Por Cledis Candelaresi

En Venezuela hay mucho más que petróleo y el Estado no monopoliza la inversión. Con ese mensaje central llegó a Buenos Aires el presidente de la Corporación Venezolana de Guayana, un holding integrado por 29 firmas mixtas –entre ellas Sidor, del Grupo Techint– que producen todo el acero, el hierro y extraen el oro del país caribeño. Francisco Rangel vino a interesar a nuevos inversores para los proyectos en desarrollo por más de 11 mil millones de dólares que tiene CVG, y quedó deslumbrado por “la potencialidad” del campo argentino y su industria vinculada. Casi tanto como Paolo Rocca, líder del grupo local, está seducido por el buen clima de negocios que, asegura, reina en las tierras de Hugo Chávez.
¿Cómo seduce Venezuela al capital privado?
–Fundamentalmente con reglas claras. Tenemos una ley de protección a la inversión y un gobierno que busca apoyarla. Está claro que la inversión privada es la única manera de estimular el desarrollo.
¿El apoyo incluye ventajas impositivas o facilidades para remesar utilidades?
–Sí. Estamos ahora desarrollando tres zonas francas: la del aluminio, la del hierro y el acero y la de la madera, creadas para estimular la exportación. Pero la Corporación también es propietaria de complejos industriales y de energía eléctrica. Así, le aseguramos a los empresarios que invierten insumos básicos a precios preferenciales.
Ustedes están convocando capitales privados para la generación eléctrica. En este caso, ¿cómo auxilia el Estado?
–La empresa petrolera, que es pública (PDVSA), le garantizará a ese inversionista el combustible que necesita como insumo. Y la Corporación le asegura la compra de todo lo que produzca. Así, el generador tendría asegurado el mercado y el insumo. Su energía la inyectaría en el sistema interconectado y, al mismo tiempo, liberaríamos la hidroeléctrica, que es más barata, para abastecer a la industria.
¿Desde la asunción de Chávez notaron renuencia en los inversores?
–No. Recientemente firmamos un contrato por 12 mil millones de dólares con empresas trasnacionales, la francesa Total entre ellas, para la extracción de gas. Esto atraerá a otras empresas. Hay firmas argentinas que se interesaron por la posibilidad de tender gasoductos, por ejemplo. En quince días firmamos un acuerdo para construir una nueva planta de acero. Estamos terminando una planta hidroeléctrica por 2500 millones de dólares y estamos empezando otra. Y le aseguro que hay muchos inversionistas dispuestos a desembolsar ese dinero.
¿La Corporación tiene también experiencia como trasnacional?
–En el exterior sólo tenemos una empresa comercializadora radicada en Londres, Tokio, Amsterdam y Miami. Es una subsidiaria que se ocupa de la compra de insumos o de venta de productos de la Corporación y, por lo tanto, que asiste a empresas privadas.
¿En la crisis siderúrgica de los últimos años, el Estado asistió de algún modo a las empresas del sector (Sidor, de Techint, entre ellas)?
–Sí, el Estado asistió a las empresas a través de la Corporación. Producimos gas, energía eléctrica y acero: tres elementos básicos para las empresas siderúrgicas, que son todas privadas. En vista de que hubo una caída muy drástica de los precios, nosotros diferimos la cobranza de aquellos insumos con que abastecíamos a las siderúrgicas hasta que el precio de su producto mejoró. Queremos que esto se entienda como la acción de un gobierno serio, que quiere proteger la inversión: para mantenerla y para atraer más. Y hasta ahora da resultado. El segundo puente sobre el río Orinoco requiere una inversión de 430 millones de dólares, de los cuales 380 los presta Brasil, a través de la constructora de Oberdrecht.
¿Qué tiene Venezuela para aportar al Mercosur?
–Mucho. En materia petrolera, hay un mundo por delante. Pero, además, la Corporación tiene aluminio, acero y electricidad, que ya exportamos aBrasil y Colombia. Desde la zona franca, además, podrán salir muchos productos. Entre ellos, piezas de metales, por ejemplo, para la fabricación de los tractores argentinos.
¿Por qué la incorporación de Venezuela al Mercosur está en stand by?
–No estoy seguro de que así sea. El presidente Chávez puso su corazón entero para que esto se concrete. Y la invitación a la cumbre de Paraguay es una buena señal en ese sentido.
¿La integración al Mercosur importa por una cuestión comercial o como estrategia política para plantarse frente a los Estados Unidos?
–No se trata sólo de fortalecerse ante los Estados Unidos. Se trata de aprovechar las ventajas que ofrece la integración regional en sí misma. Pero no habrá integración comercial y económica si no existe primero la integración política. Y creo que es algo que se está dando en este momento.
¿Chávez y Kirchner tienen políticas o estilos semejantes?
–Lo que veo es que nuestro presidente tiene una política de acercamiento muy definida hacia a la Argentina. Y estoy seguro de que ese intento es recíproco.