Dom 07.07.2013
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RECURSOS, PISTOLEROS Y EXPROPIACIONES

Volver al control

Ningún país con pretensiones sobre su desarrollo pierde el control sobre los recursos naturales. Estados Unidos invade países para apropiarse de esas riquezas. En la Argentina su explotación fue privatizada.

› Por Sergio Echebarrena *

Observo fotos de hechos repetidos y despreciables: soldados de Estados Unidos utilizando cadáveres humanos como parte de una escenografía macabra que montan con inusual habitualidad en países invadidos. Luego de la repugnancia, aparece la pregunta: ¿qué hacen todavía en Afganistán?

Afganistán fue invadido en 2001 en una operación denominada “Libertad duradera”. La intención declarada era encontrar a Osama bin Laden y descabezar su organización, Al Qaida. En esta invasión, por cierto duradera, llegaron a participar alrededor de 45 países y 130.000 hombres. Hoy, a pesar de haber encontrado y asesinado al terrorista que escapaba a caballo, gran parte de esos hombres permanece en operaciones allí. Las bajas entre las tropas invasoras suman alrededor de 3000, careciéndose de datos sobre bajas afganas, en general civiles. Al parecer, la búsqueda tan intensiva del terrorista tuvo algunos efectos colaterales: el hallazgo de enormes yacimientos de minerales críticos y de las denominadas “tierras raras”, a saber: indio, manganeso y niobio, platino, paladio, rodio, rutenio, iridio, osmio, escandio, itrio, lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio, lutecio.

Todos son fundamentales para componentes aeroespaciales, láseres, monitores, filtros de microondas, refinado de petróleo, baterías de coches, lentes de cámaras, discos duros, implantes quirúrgicos, teléfonos celulares, aleaciones de aluminio, imanes de alta potencia, tratamientos oncológicos, barras de reactores nucleares, aparatos de rayos X, pilas nucleares, tratamientos químicos, diodos led’s, fibras ópticas.

Estados Unidos depende, por ejemplo, en un ciento por ciento de la importación de tierras raras (niobio, manganeso e indio), en un 94 por ciento de la de platino y en un 58 por ciento de la de paladio. Por otro lado, China es el productor del 97 por ciento mundial de óxidos de tierras raras. En este contexto, no es extraño que en 2009 Paul Brinkle, subsecretario de Defensa de Estados Unidos, haya encomendado una campaña exhaustiva en Afganistán a Jack Medlin, director de campañas del Servicio de Inspección Geológica de Estados Unidos (USGS). Como información base disponían de la recolectada por los soviéticos durante su presencia allí en los ’70. Visitar el sitio http://afghanis tan.cr.usgs.gov, que dispone de una cantidad enorme de información sobre estas expediciones y los recursos naturales de Afganistán relevados por las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Es conmovedor ver fotos de geólogos estadounidenses estudiando las rocas del sur afgano protegidos por marines que, luego de analizar los datos precedentes, parecen tener una misión que no se relaciona demasiado con la libertad y la democracia, sino más bien con los intereses profundos de la industria de los Estados Unidos. Así, los problemas energéticos, de insumos, y hasta los comerciales, son abordados antes por el Pentágono y las Fuerzas Armadas, que por la Secretaría de Energía o Comercio, mostrando sin ambigüedades la importancia central que tiene para los países desarrollados el control directo sobre recursos, tecnologías, rutas comerciales, empresas.

Ningún país con mínimas pretensiones sobre su desarrollo pierde el control sobre los recursos naturales, ya sea directamente como insumos para productos industriales o como palanca para inducir el crecimiento de sectores que necesitan protección para alcanzar ciertos grados de competitividad. Mucho menos, renuncia al capital acumulado durante generaciones por empresas vitales para el desarrollo, como sí sucedió en Argentina con YPF, Gas del Estado, Somisa. Hoy el desatino se ha pagado con la pérdida de soberanía energética o con precios de insumos para la industria metalúrgica mayores que los precios internacionales.

Además, dado el complejo entramado de una sociedad industrial, perder el control de las principales empresas en los sectores sensibles implica desproteger y desalentar, río abajo, a las empresas nacionales de productos y servicios que atienden a estos sectores, especialmente a las pymes.

Entonces, a no preocuparse por los modales ni por la pasión puesta al defender nuestros recursos y nuestras empresas. Los que se autodenominan “serios”, los que dicen que “damos la espalda al mundo”, los respetuosos de la “seguridad jurídica” son los que utilizan desde hace cientos de años, para hacerse de recursos y mercados, a pistoleros que orinan sobre cadáveres.

Hoy comenzamos a desandar el camino errado, recuperando el control sobre YPF, y nos toca concentrarnos en construir una empresa moderna, eficiente, al servicio del desarrollo con justicia social y de la integración regional

* Presidente Capipe (Cámara Argentina de Proveedores de la Industria Petro Energética).

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