Dom 05.07.2015
cash

ESTANCAMIENTO Y DESEMPLEO EN GRAN BRETAñA

El modelo thatcherista

Una investigación académica revela que en las décadas anteriores al thatcherismo las principales variables económicas registraron mejores resultados que durante el período neoliberal que aún continúa.

› Por Marcelo Justo

CASH En Gran Bretaña

Desde Londres

En los ’80 Margaret Thatcher fue una abanderada global de la destrucción del modelo de economía mixta de la posguerra y su sustitución por el paradigma neoliberal. Los colores de esta bandera son bien conocidos. La privatización, la desregulación, el control de los sindicatos y la apertura del sector financiero liberarían al sector privado del chaleco de fuerza del Estado y allanaría el camino a la prosperidad de un nuevo capitalismo de la mano de una menor carga impositiva y una mayor productividad y empleo. El tiempo pasado permite estudios comparativos de largo alcance como el emprendido por Ken Coutts y Graham Gudgin del Centre for Business Research de la Cambridge Judge Business School para evaluar ambos modelos. El estudio, que se basa en un análisis de los principales indicadores macroeconómicos (PBI, productividad, inflación, empleo y desocupación) muestra que el modelo thatcherista constituyó un retroceso en todos ellos. Ni el impresionante salto tecnológico de las últimas tres décadas ni la mano que le dio el hallazgo petrolero en el Mar del Norte a fines de los ’70, alteraron esta ecuación. Cash dialogó con uno de los autores del informe, Graham Gudgin.

La percepción en el Reino Unido es que el thatcherismo modernizó una economía esclerótica gracias a que el libre mercado garantiza un rendimiento óptimo de todos los factores de producción. Su estudio parece indicar algo totalmente distinto.

–Miramos el crecimiento del PBI y otros indicadores desde los años ’50 y comparamos lo que pasaba hasta 1979, año de la asunción de Margaret Thatcher, y luego durante los 35 años posteriores. Vimos que la economía había crecido más rápido en el primer período. El PBI pasó del 2,6 por ciento promedio por año de los 29 años de la posguerra a un 2,2 por ciento en el período thatcherista hasta 2007 y desde esta fecha en adelante tuvo una caída anual promedio del 0,2 por ciento. Con la productividad laboral, supuestamente una de las grandes conquistas del modelo thatcherista, la situación fue peor. Pasó del 2,9 a 1,7 por ciento hasta 2007 y a menos de 0,2 por ciento desde 2007. El desempleo se disparó. El promedio de la era del modelo neoliberal es del 8,7 por ciento mientras que el promedio entre 1950 y 1979 fue del 3,0.

¿A qué atribuye esas diferencias?

–La premisa de la globalización económica era que el Reino Unido iba a maximizar su crecimiento económico. Acá hubo un caso extremo de desindustrialización en el que las compañías maximizaban su valor para los accionistas relocalizando sus operaciones en otro país. Compensamos esta desindustrialización con un aumento de los servicios, que en comparación con la industria tienen un nivel de productividad más bajo con salarios más bajos. De modo que el modelo se mantuvo con la deuda individual que prácticamente se duplicó en este período. El estallido de 2008 es una implosión de este modelo, pero no ha aparecido por el momento otro para sustituirlo. De modo que seguimos en la misma rueda de endeudamiento para sostener el consumo y el crecimiento del PBI en base a una economía de servicios de muy bajo nivel de productividad (1,5 por ciento anual) mientras que la productividad industrial era del 3,0 por ciento.

La comparación es de dos períodos muy distintos. En el primero hubo años en que el control de capitales era muy estricto y un británico sólo podía llevar al extranjero 50 libras. Es una película muy distinta hoy. En su estudio registra que el sector financiero fue el que más creció en esta era neoliberal y que el combate a la inflación fue exitoso.

–La inflación mejoró respecto a los ’70 que por una serie de causas específicas (alza del precio del petróleo hasta errores políticos) se había descontrolado. Pero esto hay que compararlo con el resto de los países europeos y Estados Unidos. En los ’50 y ’60 la inflación británica estaba un poco por encima de la inflación promedio de los países del actual G7. Lo mismo sucedió en los ’80. La anomalía fueron los ’70. En cuanto al sector financiero, es cierto que la desregulación del sector bancario, que comenzó en 1971 y se intensificó con Thatcher, hizo crecer el PBI al estimular el consumo y la actividad inmobiliaria, pero ese crecimiento se basó en un insostenible endeudamiento de los hogares británicos y desembocó en la crisis financiera de 2007-2008 y la recesión británica más larga en más de un siglo.

Por el momento el modelo no ha cambiado. ¿Cuáles son las consecuencias de este inmovilismo?

–La productividad británica sin un sector manufacturero fuerte después de décadas de globalización difícilmente supere el 1,4 por ciento. En los ’80 el crecimiento del empleo compensó la caída de la productividad, pero hoy hemos tocado el límite de esta posibilidad. Si a eso le sumamos factores demográficos como la disminución proporcional de la población económicamente activa, vemos una caída adicional del PBI per cápita de un 0,5 por ciento por año. Estamos en el terreno del estancamamiento secular del que habla Lawrence Summers (ex secretario del Tesoro de Bill Clinton) en Estados Unidos, pero allá está causado por problemas de demanda mientras que acá vemos además tendencias fuertes de productividad sectorial en juego.

Una cosa asombrosa es que la percepción pública haya cambiado tan poco y la fe en el mercado se mantenga más o menos incólume.

–Es cierto que ha habido muy poco cuestionamiento a este modelo a pesar de que la recuperación ha sido más lenta que en la crisis de los años ’30 y que ha habido una política sin precedentes de bajísimas tasas de interés. En 300 años nunca tuvimos tasas de interés por debajo del 2 por ciento anual. Desde 2008 no lo hemos tenido por encima del 0,5. Un factor en esto es que en estos últimos dos años ha habido una buena creación de empleo en el sector privado. Es un enigma que los economistas de todo color no podemos explicar: una economía de baja productividad y crecimiento del empleo. Esto evitó una crisis política y social mayor. Y el crecimiento del PBI en el último año le dio al gobierno buena prensa que ayudó a generar la impresión de que la economía estaba mejorando. Creemos que este proceso ha tocado su fin. El gobierno se ha comprometido en la elección del 7 de mayo a crear dos millones de empleos y al mismo tiempo van a hacer profundos cortes en el gasto fiscal que van a implicar la destrucción de un millón de empleos. No hay ninguna chance que puedan crear tres millones de empleos. Más bien todo lo contrario. El desempleo crecerá a mediados del año próximo. Y mientras tanto el gobierno estará abocado a que un 10 por ciento del sector público desaparezca en los próximos dos años. Agregaría además que hay que tener en cuenta un factor político. Dada la elevada abstención en las elecciones del 7 de mayo, este gobierno fue elegido por un 25 por ciento del electorado.

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