Dom 30.06.2013
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ESTUDIO DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN LA ARGENTINA Y AMéRICA LATINA

Desafío al neoliberalismo

Los magos del neoliberalismo no pudieron explicar las varias y profundas crisis políticas y económicas de las últimas décadas. Fueron surgiendo entonces corrientes intelectuales que constataron las falacias de esos argumentos y se dedicaron a investigar empíricamente y a reflexionar teóricamente sobre la particularidad histórica del nuevo escenario internacional.

› Por Mario Rapoport *

En la década de los noventa la ideología globalista, alentada por la caída del Muro de Berlín, llegó a creer que el fin de la historia, al menos en sus grandes relatos, había llegado. Y se atrevió a concebir los principales conflictos de los siglos XIX y XX –las crisis económicas, las guerras, las intervenciones unilaterales y las resistencias nacionales, la descolonización y las rebeliones sociales– como últimas expresiones de la irracionalidad del hombre frente a la marcha irresistible del progreso técnico y de la libertad económica. Según esta visión, si antes había habido historia, en el sentido de la evolución y el cambio cualitativo de los procesos sociales, ya no la había o era un “mero residuo tribal” de épocas pasadas. Un “pensamiento único”, de matriz neoliberal, se afirmaba en las visiones fundamentalistas de la globalización, impidiendo la comprensión profunda del presente y del pasado.

La proclamación, al mismo tiempo, de la pérdida de importancia de los Estados-nación, descartaba el interés en estudiar las relaciones internacionales, reemplazadas por el análisis de las combinaciones entre lo “local” y lo “global”. De paso, se suprimían de un plumazo los esquemas centro-periferia, las nociones de dependencia e imperialismo, la desigualdad entre naciones y pueblos.

Una multitud de libros y trabajos ensayísticos, económicos, políticos o filosóficos justificaban ese pensamiento y mandaban al arcón de los recuerdos aquellos paradigmas que se consideraban obsoletos.

Sin embargo, la casi simultánea caída de las Torres Gemelas y el derrumbe financiero de las punto.com; la invasión de Irak, con un pretexto falso, en busca de petróleo y posiciones geopolíticas en la región; distintos episodios del largo conflicto en el Medio Oriente y, finalmente, la profunda crisis en la que se debate hoy la economía mundial constituyeron nuevos escenarios reales que reverdecieron las problemáticas del pasado.

Pero aun antes de estos episodios, que los magos del neoliberalismo no pudieron explicar, fueron surgiendo corrientes intelectuales que constataron las falacias de esos argumentos y se dedicaron a investigar empíricamente y a reflexionar teóricamente sobre la particularidad histórica del nuevo escenario internacional, que incluía otros actores además de los Estados.

El desarrollo de la disciplina de las relaciones internacionales se abrió paso así en polémica con esas visiones inmovilistas y a-históricas. En el caso de la economía, debemos enumerar distintos fenómenos que conforman el objeto de estudio, como el análisis de los conceptos de hegemonía y dependencia; de los desniveles en los procesos de desarrollo, riqueza y pobreza de las naciones; de los efectos asimétricos de la globalización económica y financiera; de la presencia cada vez más preeminente de actores económicos globales como las empresas multinacionales o los organismos financieros internacionales (FMI, Banco Mundial); de los desequilibrios creados por los movimientos de capital y por el rol desigual del comercio exterior; de la recurrencia de crisis económicas regionales o mundiales.

Asimismo, la estrecha vinculación entre las políticas externas e internas; la diversidad de intereses y estrategias involucrados en las relaciones bilaterales o multilaterales y el peso económico en los vínculos diplomáticos, son elementos esenciales en los estudios e investigaciones tanto históricos como coyunturales del sistema internacional.

En América latina, y especialmente en el Cono Sur del continente, tuvo un avance significativo en las últimas décadas. Nos referimos al proceso de integración regional, su evolución y vicisitudes, así como a las nuevas políticas internacionales surgidas como una consecuencia del mismo.

El aliciente ofrecido por esa experiencia, catapultó una profusión de estudios e investigaciones sobre la relaciones entre los diferentes países de la región, desde el común origen colonial hasta el presente, con avances empíricos e interpretativos importantes, tratando de superar las visiones neoliberales que enfocaban esos procesos integrativos como meros “subproductos” de la mundialización.

Así como las políticas exteriores de la década de los noventa constituyeron el reflejo que en el plano económico interno habían adquirido los acreedores externos y los organismos financieros internacionales, las nuevas políticas económicas, de corte heterodoxo, que surgieron en la región en la última década abrieron un mayor espacio para la afirmación del interés propio y retomaron, en el marco de la integración de los espacios vecinos y de la diversificación de las relaciones internacionales, la aspiración de lograr mayores niveles de autonomía nacional y regional.

Lo más importante es que se fue destacando la pertinencia del Cono Sur como un territorio en el que los condicionantes geográficos se convierten en un escenario modelado por la historia en sus diversas dimensiones. Se reveló así, a través de nuevos estudios, una formación regional donde las diversas naciones comparten un pasado en algunos aspectos semejante y un presente con problemáticas comunes.

Por otra parte, la historia de la región y de sus relaciones encuadra y conduce a un abordaje comparativo de los procesos de cada país, destacando similitudes y diferencias, y constituyendo un aporte al conocimiento de las propias historias nacionales desde una perspectiva más amplia.

Ello ha permitido cuestionar una imagen tradicional que las clases dirigentes argentinas se complacieron en presentar de sí mismas y del país desde fines del siglo XIX, con el mito de la excepcionalidad de la Argentina “blanca”, de “europeos trasplantados”, que daba la espalda a América latina para tener los ojos puestos en Europa.

De allí el efecto liberador en el terreno científico y cultural, del abordaje comparativo de nuestra historia con la de otros países sudamericanos en el marco de una historia común. No es una virtud menor el hecho de que el desarrollo de los estudios sobre relaciones bilaterales e interregionales en el Cono Sur haya potenciado y a la vez resultado del esfuerzo conjunto y el diálogo intelectual, en un marco interdisciplinario, de investigadores y estudiosos de toda la región.

Un ejemplo de ello son las Jornadas (ver programa aparte) que con el título “América Latina y los caminos de inserción en el escenario mundial” se desarrollarán la semana próxima en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, festejando los veinte años de existencia de la Asociación Argentina de Historia de las Relaciones Internacionales, con cinco mesas redondas en el que participarán algunos de los más destacados especialistas en el tema de América latina y el mundo. A lo que se agrega la presentación de más de cien ponencias de toda la región y de otros países, en paneles temáticos donde se discutirán los aspectos más relevantes de la agenda internacional y latinoamericana en términos históricos y de la coyuntura presente

* Economista e historiador, director del Instituto de Estudios Históricos, Económicos, Sociales e Internacionales del Conicet-UBA.

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