Dom 06.01.2013
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CENTRALES HIDROELéCTRICAS, CONSTRUCCIóN Y FINANCIACIóN

Compre argentino

La propuesta de un grupo de especialistas es diseñar un ambicioso plan de construcción de centrales hidroeléctricas con un elevado porcentaje de componentes locales. La promoción y el desarrollo de la industria nacional.

› Por Instituto Energetico Scalabrini Ortiz *

Hoy Argentina posee 11.130 MW de potencia instalada de origen hídrico, que representa un 35,9 por ciento de la potencia total del país. El potencial teórico de energía hidroeléctrica aprovechable se considera del orden de 34.000 MW. El potencial de Sudamérica supera los 500.000 MW. Brasil posee cerca del 50 por ciento y Argentina casi el 7. Brasil se propone concretar en los próximos 20 años 90.000 MW. Hoy tiene en construcción veinte proyectos simultáneos, todos financiados con fondos propios. Su estrategia es trasladar su capacidad y experiencia en esta infraestructura a los países vecinos, incluyendo la Argentina. Su protagonismo regional en el sector será total si la Argentina, con sus empresas y proveedores, no es parte de ese desarrollo industrial sudamericano.

Argentina posee mano de obra calificada en la construcción y profesionales de alto nivel en centrales hidroeléctricas. La tecnología de estas centrales es conocida a través de las grandes obras hidroeléctricas realizadas en el pasado como Salto Grande, Chocón, Yacyretá, Alicurá, Piedra del Aguila, Caracoles. El país cuenta con industria nacional en equipamiento electromecánico de primer nivel. Estos antecedentes y posibilidades alientan a proponer una política de construcción acelerada y masiva de emprendimientos hidroeléctricos. Uniendo a ellos parques eólicos que complementen aquella generación, logrando así eficiencia de transporte y sinergias en operación y mantenimiento.

Estas consideraciones tienen su importancia por la licitación internacional de las dos Centrales Hidroeléctricas del Río Santa Cruz, con una potencia conjunta de 1740 MW y cuya apertura está prevista para este año. Los pliegos respectivos tienen como pautas principales el financiamiento externo de los oferentes. Si bien hay alguna empresa china y otra rusa, la mayoría de los posibles oferentes son consorcios de empresas brasileñas.

Cabe indicar que hay un requisito de participación de socios nacionales del 30 por ciento. En estos casos sabemos que los oferentes extranjeros propondrán la provisión de equipamiento electromecánico desde sus países de origen, la mayoría del cual se puede hacer aquí.

El equipamiento externo supone erogación de divisas para adquirirlos, mientras que los insumos que se obtienen en el país implican gastos en pesos. Un endeudamiento fuerte en la construcción de represas no es solamente una cuestión económica sino también la pérdida de oportunidad en experiencia para nuestra ingeniería e industria que sólo es posible acumular ejecutando obras. El costo de importar equipos y tecnología es económico y cultural, más todavía en momentos en que el país requiere disminuir drásticamente la erogación de divisas que implica la importación de combustibles líquidos y gaseosos (gasoil y gas natural).

Es cierto que se necesita dinero para construir las represas. Ese dinero los economistas no monetaristas dicen que es posible obtenerlo del Estado. Hoy es posible y se halla legitimada la emisión de moneda para obras nuevas, más aún con un índice de base monetaria bajo sobre un creciente PBI.

El aporte privado posible tiene en Argentina la misma solución que usaron siempre los países como Brasil, que a través de una herramienta financiera como el Bndes provee de recursos internos suficientes para que las construcciones gigantes de infraestructura y energía sigan su curso.

Hay historia y capacidad disponible para la realización de grandes obras en el país. La cuestión es ponerlas en marcha, de la misma manera que se intenta hacer con el sector de los hidrocarburos, promoviendo el capital nacional y el conjunto de industrias pyme que aportan suministros a estas obras, como ha ocurrido con los proveedores de YPF en Tecnópolis.

El país cuenta con los insumos principales que requiere una central hidroeléctrica: cemento, estructuras de hierro, compuertas, turbinas, generadores y transformadores de potencia y lo más importante: la tecnología para su diseño y fabricación en los rubros metalmecánica, hidráulica, electromecánica y sistemas de control. También servicios como camiones, camionetas, vehículos especiales, casas prefabricadas para el personal. El componente nacional debería ser resultante de las posibilidades reales y esa participación debería ser muy alta. Compartimos en este sentido el pensamiento de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que alienta permanentemente la promoción y el desarrollo de la industria nacional.

El país necesita un plan de construcción de centrales hidroeléctricas con participación de capitales argentinos privados y públicos, que ponga en operación en los próximos diez años centrales hidráulicas por no menos de 10.000 MW. Son recursos renovables. Uniendo a estas centrales parques eólicos que se combinan eléctricamente de forma complementaria y positiva, estaremos también colaborando con las exigencias globales para mitigar el cambio climático, al tiempo que se desarrolla una infraestructura energética de carácter estratégico que permite una intensa distribución interna de ingresos. Zonas aisladas se convierten en zonas integradas, con embalses que permiten usos múltiples, con el cuidado del medio ambiente y la biodiversidad

* Marcos Rebasa, Ricardo Busi, Silvia Corral, Silvia Weitzman, Luis Tognon, Enrique Grunhut, Walter Moore, Eduardo Fabre, Federico Barani, Juan Romano, Hugo Caldini, Bruno Capra, José A. Repar, Nilda Minutti.

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