estudios de todos los aprovechamientos de centrales hidroeléctricas posibles y al mismo tiempo promover una estructura empresaria nacional de capital interno y gestión local, la que podrá expandirse a otros proyectos en la región sudamericana. En este conjunto no debemos engañarnos con préstamos financieros externos atados con provisiones que pueden realizarse en el país con un enorme ahorro de divisas. Cabe aquí reafirmar el rol de las universidades nacionales y la estructura científico-tecnológica.
El Instituto Energético Scalabrini Ortiz promueve la consolidación de un sector energético jerarquizado, con capacidad para gestionar una política energética y una industria energética, integrada con los intereses de la Nación
* Integrantes: Marcos Rebasa, Ricardo Busi, Silvia Corral, Silvia Weitzman, Luis Tognon, Enrique Grunhut, Walter Moore, Eduardo Fabre, Federico Barani, Juan Romano, Hugo Caldini, Bruno Capra, José A. Repar, Juan Carlos Tesso, Nilda Minutti.
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