Domingo, 21 de diciembre de 2014 | Hoy
PRONóSTICOS DE UN DóLAR A 20 PESOS
Por Andrés Asiain
En septiembre pasado, en el marco de la novena corrida cambiaria que enfrentó la administración de Cristina Fernández de Kirchner, algunos economistas de la ortodoxia presagiaron que el dólar llegaría a 20 pesos hacia fines de año. Actuando como verdaderos “aprendices de Broda” –aquel del dólar a 8 pesos en 2002, es decir, con 12 años de margen de error–, esgrimían sesudos cálculos de circulante monetario y reservas para montar una operación destinada a generar incertidumbre y alentar la compra masiva de divisas. De esa manera, ocultaban su rol de promotores de una devaluación en beneficio de exportadores y grandes tenedores de cuentas en el exterior, bajo el disfraz de técnicos que analizaban la economía sin intencionalidades políticas ni económicas.
La corrida de septiembre fue realizada en un contexto en el que la liquidación de la cosecha de soja ya mermaba su caudal y el conflicto con los buitres dificultaba la toma de crédito externo. Esa circunstancia fue aprovechada por un grupo de financieras para instalar una tendencia alcista en el dólar “Bolsa” y el “contado con liqui” que, gracias a su amplificación mediática, repercutía en subas en el mercado ilegal de divisas. De esa manera, la compra de dólares vía bonos y acciones a valores cada vez más elevados resultaba en una lucrativa maniobra desestabilizadora que, mientras instalaba socialmente la idea de la inminente devaluación oficial, se financiaba devaluando a los pequeños ahorristas que se agolpaban en las cuevas a comprar dólares a cualquier precio.
A partir del cambio de autoridades en el Banco Central se tomó una serie de medidas destinadas a frenar la corrida. Por un lado, se puso presión a quienes operaban con dólares vía operaciones de compraventa de acciones y bonos, generando un dólar de referencia cada vez más elevado que luego se trasladaba al mercado ilegal. El hecho de que al cerrar la canilla de dólares vía operaciones financieras legales no se haya incrementado la demanda de dólares en las cuevas parece indicar que el “blue” es un dólar minorista que sigue la tendencia impuesta por los grandes operadores en el “contado con liqui” y el “Bolsa”. Esa segmentación de los mercados cambiarios permitió que un mayor control sobre los grandes jugadores que impulsaban el alza especulativa de la divisa derivara en una baja de las diversas cotizaciones no oficiales del dólar.
Por otro lado, se tomó una serie de medidas destinadas a engordar las reservas: el acuerdo con las cerealeras de una liquidación anticipada de exportaciones, la licitación del espectro 4G a las telefónicas y el ingreso de parte del swap acordado con China que, sumados al rumor de un posible futuro acuerdo con los buitres, disminuyeron las expectativas de devaluación del dólar oficial. El pedido a las aseguradoras para que liquidaran posiciones en dólares, la emisión de bonos ajustados por el dólar oficial para los grandes operadores, la suba compulsiva de las tasas de los plazos fijos para los pequeños ahorristas y una mayor liberalidad para autorizar compras de dólares ahorro también contribuyeron a descomprimir la demanda de divisas en el mercado paralelo.
De esa manera, el dólar ilegal, que arañó los 16 pesos el 24 de septiembre, se acercó a las 13 unidades en la última semana, mientras las reservas internacionales volvieron a superar los 30 mil millones de dólares. Quienes predecían un “dólar a 20” guardarán por un tiempo sus “infalibles” cálculos sobre el circulante y las reservas, a la espera de una próxima corrida cambiaria que les permita volver a salir de sus cuevas.
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