POLíTICAS QUE FAVORECEN LA CONCENTRACIóN ECONóMICA
El tipo de cambio lo fijará el “mercado”, es decir, las cinco grandes exportadoras. Lo que “unos” ganan por la suba de precios será lo que los “otros” pierdan por la caída de sus salarios. Este es el contenido del cambio.
› Por Carlos Andújar *
La vuelta del neoliberalismo en la Argentina implica no sólo un claro retroceso en los sustantivos avances sociales logrados en el país, sino principalmente, un duro golpe para la integración latinoamericana en la que los distintos proyectos progresistas de la región se apoyan, se empoderan, para dar sus respectivas batallas a las derechas vernáculas.
El desembarco ha comenzado aún antes de llegar a la costa.
¿Por qué alguien que va a ser el presidente del país anuncia con tanta anticipación una devaluación sabiendo que es una medida antipopular y puede alentar la especulación y profundizar los problemas de reservas?
Precisamente por lo segundo. La intención es que quien iba a vender dólares (o a conseguirlos por una exportación) espere que su precio suba; y, quien los necesita para importar, se apure por comprarlos antes de que se devalúe. Ambas, la baja de la oferta y el aumento de la demanda, terminan empujando a la devaluación que podría no haber sucedido. Es decir, Macri quería que la devaluación la hiciera el gobierno saliente. Si esto no funciona, por lo menos que se pierdan muchas reservas para que, ayuda mediática mediante, se asegure, una vez en el gobierno, que se instale la idea de un Banco Central vaciado, y no quede otra que devaluar y endeudarse. Es necesario recordar que para que nos presten habrá que regresar al FMI y pagar a los buitres, y ¿con qué pagaremos a los buitres?: con más deuda.
En estos días vimos, como anunciaron sus propios voceros, el “contenido” del cambio: liberación del mercado de granos (quita de retenciones) y del mercado de divisas (fin de las restricciones a la compra de dólares y a la intervención del BCRA). La consecuencia conocida por todos es la devaluación y, la de esta, la inflación (algunos calculan para 2016 un piso de inflación del 40 por ciento). Las medidas se complementan con el no pago de Ganancia para el aguinaldo hasta salarios brutos de 30 mil pesos. Tanto la quita de retenciones como las modificaciones en Ganancias implican una reducción en la recaudación estatal que será compensada y superada (si se quiere reducir el déficit fiscal) con la quita de los subsidios a los servicios públicos (gas, luz, agua, transporte), lo que implicará una suba muy fuerte de las tarifas.
Lo que sigue, se ha dicho y escrito, varias veces en estas páginas. De ahora en adelante el tipo de cambio lo fijará el “mercado”, es decir, las cinco grandes exportadoras a conveniencia de su actividad. Los salarios reales (poder adquisitivo) de los trabajadores y de los jubilados, caerán en la medida en que los afecte la suba de las tarifas de los servicios públicos (gracias a la quita de subsidios) y la inflación, a la que deberá restarse la suba que puedan obtener los salarios mediante las paritarias y las jubilaciones por su actualización. Solo un 5 por ciento de los trabajadores, se verán beneficiados por las modificaciones en el Impuesto a las Ganancias pudiendo compensar la caída del poder adquisitivo pagando menos impuestos. Recién cuando la caída de los ingresos de la población provoquen un menor consumo y la liberalización y la desregulación lleguen al mercado de bienes (apertura económica para las importaciones) se empezarán a afectar los puestos de trabajo.
Pero no todos pierden. Los grandes exportadores, los que fugaron dólares, los grandes grupos económicos locales y los bancos verán acrecentar, de la noche a la mañana, su riqueza por el sólo hecho de poseer divisas y sus futuros ingresos por su posición dominante en el mercado. No está demás aclarar que esta “riqueza” no es fruto del trabajo de ellos sino como se menciona en el párrafo anterior, fruto del trabajo de quienes en los próximos tiempos estarán mucho peor. Lo que “unos” ganan por la suba de precios será lo que los “otros” pierdan por la caída de sus salarios. He aquí el contenido del “cambio”.
El desembarco neoliberal no atañe solo al gobierno sino a otros actores sociales que vislumbran un “clima de época” propicio para consolidar sus posiciones dominantes. En estos casos la incursión es menos visible, más sutil, a cuenta gotas pero con efectos tan perversos como los de las políticas públicas de la vieja/nueva derecha local. Hace veintidós años Oscar y Alicia son dueños de un puesto de diarios en el sur del gran Buenos Aires. Días atrás Oscar, con la voz llena de bronca, me dijo que sabía que el ajuste iba a empezar por ellos. Al igual que sucedió con la Ley de Servicios de comunicación audiovisual tanto La Nación como Clarín pidieron la nulidad de todo el marco normativo (decreto presidencial N1963/09 y Resolución del ministerio de trabajo N935/10) que regula y protege la actividad, desconociendo el carácter laboral y tratando a los canillitas como “comerciantes” y “cuentapropistas”, según consta en la presentación que realizarán ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo contencioso administrativo Federal N2.
Dicha presentación es el “mascarón de proa” de un desembarco mucho mayor: lograr, desregulación mediante, la posibilidad de realizar la distribución directa de diarios y revistas que, en la parada de Oscar y Alicia, implicaría una reducción del 80 por ciento del volumen de su ingresos, o sea, su desaparición. A ninguno de los dos les hizo falta citar a Friedman o a Hayek, para afirmar que las consecuencias del neoliberalismo son el aumento de la concentración económica, del desempleo y la desigualdad.
En definitiva de esto se trata cuando Macri dice que él será “el que corte el césped del campo de juego, para que los argentinos jueguen” o que “quiere formar un equipo con los mejores técnicos y no los funcionarios militantes del gobierno kirchnerista”. Una economía sin política y una política sin historia es el mundo imaginario desde donde los “técnicos neutrales y apolíticos” del neoliberalismo diseñan e implementan las “inevitables” medidas económicas que pondrán orden al descalabro populista. El individualismo, la competencia y la meritocracia harán el resto.
* Docente UNLZ FCS. Colectivo Educativo Manuel Ugarte
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