Dom 20.12.2015
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La economía...

› Por Federico Kucher

El regreso al sendero de la deuda y las relaciones fraternales con los organismos de crédito internacional. El uso de la política fiscal para incrementar la rentabilidad de grupos dedicados al negocio de la exportación. La apertura de importaciones a través de acuerdos de libre comercio con las potencias del mundo desarrollado. La acumulación de riqueza impulsada por el crecimiento de sectores agropecuarios y financieros. Estas serán las principales transformaciones estructurales que la gestión del gobierno de Mauricio Macri promocionará a partir del manejo de la economía. Lo que sigue detalla algunos aspectos centrales de la estrategia de esa política económica, cuya consecuencia en el corto plazo es la reducción del salario en dólares a los niveles más bajos de la región, la distribución regresiva del ingreso con un fuerte retroceso en el poder de compra de la población y tensiones notables para mantener el empleo.

La deuda y la vuelta al FMI

La política económica de Cambiemos pretende recuperar el sendero de endeudamiento de la economía que caracterizó a los 90 y terminó en el estallido del plan de convertibilidad. La deuda en la Ciudad de Buenos Aires en la gestión de Macri se incrementó 268 por ciento entre 2007 y 2015, una cifra que da indicios de lo que podría hacer a nivel nacional. La idea del nuevo Gobierno de negociar un acuerdo rápido con los fondos buitres apunta a poder avanzar en esta estrategia de retorno a los mercados internacionales de crédito. Los acreedores serían los mismos que condicionaron la soberanía económica en décadas pasadas. En el Gobierno adelantaron la intención de recomponer las relaciones con Estados Unidos y el Fondo Monetario, al cual se le permitiría volver a auditar la economía través del artículo IV. En los próximos cuatro semanas, según la declaración de Alfonso Prat-Gay, ingresarían entre 15 y 25 mil millones de dólares en gran parte por endeudamiento con acreedores internacionales.

Retenciones, ganancias y subsidios

El programa fiscal de los economistas de Macri plantea fuertes tensiones para continuar con la expansión de la demanda en el mercado interno. La devolución de retenciones para el campo y las modificaciones en el Impuesto a las Ganancias implica un aumento del ingreso disponible de los sectores con mayores recursos de la población: exportadores y asalariados con sueldos elevados. Economistas del mercado estimaron que estos sectores de la sociedad, que tienen menor propensión a consumir ingresos excedentes, recibirían de 70 a 90 mil millones de pesos a partir de las reformas en materia de derechos de exportación y Ganancias. La quita de subsidios de los servicios públicos, en contraste, disminuirá el ingreso disponible de los individuos que destinan la mayor parte de recursos al consumo. Los trabajadores, en particular del área metropolitana en la que se concentra la tercera parte de habitantes del país, deberán recortar sus gastos familiares para hacer frente a los fuertes aumentos de las tarifas de luz y gas.

La política comercial: apertura y acuerdos de libre comercio

Los funcionarios de Mauricio Macri aseguraron que la Argentina avanzará en la firma de tratados de libre comercio con la Unión Europea y la Alianza del Pacífico, en tanto que se insistió en que el ALCA no debe ser “mirado con malos ojos”. Estos acuerdos comerciales implican la desregulación de las importaciones, con lo cual la producción del mundo entra al mercado interno con un menor costo, al liberarse del pago de impuestos o de controles arancelarios, que protegen al fabricante local de la competencia externa. Distintos estudios sectoriales indican que la apertura de las importaciones afectaría a más de medio millón de puestos de trabajo, en donde los talleres textiles, la automotriz, la autopartista, el caucho, la metalmecánica, los textiles, los muebles, el calzado y los juguetes computarían la mayor pérdida de empleo. La crisis internacional, con un bajísimo nivel de comercio global, ha llevado a que productores internacionales vendan mercaderías a precios de remate, lo cual hace imposible para un fabricante local poder competir si no existen administraciones del sector público para el ingreso de los productos importados. El anuncio de desarmar el sistema de Declaraciones Juradas de Importación que permitía controlar 19 mil posiciones arancelarias y volver al uso de Licencias No Automáticas administrando únicamente mil posiciones arancelarias es uno de los pasos clave para la apertura.

Tipo de cambio,puja distributiva e inflación

El equipo económico de Prat-Gay comenzó su primera semana de gestión celebrando el anuncio de un aumento del tipo de cambio del 40 por ciento, en donde se decidió desarmar los controles a la compra de dólares vigentes desde fines de 2011. Esta desproporcionada alteración de la paridad cambiaria era uno de los requisitos centrales para empezar a avanzar en un nuevo estadio de la distribución del ingreso, regresivo a partir de ahora rompiendo con la tendencia de los últimos años. La devaluación de Macri apunta a recomponer las tasas de ganancias de los grupos exportadores a través de la depreciación real del tipo de cambio, en la que se reducen los costos en dólares de las empresas, en particular los costos laborales. La política monetaria contractiva, a partir de una fuerte suba de tasa de interés que impacta en los niveles de actividad y, por tanto, de empleo, es la herramienta elegida para frenar la puja distributiva (carrera de precios y salarios) y moderar el impacto inflacionario de la devaluación. La desocupación, al igual que ocurrió en los noventas, será clave para contener los pedidos de recomposición salarial en las paritarias, mientras que la menor capacidad de compra de la población y la apertura del comercio también tendrán un efecto de contención sobre los precios.

El modo de acumulación

Los sectores exportadores y el sistema financiero (bancos) tendrán un protagonismo clave en la administración de Macri, puesto que serán las actividades que explicarán el crecimiento de la economía en los próximos años, donde los sectores de ingresos fijos (trabajadores y jubilados) y la industria nacional pierden espacio para dinamizar el mercado interno a partir de las propuestas de política fiscal regresiva, la apertura comercial, la idea de mantener depreciado el tipo de cambio y el endeudamiento. Los salarios tendrán una caída tanto medidos en dólares como en capacidad de compra, lo mismo que ocurrirá con los haberes previsionales y los programas sociales. La bolsa de valores confirmó con el aumento de la cotización de las empresas quiénes serán los sectores ganadores de las propuestas de política económica de Macri. Por caso, el precio de Molinos Río de la Plata, firma dedicada a la exportación de productos del agro, pasó de 35 a 100 pesos por acción (185 por ciento) entre el 20 de noviembre y la primera semana de diciembre.

Los grandes grupos exportadores tendrán rentas extraordinarias gracias a la devaluación y la caída de los costos en dólares, mientras que los bancos se beneficiarán por el negocio de las comisiones asociado con el regreso del país al sendero de la deuda externa.

El espejo Brasil

Las ideas de política económica del macrismo basadas en propuestas convencionales del mercado para enfrentar tensiones económicas no son una novedad y se aplicaron en mayor o menor medida en distintos países de la región en los últimos años. El caso de Brasil es el más concreto por las consecuencias nocivas para la población de las recetas de austeridad. A principio de 2015, las autoridades brasileñas decidieron avanzar en un plan de recorte del gasto público, acompañado por una suba de la tasa de interés interna y una devaluación fuerte de la moneda con la intención de recuperar la competitividad cambiaria. Joaquim Levy, el ministro de Economía de Brasil, prometió que los recortes iban a traer prosperidad en el corto plazo. “El ajuste es necesario porque hicimos frente con éxito a la crisis mundial desde el 2008 pero usamos muchos recursos que hoy no ya tenemos. Por eso hay que hacer el ajuste rápido para volver a crecer rápido”, aseguró al momento del lanzamiento de las medidas ortodoxas. El resultado, tras un año de su implementación, fue mayor inflación, una recesión con caída del Producto Bruto Interno de 4,5 por ciento y un aumento mes a mes en la tasa de desocupación que termina el año en niveles cercanos a los dos dígitos. La performance económica de Brasil fue la peor de los últimos 80 años. Y las perspectivas para 2016 no mejoran. La consultora Latin Focus estimó que el próximo año la inversión en el mercado brasileño se contraerá 7 por ciento, mientras que el consumo privado bajará 3 por ciento y la producción industrial retrocederá 2 por ciento.

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