Las distintas intervenciones oficiales desplegadas en las últimas semanas sirvieron para reducir la presión sobre el dólar clandestino. La brecha se redujo en relación con la cotización del dólar en un 40 por ciento en menos de un mes. Además el volumen negociado en el informal se redujo notablemente. De las medidas dispuestas, el arbitraje en la operatoria conocida en la jerga financiera como contado con liquidación fue la más efectiva, no sólo porque impulsó la baja en el paralelo sino porque puso al descubierto que la demanda que motivó la escalada inicial provino principalmente de especulaciones de empresas y grandes inversores. Las ventas oficiales de títulos en dólares en el mercado local permitieron la dolarización de carteras a un menor precio que en cuevas porteñas y los especuladores se volcaron por esta opción. De hecho, muchos aprovecharon para hacer alguna diferencia al comprar por ese mecanismo y vender en cuevas.

Luego del techo de 10,50 pesos a los que las cuevas pretendieron vender el blue el 8 de mayo último, el precio se redujo en 2 pesos, poco más de 20 por ciento, para cerrar esta semana en torno de los 8,50 pesos. La brecha respecto de la cotización en el mercado oficial se redujo del doble a que se operaba entonces a un 60 por ciento actual. La pérdida producida por este retroceso fue también un estímulo para quienes entendieron haber comprado cara la divisa cuando se acercaba a la marca de los diez pesos y se apuraron a vender antes de seguir resignando dinero, lo que implicó una segunda vuelta de caída para el blue.

La batería de iniciativas que desplegó el Gobierno a través de sus distintos estamentos atacó la especulación desde distintos frentes. El Banco Nación retiró la provisión de liquidez para préstamos interbancarios, lo que se trasladó a un alza en la tasa de interés para ese fondeo de corto plazo. La aceleración en el ritmo de apreciación del tipo de cambio les restó argumentos a los que justificaban la especulación en un atraso cambiario que erosiona la competitividad de la economía. Los instrumentos ofrecidos para el blanqueo de capitales, principalmente el Certificado de Depósitos de Inversión (Cedin), se presentan como una opción para destrabar el dolarizado mercado inmobiliario, otro fundamento esgrimido para la compra de dólares informales ante la prohibición de adquirir divisas con otros fines que no sean turismo.

No obstante, éstas son medidas complementarias a la intervención en el mercado bursátil en la operación de contado con liquidación, cuyo costo se redujo a los 8,30 pesos. Se trata de una operación para transferir divisas al exterior mediante la compra en pesos de un título que tenga cotización en un mercado extranjero para su posterior venta. El dinero de la venta se acredita en una plaza del exterior. De la diferencia entre el precio de compra en pesos y de venta en dólares surge la cotización de contado con liquidación. La operación inversa se realiza para ingresar fondos. En ambos casos deben sumarse los costos y comisiones del caso, que se ubican en 2,0 por ciento para la salida y se paga 1,5 por ingresar divisas.

El fondo de sustentabilidad de la Anses intervino este mercado a través de la venta en pesos de títulos en dólares. También hubo empresas que utilizaron este mecanismo para ingresar divisas ya previstas con destino a inversiones, como el caso de una importante tabacalera, que integró 80 millones de dólares. El resultado fue inmediato en la cotización implícita del contado con liquidación, pero también se extendió al paralelo. La sofisticación de la operatoria –respecto de la simple compra de divisas en cuevas– conlleva que sólo sea utilizado por grandes inversores, muchos de los cuales incluso ingresaron a este negocio para luego vender más caros en las cuevas los dólares comprados por contado con liqui

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