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Los Estados Unidos conservan su posición hegemónica en el contexto global. De todos modos, la progresiva irrupción de distintos bloques económicos da cuenta de un escenario multipolar. El eje compuesto por las economías más desarrolladas (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón) ya no conforma el único factor de poder. Las transformaciones operadas en el tablero geopolítico mundial incluyen el creciente peso de los Brics. La denominación del grupo responde al acrónimo de los cinco países que lo conforman: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Los datos agregados revelan que representan el 42 por ciento de la población mundial y el 18 por ciento del PBI global. Además, ostentan el 35 por ciento de las reservas internacionales.

El grupo fue concebido como una instancia de unificación de posturas/planteos ante los organismos internacionales. Uno de los ejes de trabajo es el reclamo por una mayor democratización en la toma de decisiones en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Las modificaciones propuestas incluyen desde la revisión del esquema de votaciones vigentes en las instituciones de Bretton Woods hasta la implementación de reformas en el funcionamiento del Consejo de Seguridad de la ONU. Este último planteo encontró menor eco en China y Rusia, que ocupan una silla en ese cuerpo.

La ciudad de Durban fue escenario, en marzo pasado, de la última reunión de los Brics. Este quinto encuentro concluyó en la necesidad de implementar un fondo contingente de reservas de divisas por 100 mil millones de dólares. El grupo también coincidió en la creación de un Banco de Desarrollo destinado al financiamiento de proyectos de infraestructura y desarrollo y el impulso de un candidato común para el cargo de director general de la Organización Mundial del Comercio. Esa estrategia culminó exitosamente cuando el brasileño Roberto Carvalho de Azevedo (apoyado por países sudamericanos, caribeños y africanos) se impuso al candidato apuntalado por Estados Unidos y los países europeos (el mexicano Herminio Blanco Mendoza).

La agencia Bloomberg trazó un perfil del triunfante diplomático brasileño señalando que, “como enviado de Brasil a la OMC desde 2008, Azevedo atacó los subsidios agrícolas de los Estados Unidos y Europa en nombre de los intereses de las naciones en desarrollo, mientras defendía el uso por parte de Brasil de mayores barreras arancelarias como una forma de ayudar a los industriales heridos por la crisis financiera global”. La designación de Azevedo constituye un espaldarazo para las ambiciones de los Brics de constituirse en un jugador de peso en el concierto mundial. Otro funcionario brasileño ya había sido designado, en junio de 2011, al frente de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Esto sucedió cuando José Graciano da Silva (ex ministro de Lula) se impuso al candidato español Miguel Angel Moratinos por escasos cuatro votos (92 contra 88). Da Silva recogió el apoyo de los países latinoamericanos y de los llamados países no alineados.

El accionar de los Brics no es un tema menor para la Argentina. La tercera parte de su comercio exterior está vinculada con alguno de los cinco países de ese bloque. Los investigadores del Geenap Santiago Gámbaro y Gustavo Smith en BRICS: ¿Nuevos protagonistas de la historia? sostienen que “la conformación de este nuevo grupo representa para la Argentina una buena noticia. La diplomacia nacional, a partir de la llegada de Néstor Kirchner y la continuidad de Cristina Fernández en el poder, se ha caracterizado por impulsar un reparto internacional más justo y equitativo, por buscar un orden cada vez más multipolar, por favorecer una cooperación Sur-Sur más efectiva y por proponer reformas a los organismos financieros internacionales, objetivos concordantes con los de los Brics”

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