Domingo, 28 de diciembre de 2014 | Hoy
JUAN JOSé ARANGUREN, DE SHELL, Y EL PRECIO DEL CRUDO
Por Andrés Asiain
En una reciente entrevista al máximo dirigente de la filial local de Shell, Juan José Aranguren, se le consultó sobre la posibilidad de que la brusca baja del precio internacional del petróleo se viera reflejada en una reducción del precio interno de las naftas. Teniendo en cuenta que el barril de crudo redujo su precio internacional a 55 dólares, mientras que en el mercado interno continúa cotizando a 83, el precio de las naftas podría reducirse de 2 a 3 pesos por litro si el precio interno convergiera a los nuevos valores del mercado mundial. Sin embargo, para el directivo de la petrolera angloholandesa “los precios del crudo en Argentina están aislados del precio internacional” y, por eso, esa “caída no se vio reflejada aquí”.
La respuesta del CEO de Shell se corresponde con un hecho real: la política oficial desde el fin de la convertibilidad ha sido desvincular el precio interno de la energía del internacional. En materia de combustibles ello se reflejó tanto en la política de retenciones a la exportación de petróleo y derivados, como al subsidio a las empresas generadoras de energía que utilizan combustibles importados como insumos para su producción. El objetivo de esa política ha sido sostener un precio interno de la energía y los combustibles más barato que en el mercado internacional, cuando el crudo cotizaba en alza y nuestro país se autoabastecía. Más recientemente, la lógica es sostener el precio interno del barril y la nafta frente a la baja de su cotización internacional, para mantener el fondeo de YPF y el atractivo económico del desarrollo de los hidrocarburos no convencionales.
Lo curioso de la afirmación es que haya sido realizada por la misma persona que se opuso tenazmente a esa política a lo largo de la última década. A Shell poco le importó el “aislamiento” del precio interno del crudo, cuando en marzo de 2005 dispuso una suba unilateral del combustible justificada en la suba del precio internacional del petróleo. Esa medida que desató el llamado del entonces presidente Néstor Kirchner a no comprarle a la petrolera “ni una lata de aceite” fue justificada con el argumento de que Shell no tiene yacimientos en Argentina y refina combustibles que compra a terceros, utilizando tanto los producidos en el mercado local como los importados. Paradójicamente, cuando el precio internacional del petróleo baja, las particulares condiciones de funcionamiento de la refinadora angloholandesa son olvidadas, para comportarse de acuerdo con la política nacional del sector.
Respecto de las retenciones que aislaban el precio interno de los hidrocarburos y derivados cuando su valor alcanzaba un máximo en mayo de 2008, Aranguren sostenía que eran las causantes de la pérdida de soberanía energética, al desincentivar la producción e incrementar la demanda por la baratura interna de los combustibles: “En parte se debe a que los precios continúan siendo bajos para el consumidor y, en cuanto a cómo se soluciona esto en los próximos meses, no queda otra alternativa: cuando falte se va a tener que importarlo a niveles de precios muy superiores a los que rigen en el mercado interno”, sostenía en ese entonces. Ahora que el precio nacional del crudo y los combustibles se encuentran por encima del internacional, el CEO de Shell parece haber perdido su fe en el liberalismo económico y ha dejado de reclamar la necesaria convergencia entre el precio interno y el internacional.
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